El auge imparable del fútbol femenino en Norteamérica
Con nuevas ligas, salarios competitivos y una creciente base de fanáticos, el fútbol profesional femenino vive su mayor expansión histórica en Estados Unidos, Canadá y México
En la última década, el fútbol femenino ha experimentado un crecimiento sin precedentes en Norteamérica. Lo que comenzó con la National Women’s Soccer League (NWSL) como único bastión del profesionalismo en Estados Unidos, hoy se ha convertido en un ecosistema complejo donde múltiples ligas coexisten, se retroalimentan y compiten sanamente, todo en beneficio del desarrollo del fútbol femenino y de sus jugadoras.
Una nueva era para el fútbol femenino profesional
La creación y expansión de ligas femeninas en Canadá, Estados Unidos y México responde a una realidad: el boom del fútbol femenino no es una moda pasajera, sino una tendencia consolidada. La NWSL, fundada en 2013 tras dos intentos fallidos de ligas profesionales femeninas en EE.UU., abrió camino. Hoy cuenta con 16 equipos para la temporada 2025, con nuevos ingresos como Denver y Boston. Además, algunos clubes como Angel City FC ya están valorados en 250 millones de dólares.
Además de aumentar su valor como producto, la NWSL ha logrado importantes acuerdos comerciales con marcas como Nike, AT&T, Ally Bank y Elf Cosmetics, consolidándose como la principal liga femenina del continente.
USL Super League: una alternativa en crecimiento
Mientras la NWSL ya es una institución consolidada, la USL Super League ha irrumpido con fuerza para convertirse en una liga de primer nivel. En su temporada inaugural, la liga cuenta con ocho equipos, y se espera que un noveno se sume el próximo año. A diferencia del calendario tradicional estadounidense, la USL Super League sigue un formato de otoño-primavera, alineándose con las grandes ligas europeas.
Aunque aún no goza del mismo nivel de visibilidad o asistencia que la NWSL, su impacto ya es palpable. Por ejemplo, Gotham FC, club de la NWSL, ha disputado partidos amistosos contra equipos de esta nueva liga, y el Washington Spirit ha cedido jugadoras en calidad de préstamo al Dallas Trinity, también de la USL Super League.
“Creo que esto es lo que representa el progreso”, dijo Amanda Vandervort, presidenta de la USL Super League. “A más opciones para jugadoras, inversionistas y aficionados, mejor para todos”.
WPSL Pro y División II: la base también se profesionaliza
Otro punto clave para el crecimiento estructural del fútbol femenino es la creación de ligas de segunda división. En 2025, dos nuevas ligas están por iniciar operaciones en Estados Unidos: WPSL Pro y una nueva división II afiliada a la NWSL. Esta última aún está en proceso de sanctioning por parte de la U.S. Soccer Federation.
El proyecto busca vincular a seis clubes que actuarían como filiales o asociados a clubes de la NWSL. Algunos exaspirantes a procesos de expansión de la primera división, como el Cleveland Soccer Group, han optado por unirse a esta división para desarrollar talento, en lugar de quedarse fuera del circuito profesional.
La WPSL Pro incluirá equipos en ciudades como Atlanta, Dallas, Oklahoma City, Sioux Falls y la Bahía de San Francisco. La meta: formar un puente entre el fútbol amateur y profesional, brindando oportunidades a aquellas jugadoras que hoy, por falta de infraestructura, quedan fuera del radar.
Northern Super League: Canadá se sube al tren
Uno de los eventos más esperados del 2024 fue el lanzamiento oficial de la Northern Super League (NSL), la primera liga profesional femenina en Canadá. Con seis equipos en su temporada inaugural —entre ellos el Vancouver Rise y el Montreal Roses— la liga ya comienza a generar impacto.
La fundadora y exestrella de la selección nacional, Diana Matheson, hizo realidad un proyecto que hoy cuenta con jugadoras destacadas como Quinn, medallista de oro en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. El primer gol de la historia del torneo lo convirtió esta jugadora en un partido que atrajo a más de 14,000 espectadores al BC Place de Vancouver.
“Estamos compitiendo globalmente, pero en nuestra región tenemos la oportunidad de construir el mejor ecosistema para el fútbol femenino”, expresó Matheson. Con salarios mínimos de $50,000 anuales y patrocinadores como Coca-Cola, Toyota y DoorDash, la NSL se está posicionando rápidamente como una pieza clave en el mapa futbolístico continental.
Liga MX Femenil: modelo de sostenibilidad y expansión
Desde su creación en 2017, la Liga MX Femenil ha sido ejemplo de cómo integrar el fútbol femenino dentro de estructuras ya existentes. Los 18 equipos que componen la liga están afiliados a sus respectivos equipos varoniles, lo que ha permitido aprovechar recursos e infraestructura para consolidar la competencia.
La liga ha logrado contratar a figuras mundiales como Jenni Hermoso (campeona del mundo con España) y Amandine Henry (Francia), algo impensable hace apenas cinco años. Además, ha atraído a patrocinadores de peso como Amazon y Nike.
La presidenta de la liga, Mariana Gutiérrez, afirmó: “Ahora somos parte de la conversación, y eso nos permite cambiar narrativas. El fútbol femenino ya está aquí y sigue creciendo”.
¿Competencia o colaboración?
Pese al surgimiento de nuevas ligas, tanto en la cima como en los peldaños inferiores, las distintas autoridades del fútbol femenino coinciden en un factor clave: hay espacio para todos.
La comisionada de la NWSL, Jessica Berman, señaló: “Muchas jugadoras que no fueron contratadas por la NWSL ahora tienen la oportunidad de continuar sus carreras en otras ligas. Algunas incluso pueden volver más adelante a nuestro campeonato”.
En el mismo tono, Vandervort destacó: “Aún con estas nuevas ligas, no tenemos suficientes oportunidades para mujeres en el fútbol profesional. Necesitamos más, no menos”.
Esto denota una filosofía de ecosistema colaborativo, donde las distintas ligas se ven como complementarias más que como competidoras. En lugar de fragmentar la atención o los recursos, se están sumando esfuerzos para profesionalizar aún más el deporte.
Desafíos por delante
A pesar del entusiasmo, el crecimiento no está exento de retos. Entre ellos se encuentran:
- El financiamiento sostenible de nuevas franquicias.
- El desarrollo de infraestructura adecuada en ciudades pequeñas o medianas.
- El manejo de los derechos de televisión y la cobertura mediática.
- La profesionalización de cuerpos técnicos y administrativos.
Además, existe el desafío de educar a audiencias nuevas, construir lealtad de marca con los equipos femeninos y generar una cultura de consumo que beneficie al fútbol femenino como industria.
Un futuro en expansión
Para los próximos años, entre la NWSL, Liga MX Femenil, USL Super League, Northern Super League, WPSL Pro y la NWSL Division II, Norteamérica podría tener más de 50 equipos profesionales femeninos en actividad. Sin contar divisiones amateurs organizadas por federaciones estatales y locales.
Las cifras ya son prometedoras: más de 20 países representados, acuerdos comerciales robustos, salarios competitivos y estadios repletos durante partidos clave. El fútbol femenino ha dejado de ser una promesa futura para convertirse en una realidad presente, vibrante y en plena expansión.
Y todo indica que lo mejor apenas comienza.