Chandler Simpson: el rayo de Tampa Bay que revoluciona las Grandes Ligas con su velocidad
Con 31.1 pies por segundo, el novato de los Rays desafía la lógica del béisbol moderno con velocidad, instinto y una historia imparable desde las bases
El nuevo trueno de las Grandes Ligas
Chandler Simpson tiene apenas 24 años, pero en ese corto tiempo ha logrado lo que muchos peloteros solo rozan en sueños: cambiar la narrativa de un partido entero con sus piernas. No se trata simplemente de un corredor veloz. Simpson es un fenómeno que ha traído de vuelta la emoción del robo de base y los rallies construidos con pura astucia y atletismo.
El pasado domingo, en la victoria 7-5 de los Tampa Bay Rays frente a los poderosos New York Yankees, Simpson no solo fue una chispa: fue dinamita pura. En una jugada sacada de otro tiempo, el novato anotó desde la segunda base en un rodado al campo corto. Esto no es una errata. Batió cualquier expectativa con sus 31.1 pies por segundo de velocidad, superando con creces los ya impresionantes 30 que señala MLB Statcast como velocidad élite.
La jugada que lo puso en el radar
Era la cuarta entrada y los Rays ya dominaban 4-0. Yandy Díaz conecta un rodado de dos botes a shortstop Oswald Peraza. Todo apunta a una jugada de rutina. Pero Simpson, que estaba en segunda, percibe el momento exacto en que Peraza, al rodar en la pradera interior, deja escapar brevemente la pelota. A pesar de las señales del coach de tercera pidiendo detenerse, Chandler ve una fracción de luz… y se lanza.
“Vi al campocorto en el suelo, vi la bola fuera de su guante, y encontré una rendija”, dijo Simpson después del partido. La imagen fue espectacular: una zambullida de cabeza hacia el plato, rozando la base con la punta de los dedos. Los Yankees miraban incrédulos. Los fans se levantaban extasiados. El béisbol tenía nuevo espectáculo.
Una velocidad que no se estudia
La velocidad promedio en jugadas competitivas de la MLB ronda los 27 pies por segundo. Cuando un jugador llega a los 30, ya se le considera élite. Simpson alcanzó 31.1. “Es como si en su primer paso ya estuviera a máxima velocidad”, dijo su manager Kevin Cash.
Incluso Aaron Judge, referente absoluto de los Yankees, quedó impresionado: “Puede cambiar un partido con una sola jugada”. Así de dominante se está volviendo uno de los debutantes más explosivos del 2025.
De Georgia al diamante de las estrellas
Simpson es originario de Georgia. Jugó en la St. Pius X Catholic High School de Atlanta, donde curiosamente nunca practicó atletismo debido a la coincidencia de temporadas con el béisbol. Pero su talento ya se vislumbraba desde joven. Sus compañeros y vecinos decían: “Ese chico es un misil”.
Pasó por UAB (University of Alabama at Birmingham) y luego por Georgia Tech en 2022. Lo seleccionaron en el puesto 70 del Draft Amateur de MLB 2022 y firmó con los Tampa Bay Rays tras un bono jugoso de 747,500 dólares.
Números que aceleran el corazón
Lo de Simpson no es moda pasajera. En 2023, robó 94 bases entre liga rookie y Clase A. En 2024, subió la apuesta con 104 robos entre High-A y Doble-A. En apenas 17 juegos este año en Triple-A Durham, robó 8 bases y mantuvo un promedio ofensivo de .301. Ahora en MLB, con solo 14 juegos disputados, lleva 6 bases robadas, batea .296 con 54 turnos al bate y ya suma 4 carreras impulsadas.
“Está viendo el mejor pitcheo de su vida y no solo se mantiene: ya marca la diferencia”, destacó el mánager Kevin Cash.
La revolución silenciosa: el nuevo metraje de las bases
Simpson aterrizó en Grandes Ligas justo cuando se implementó uno de los cambios más sutiles y subestimados por el aficionado casual: el aumento del tamaño de las bases de 15 a 18 pulgadas. Esto reduce las distancias entre bases en 4.5 pulgadas: medio paso menos para los velocistas como él. “Me encantó ese cambio. Ha jugado un papel clave en mi éxito”, explicó Simpson.
Estos factores, combinados con el nuevo enfoque ofensivo de los Rays, crean el ambiente ideal para que esta máquina de velocidad empiece a redefinir el valor de un hit dentro del cuadro, o una base por bolas convertida en doble o triple en dos movimientos.
Un instinto que no se enseña
Más allá de los tiempos, sensores y estadísticas, Chandler Simpson domina el arte de leer el diamante. En la jugada contra Peraza, desobedeció instrucciones básicas y fue guiado por el olfato que suele caracterizar a los grandes. Hay una frase que se escucha con frecuencia cuando llega a primera base: “¿Vas por segunda o por tercera en este turno?” La respuesta es críptica pero contundente: “No voy a decirte eso”.
Sus reflejos son similares al de un atleta olímpico. Simpson asegura que cubre desde el home hasta primera base en entre 3.3 y 3.4 segundos. Para que se entienda lo salvaje: en los 100 metros planos, Usain Bolt cruzó el 30% de la distancia en ese tiempo.
Un mentor mayor: Taj Bradley
Desde la infancia, ha mantenido una relación cercana con otro talento emergente de los Rays, el lanzador Taj Bradley. Se conocen desde que eran niños en las ligas menores de Georgia. Aunque sus roles son completamente distintos, se han apoyado mutuamente en este proceso de aclimatarse al máximo nivel.
“Yo le digo en broma que puedo ganarle en una carrera”, comentó Bradley. A lo que Simpson respondió entre risas: “Esa sí que me la quedo yo”.
¿Estamos ante un nuevo Rickey Henderson?
Es inevitable preguntarse si el béisbol está presenciando el surgimiento de una figura histórica. Rickey Henderson, líder eterno en bases robadas con 1,406 (nadie ha estado cerca de él), cambió el juego con su amenaza constante desde las almohadillas. Chandler aún está iniciando, pero su perfil, instintos y ética de trabajo remiten a los grandes.
Según Statcast, solo 12 jugadores en toda la MLB 2024 tienen una velocidad superior a 30 pies por segundo. Ninguno de ellos tiene el impacto inmediato que ya se empieza a notar en Tampa Bay. En partidos cerrados, un pase extra de segunda a home como el del domingo es el tipo de ventaja que puede significar un anillo en octubre.
Tampa Bay: el ecosistema perfecto
Los Rays han desarrollado una organización que maximiza talentos poco convencionales y los transforma en armas letales. Con Simpson, parece que han identificado la pieza perfecta para su puzzle estratégico. El equipo está teniendo una temporada sólida y ver a este rayo en acción no solo augura más victorias, sino también una nueva era en la percepción del béisbol “rápido”.
En un deporte donde el protagonismo muchas veces recae en jonroneros o pitchers con látigos inclementes, Simpson representa un regreso poético a las raíces más tácticas y corporales del béisbol. Es un espectáculo ver cómo corre, cómo estudia al lanzador, cómo cada movimiento suyo levanta al estadio.
El futuro es ahora
Con solo 14 partidos en las Mayores, Simpson ya ha generado titulares, cambiado partidos y emocionado incluso a los veteranos rivales. No sabemos con exactitud hasta dónde llegará, pero lo seguro es que estamos ante un jugador único, instintivo y emocionante.
Y en cada jugada, mientras deja nubes de polvo a su paso, Chandler Simpson nos recuerda una verdad olvidada: el béisbol también se gana con las piernas.