Harry y el ocaso real: una pugna de familia, seguridad y legado

El príncipe Harry rompe el silencio con una entrevista cargada de emociones, mientras la grieta con la familia real británica se profundiza tras perder la apelación para recuperar su seguridad oficial.

Una grieta que no sana

El príncipe Harry ha vuelto a los titulares, pero no por motivos de gala o celebración, sino por una entrevista en la que reabre heridas que jamás lograron cicatrizar del todo. El duque de Sussex, de 40 años, concedió una extensa conversación en la BBC tras perder una batalla legal en el Reino Unido donde buscaba recuperar su derecho a una escolta oficial financiada por el Estado británico durante sus estadías en el país.

Lejos de limitarse a detalles legales, Harry ofreció declaraciones crudas, críticas y profundamente personales que revelan cómo el conflicto con su familia, especialmente con su padre, el rey Carlos III, va mucho más allá de lo institucional: es un drama familiar con ribetes de tragedia moderna.

Una batalla por seguridad

El detonante más reciente: la decisión del gobierno británico —avalada por un comité en el que participan también representantes de la familia real— de no otorgar protección policial al príncipe cuando visita Reino Unido. Esto, a pesar de ser aún figura pública y de haber sido clasificado anteriormente en el más alto nivel de riesgo dentro de la monarquía.

“Esto, en el fondo, es una disputa familiar”, dijo Harry, visiblemente molesto. Y es que para él, el conflicto de seguridad no es solo técnico o burocrático: es el símbolo de un rechazo mayor. Alega que su padre se niega a hablarle debido a este asunto y que el comité de seguridad ha actuado con malicia, retirándole la protección sabiendo que eso lo pondría en una situación extremadamente vulnerable.

Del ejército al exilio: un príncipe perseguido

El príncipe Harry no es un ciudadano cualquiera. Pasó 10 años en el ejército británico, sirviendo dos veces en Afganistán, y su perfil ha sido citado como objetivo por organizaciones extremistas como al-Qaeda. Según documentos judiciales presentados por su abogado, esta organización llegó a publicar que su asesinato sería “un regalo para los musulmanes”, generando preocupación a nivel de inteligencia internacional.

Antes del llamado "Megxit", Harry gozaba de protección al nivel de su abuela, la reina Isabel II. Pero desde que él y Meghan Markle se retiraron como miembros activos de la realeza en 2020, perdió esa prerrogativa. Aún más controvertido: se le negó también la posibilidad de pagar con sus propios recursos por escoltas oficiales, algo que ha calificado como “irracional, injusto y peligroso”.

Una familia disfuncional en cadena nacional

Las grietas dentro de la familia Windsor no son nuevas, pero han alcanzado niveles inéditos de exposición desde la publicación en 2023 de Spare, el libro de memorias del príncipe. Allí, Harry reveló detalles íntimos y humillantes sobre su infancia, sus adicciones y las fricciones constantes con su hermano William.

Ahora vuelve a apuntar al rey Carlos III, sugiriendo que su padre tiene parte de responsabilidad directa en los padecimientos que está viviendo. "Le pedí que dejara a los expertos hacer su trabajo", dijo Harry, lanzando un mensaje claro: su padre no solo no lo ha ayudado, sino que, en su opinión, ha activamente contribuido al problema.

Un padre enfermo, un hijo lejano

Todo esto ocurre en un contexto aún más tenso: el diagnóstico de cáncer del rey Carlos III. Aunque el Palacio de Buckingham no ha especificado el tipo de cáncer ni el pronóstico, la enfermedad ha obligado al monarca a reducir drásticamente su agenda, creando incertidumbre sobre el futuro de la institución.

Harry reconoció en la entrevista que ha visto a su padre “solo una vez, brevemente” desde el diagnóstico. Y dejó entrever la posibilidad de que esa pueda ser la última reunión. "No sé cuánto tiempo le queda a mi padre", expresó el príncipe con una mezcla de frustración y melancolía.

Nostalgia por una patria que ya no siente suya

Ahora residente en California con Meghan y sus hijos Archie y Lilibet, Harry dice sentirse incapaz de regresar al Reino Unido con su familia. “Es triste que no pueda mostrarle a mis hijos la tierra donde nací”, lamentó.

Pero la decisión no es sólo emocional. Harry asegura que las amenazas en redes sociales y el acoso mediático tornan riesgoso cualquier regreso, incluso por períodos breves. La comparación con el trágico destino de su madre, la princesa Diana, es inevitable: “Algunas personas quieren que la historia se repita” —dijo, en un claro guiño a aquel accidente fatal en París de 1997, cuando Diana huía de los paparazzi.

¿La reconciliación es posible?

A pesar de las acusaciones, Harry también hizo un llamado a la reconciliación. Dijo estar dispuesto a perdonar tanto a su familia como a los medios británicos. “Ya no tiene sentido seguir luchando”, indicó con tono resignado. ¿Es este el comienzo de una tregua, o simplemente una táctica para quitarse presión mediática?

El historiador Anthony Seldon lo interpretó como un punto de inflexión. “Desde este discurso no habrá vuelta atrás. No más libros vengativos”, comentó a Sky News. La intención está, pero las heridas, como tantas veces en la historia de las casas reales, pueden permanecer abiertas durante generaciones.

El eco de una monarquía en redefinición

Este episodio vuelve a abrir el debate sobre el papel moderno de las monarquías en sociedades democráticas. ¿Debe un miembro no activo de la realeza contar con los mismos privilegios de seguridad? ¿Se puede considerar al príncipe Harry simplemente como un ciudadano más cuando su existencia misma es símbolo e institución?

Los contribuyentes británicos, por su parte, están divididos. Una encuesta de YouGov de abril de 2023 indicó que el 60% de los británicos no simpatiza con Harry desde la publicación de Spare, mientras que solo un 12% considera que debería recuperar su escolta oficial financiada por el Estado.

Un legado complicado

El príncipe Harry vive hoy en una encrucijada histórica. Entre su pasado militar, el abandono de sus deberes reales, su matrimonio con Meghan y sus exacerbados desencuentros con la prensa, su figura se ha transformado en un testimonio vivo de la complejidad de ser parte de una institución que juega entre lo histórico y lo mediático.

Ya no basta el linaje ni el título. En la era de la conectividad y la transparencia, cada gesto tiene eco global. Y en ese mundo, Harry parece gritarle a la historia que, aunque sangre azul corra por sus venas, su vida también está atravesada por miedos, dolores, abandonos y anhelos de reconciliación que bien podrían pertenecer a cualquier ser humano.

¿Podrá ese anhelo transformarse en realidad algún día? Como siempre ocurre con los cuentos reales, solo el tiempo y la voluntad de sus protagonistas tendrán la respuesta.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press