Colón, Trump y el duelo por la historia: entre el orgullo y la negación

Mientras la Casa Blanca vuelve a poner a Colón en el centro del debate nacional, las comunidades indígenas luchan por preservar una memoria veraz sobre los orígenes de Estados Unidos

La figura de Cristóbal Colón siempre ha sido motivo de controversia en Estados Unidos. Pero en los últimos años, el debate sobre si debe celebrarse su legado o reemplazarse su día con el Día de los Pueblos Indígenas ha cobrado más fuerza que nunca. Más allá de los monumentos derribados o las proclamaciones presidenciales, este debate revela una lucha cultural profunda sobre la identidad nacional y la forma en que los estadounidenses entienden su historia.

Columbus Day: un símbolo entre el nacionalismo y la reivindicación étnica

La celebración del Día de Colón comenzó oficialmente en la década de 1890 tras el linchamiento de varios italianos en Nueva Orleans. El entonces presidente Benjamin Harrison declaró un día festivo con el objetivo de calmar las tensiones antiinmigrantes y ganar simpatías políticas entre los ítalo-estadounidenses. Desde entonces, se convirtió en una fecha clave para honrar su herencia cultural.

Para muchos descendientes de inmigrantes italianos, Colón representa más que un explorador: es un símbolo de ascenso y pertenencia en una nación fundada por inmigrantes. Tal como afirmó el historiador Philip Deloria, de la Universidad de Harvard y miembro de la Nación Dakota: “Colón forma parte tanto de una narrativa étnica como de la identidad nacional estadounidense. Negarlo es tocar una fibra muy sensible para ciertos sectores.”

El ascenso del Día de los Pueblos Indígenas

En el otro extremo del espectro está el Día de los Pueblos Indígenas, una conmemoración que tiene sus raíces en los movimientos de derechos civiles de las décadas de 1970 y 1980. Aunque fue en 1992 en Berkeley, California, cuando se celebró oficialmente por primera vez, su difusión nacional no tomó fuerza sino hasta la última década.

Durante la administración de Joe Biden, se emitió una proclamación presidencial en 2021 que reconocía dicho día de manera oficial —aunque sin establecerlo como feriado federal— con palabras como: “Celebramos las invaluables contribuciones y la resiliencia de los pueblos indígenas”. Esta acción fue vista por muchos como un avance en la reparación histórica, aunque simbólica.

Trump y su cruzada contra el ‘borrado histórico’

Este año, el expresidente Donald Trump volvió al ruedo del debate cultural con una declaración incendiaria: “Columbus Day volverá de las cenizas”. En su plataforma Truth Social, apuntó contra los demócratas acusándolos de “destruir la reputación de Colón” y de menospreciar a la comunidad italiana.

Sus palabras no sorprendieron a quienes siguen su trayectoria. En 2020, durante su presidencia, autorizó $30,000 para la restauración de una estatua de Colón en Baltimore que había sido derribada por manifestantes. En ese mismo año, lanzó una propuesta política titulada “Poniendo a los Primeros Pueblos de América Primero — ¡Olvidados Nunca!”, un intento de apaciguar las críticas sin perder apoyo conservador.

Indígenas: entre la reivindicación y la frustración

Para líderes indígenas como Jonathan Nez, expresidente de la Nación Navajo, las declaraciones de Trump significan un retroceso simbólico: “Este tipo de acciones nos lleva de vuelta a épocas cuando los pueblos indígenas no éramos vistos como seres humanos”.

El senador estatal Shane Morigeau, de Montana y miembro de las Tribus Confederadas de Salish y Kootenai, lo expresó así: “No se trata de borrar a Colón de los libros de historia, sino de enseñar con honestidad los hechos históricos. Es parte de la evolución de un país que dice defender la verdad.”

Una historia que no se puede desaprender

El movimiento por los derechos de los pueblos indígenas no depende de un presidente particular. Así lo explicó Bryan Newland, ex subsecretario del Departamento del Interior bajo la administración de Biden: “Esto es trabajo generacional. Una vez que uno aprende el impacto real de Colón sobre nuestros pueblos, no se puede desaprender.”

El contexto histórico de Colón y sus consecuencias

¿Cuál es el debate de fondo? Considerar a Colón como un explorador valiente que abrió paso al mundo moderno o como el responsable directo (o indirecto) de una era de conquista, esclavitud y genocidio. Historiadores modernos han documentado que las expediciones de Colón desencadenaron uno de los episodios más sangrientos para las poblaciones indígenas del hemisferio occidental.

Según estimaciones del antropólogo David Stannard, cerca de 90% de la población indígena del continente desapareció en el primer siglo tras el arribo de los europeos. Aunque Colón por sí mismo no fue el ejecutor de estas muertes masivas, su llegada marcó el inicio de una cadena de eventos que alteró para siempre la demografía y cultura del continente.

La batalla por las estatuas: memoria viva o símbolo de opresión

En la última década, decenas de monumentos dedicados a Colón han sido objeto de protestas, percibiéndose como símbolos de opresión. En Filadelfia, 2020, una estatua en el Marconi Plaza fue protegida tras semanas de tensión, mientras grupos pro italianos y activistas indígenas chocaban sobre su significado.

Y no es un caso aislado: en más de 40 ciudades estadounidenses, se han retirado plazas, nombres de calles o bustos dedicados al navegante genovés.

¿Colón o los Pueblos Indígenas? Una falsa disyuntiva

Para muchos analistas, el problema no radica en escoger entre uno u otro, sino en comprender que la historia de Estados Unidos es compleja y plural. Como lo dijo recientemente un editorial de The Washington Post: “La madurez histórica no significa borrar lo incómodo, sino integrarlo con honestidad.”

Establecer un día para reconocer las culturas indígenas no borra los logros científicos o de navegación de Colón. Pero tampoco puede pasar por alto la violencia y opresión con la que llegaron estas expediciones.

El futuro de la memoria histórica en EE.UU.

En un país donde la cultura política está cada vez más polarizada, el debate sobre Colón e indígenas se ha convertido en un espejo de otras tensiones: raza, historia, justicia, e identidad nacional. Quizás, como recalca Newland, “la lucha por el reconocimiento indígena nunca fue sobre una fecha en el calendario, sino sobre humanidad, respeto y verdad.”

Y en esa búsqueda, el nombre Colón seguirá ocupando titulares, estatuas y debates. Pero también habrá nuevas generaciones de indígenas, académicos y ciudadanos comprometidos que seguirán recordando que la historia de América no comenzó en 1492, sino mucho más atrás, con pueblos que todavía están aquí y que merecen ser escuchados.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press