El derrumbe de la coalición en Rumania: una batalla perdida en el tablero del poder europeo

La renuncia del primer ministro Marcel Ciolacu marca un punto de inflexión en la política rumana, tras el ascenso de la extrema derecha y el descontento popular con los partidos tradicionales

Por años, Rumania ha navegado aguas políticas turbulentas dentro de la Unión Europea, pero los recientes acontecimientos han generado un auténtico terremoto electoral que podría reconfigurar el poder en Bucarest y más allá. Con la renuncia del primer ministro Marcel Ciolacu, la fallida estrategia de la coalición de gobierno quedó en evidencia, mientras el ascenso de figuras nacionalistas como George Simion refleja una nueva ola política en el continente.

El fracaso de la apuesta de unidad

La coalición gobernante en Rumania, formada en diciembre anterior tras la anulación de las últimas elecciones presidenciales, reunió a fuerzas tan dispares como el Partido Socialdemócrata (PSD), el Partido Nacional Liberal (PNL), la minoría húngara del UDMR y representantes de minorías nacionales. Su objetivo era claro: asegurar estabilidad y derrotar a los populismos emergentes.

Sin embargo, la falta de cohesión interna y una pobre campaña electoral pasaron factura. El candidato común, Crin Antonescu, quedó fuera del balotaje presidencial del nuevo proceso electoral, ocupando el tercer lugar con apenas un margen estrecho sobre el alcalde de Bucarest, Nicușor Dan, y a una enorme distancia del ultranacionalista George Simion, quien dominó la primera vuelta.

Marcel Ciolacu y su renuncia anticipada

Ciolacu, líder del PSD y figura prominente de la política rumana, reconoció el fracaso de la estrategia de la coalición y anunció su dimisión inmediatamente después de confirmarse los resultados.

“En lugar de esperar que el futuro presidente me destituya, prefiero dimitir por iniciativa propia”, aseguró Ciolacu tras una reunión con la cúpula de su partido.

Es importante destacar que esta no es la primera vez que Ciolacu fracasa electoralmente: en las presidenciales anuladas del año pasado también terminó en la tercera posición.

Simion, el MAGA rumano

La figura de George Simion, líder del partido nacionalista AUR (Alianza para la Unión de los Rumanos), ha crecido con fuerza en los últimos años apelando a un discurso anti-establishment, nacionalista y abiertamente euroescéptico.

Comparado en medios internacionales con figuras como Donald Trump o Viktor Orbán, Simion ha sabido capitalizar el hartazgo de una parte importante de la población rumana que percibe a Bruselas como una fuente de imposiciones foráneas y a los partidos tradicionales como actores corrompidos y desconectados del pueblo.

Su primer puesto en las elecciones no sólo lo perfila como favorito para convertirse en el próximo presidente del país, sino como un símbolo del giro hacia la derecha que se empieza a ver en el este de Europa.

Una repetición electoral marcada por la desconfianza

La necesidad de repetir las elecciones presidenciales se originó tras un escándalo que estremeció a la democracia rumana: el Tribunal Constitucional del país anuló los comicios del año anterior tras alegaciones de fraude electoral y una posible interferencia rusa. Moscú, como era de esperarse, negó cualquier injerencia.

Este hecho aumentó la desconfianza ciudadana en las instituciones y avivó aún más el discurso patriótico de los partidos radicales. Para muchos ciudadanos, el sistema político parecía atrapado entre la corrupción interna y las tensiones geopolíticas externas.

¿Un país rumbo al bloqueo institucional?

Tras la inesperada configuración para la segunda vuelta —donde se enfrentarán George Simion y Nicusor Dan, identificado como reformista y pro-europeo—, Rumania se asoma a un escenario de colisión política.

Nicusor Dan, arquitecto de formación y activista anticorrupción, representa la otra cara del nuevo electorado: jóvenes urbanos, clases medias y sectores académicos. En cambio, Simion domina el voto rural, las zonas más empobrecidas y aquellos que desconfían de los tecnócratas y la élite educada.

El contraste entre ambos candidatos es tan marcado que muchos ya anticipan un ambiente institucional volátil, especialmente si Simion conquista la presidencia mientras el Parlamento queda en manos de partidos tradicionales debilitados.

Un reflejo del clima europeo

Lo que sucede en Rumania es más que un simple cambio de gobierno. Es una señal de alarma para el resto de Europa. En países como Hungría, Eslovaquia e incluso Francia, las fuerzas nacionalistas y euroescépticas ya han encontrado un terreno fértil.

Según un informe de Eurobarómetro, el apoyo a la Unión Europea ha disminuido en varios países del bloque desde 2019. En Rumania, el euroescepticismo ha crecido del 24% en 2020 al 37% en 2024.

Y aunque las causas son múltiples —corrupción, crisis migratorias, inflación—, el efecto político es claro: los partidos patrióticos, identitarios y conservadores están marcando el ritmo de las urnas.

La pregunta geopolítica: ¿y ahora qué?

Rumania, como miembro de la OTAN y la UE, ha sido uno de los aliados clave en el flanco oriental, especialmente tras la invasión rusa a Ucrania. Un viraje político hacia postulados anti-Bruselas podría alterar el equilibrio regional.

¿Mantendría un presidente como Simion el alineamiento con Occidente? ¿Cómo reaccionarán Washington y Bruselas ante la posible consolidación de un liderazgo nacionalista?

Aún no hay respuestas, pero las preguntas ganan peso a medida que se acerca la segunda vuelta, que se prevé con una participación masiva para definir el rumbo de una nación de 19 millones de habitantes ubicada en el corazón del tablero geoestratégico europeo.

Un sistema político en ruinas

La renuncia de Ciolacu elimina la última capa de legitimidad con la que contaba la actual coalición de gobierno. Su discurso fue demoledor:

“Esta coalición ya no tiene credibilidad alguna después de ver el voto del pueblo rumano”, sentenció.

El presidente interino, Ilie Bolojan —una figura respetada por su gestión administrativa pero sin gran base electoral— deberá ahora designar un primer ministro temporal hasta la conclusión del proceso electoral. Una tarea nada sencilla en medio de fracturas políticas y sociales profundas.

¿Cambio histórico o paréntesis populista?

Rumania se encuentra ante una bifurcación en su historia democrática. La elección entre Nicusor Dan y George Simion no representa tan solo una disyuntiva ideológica, sino un dilema existencial: mirar hacia Europa o centrarse en una identidad nacional cerrada.

En medio de las celebraciones por el 80° aniversario del Día de la Victoria en Europa, y mientras líderes europeos rinden homenaje a la memoria común de unidad y paz, Rumania enfrenta una elección que podría reavivar los fantasmas del nacionalismo excluyente que el siglo XX dejó atrás con tanto dolor.

Lo que los rumanos decidirán en las urnas no solo impactará su futuro inmediato, sino que podría convertirse en un ejemplo más del giro radical que sacude Europa en la actualidad.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press