Ford, tarifas y un modelo de negocio en crisis: ¿hacia dónde se dirige la industria automotriz estadounidense?
La guerra comercial de Trump impacta de lleno a Ford, que pierde ingresos y abandona su orientación financiera anual mientras el mercado automotriz se tambalea por la incertidumbre económica.
Una sacudida en la industria automotriz estadounidense
En un contexto marcado por la inestabilidad internacional y el proteccionismo económico del gobierno estadounidense, Ford Motor Company enfrenta uno de sus momentos más turbulentos en la última década. La compañía ha anunciado una reducción importante en sus expectativas financieras para este año, principalmente debido a las tarifas arancelarias impuestas por la administración del expresidente Donald Trump. El impacto económico se estima en $1,5 mil millones de dólares solo en 2024.
Resultados financieros que encienden las alertas
Ford reveló que su ingreso neto cayó aproximadamente dos tercios en el primer trimestre, pasando de $1.33 mil millones en 2023 a solo $473 millones en el mismo periodo de 2024. El resultado corresponde a 12 centavos por acción, mientras que en el periodo anterior alcanzaba los 33 centavos por acción. A pesar de que los ingresos de $40.66 mil millones superaron las estimaciones de analistas, las acciones de la compañía cayeron más de un 2% en operaciones posteriores al cierre de mercado.
La caída de ingresos del 5% se entiende dentro de un clima tenso, donde el futuro de la industria depende de decisiones políticas con efectos inmediatos pero de consecuencias a largo plazo.
La amenaza de las tarifas arancelarias: más allá del proteccionismo
Las tarifas impuestas por el gobierno de Trump buscaban reforzar la industria estadounidense incentivando la producción local y penalizando las importaciones. Sin embargo, el efecto contrario ha sido evidente. Ford no solo ha tenido que asumir mayores costos de producción, sino que también ha enfrentado interrupciones en la cadena de suministro y aumento de precios en materiales clave.
El director de operaciones de Ford, Kumar Galhotra, advirtió que incluso una pequeña interrupción en componentes, como los materiales raros importados de China, podría desencadenar en serios desajustes productivos. “Basta una pequeña pieza para detener toda nuestra cadena de montaje”, aseguró.
La respuesta de Ford: producción nacional como ventaja competitiva
Pese al panorama desalentador, el CEO de Ford, Jim Farley, ha enfatizado que la fuerte presencia de fabricación doméstica coloca a la empresa en una mejor posición frente a competidores que dependen más de la producción internacional.
“Las automotrices con mayor presencia en EE.UU. tienen ventaja... y eso es absolutamente cierto para Ford”, afirmó Farley durante una llamada con inversores, presentándose como la gran apuesta ante un mercado impactado por regulaciones cambiantes.
No obstante, esta “ventaja” no ha impedido que la empresa retire su guía financiera anual, un movimiento notable en Wall Street, pues muestra hasta qué punto la incertidumbre ha calado incluso en los gigantes del sector.
Ford frente a sus competidores estadounidenses
General Motors anunció hace unas semanas que podría enfrentar un impacto de hasta $5 mil millones en 2025 debido a las tarifas futuras, una cifra mucho más elevada que la de Ford. ¿La diferencia? GM produce más en el extranjero. Por su parte, Tesla y Ford, con mayor ensamblaje nacional, parecen mejor acomodadas… aunque no inmunes.
El caso de Takata y las secuelas de una industria en transformación
La industria automotriz, además del impacto arancelario, sigue lidiando con las consecuencias de errores pasados. Un jurado en Miami acaba de conceder una indemnización de $3 millones a un hombre lesionado críticamente por un airbag defectuoso de Takata. Este episodio recuerda que los problemas estructurales (falta de controles de calidad, dependencia de proveedores inestables) siguen latentes.
Desde 2013, se han reportado al menos 28 muertes en EE.UU. y más de 400 heridos vinculados a airbags Takata, involucrando a marcas como Ford, Honda y otros gigantes del sector.
El drama ético y político en The Washington Post
En paralelo a la sacudida económica y tecnológica, la dimensión mediática también ha vivido un terremoto institucional. Ann Telnaes, caricaturista editorial por más de 17 años en The Washington Post, renunció a su puesto tras denunciar censura por parte de la redacción. La caricatura en cuestión criticaba abiertamente a Jeff Bezos, dueño del periódico, y otros ejecutivos que intentaban congraciarse con Donald Trump.
Telnaes ganó luego el Premio Pulitzer por Comentario Ilustrado, un acto que legitimó su protesta ético-profesional. “Por primera vez, mi editor evitó que hiciera mi trabajo de responsabilizar al poder”, escribió Telnaes, cimentando un debate sobre la independencia de la prensa frente al capital corporativo.
¿Un futuro impulsado por el mercado interno?
Donald Trump sigue apostando a un discurso de regeneración industrial vía proteccionismo. Recientemente firmó órdenes ejecutivas que flexibilizan parte de sus tarifas anteriores, lo que podría dar aire a empresas como Ford. Pero expertos advierten que los cambios de dirección constante desincentivan las inversiones y que la falta de claridad es el peor enemigo para una industria que necesita planificar con años de antelación.
Incluso si los aranceles son removidos gradualmente, Ford tendrá que reinventar su estrategia global, equilibrar costos, mejorar eficiencia y reconquistar al consumidor norteamericano en una era de vehículos eléctricos, inteligencia artificial en movilidad y competencia global sin tregua.
Los datos que no se pueden ignorar
- Ford perdió más de $850 millones de dólares en comparación al mismo trimestre de 2023.
- GM anticipa impactos por $5 mil millones en 2025 si las tarifas se mantienen o agravan.
- Desde 2013, los airbags defectuosos de Takata han provocado más de 400 heridos en EE.UU. y al menos 36 muertes a nivel mundial.
- Aproximadamente el 70% del volumen de producción de Tesla y Ford estadounidense es local, frente al 50% de GM.
El desafío: reconstruir confianza y solidez
La industria automotriz estadounidense está en una encrucijada histórica. Mientras que las decisiones políticas siguen dictando las reglas del juego a corto plazo, los gigantes como Ford deben reinventarse para mantener su relevancia en un mercado profundamente volátil y cada vez más globalizado. La lección parece clara: la resiliencia ya no basta sin claridad económica, ética empresarial y sentido estratégico a largo plazo.