Furia, emoción y remontada: La noche en que los Padres encendieron el Bronx
Fernando Tatis Jr. fue expulsado, Mike Shildt arrojó sus gafas y San Diego remontó para vencer a los Yankees en un electrizante juego con sabor a playoff
Una noche lluviosa encendió la chispa
En una jornada marcada por la lluvia y la controversia arbitral, los San Diego Padres lograron una de sus victorias más emocionantes de la temporada: remontaron un déficit de tres carreras en la octava entrada para vencer 4-3 a los New York Yankees y extendieron su racha ganadora a seis juegos. Pero más allá del resultado, lo que convirtió la noche del 5 de mayo de 2025 en una de las más comentadas del béisbol tuvo un protagonista inesperado: el mánager Mike Shildt.
La chispa encendida por Tatis y Shildt
Todo comenzó con una jugada polémica: Fernando Tatis Jr., estrella de los Padres, fue expulsado por el árbitro de home Adrian Johnson luego de discutir una dudosa llamada de strike.
“Ah, ¿qué dije? Se me olvidó”, bromeó Tatis tras el juego, agregando entre risas: “Estoy feliz de que los chicos se motivaron”.
La respuesta emocional de Shildt fue cinematográfica. Corrió al campo, lanzó su tarjeta de alineación, discutió violentamente y, como clímax, arrojó sus gafas al suelo con teatralidad.
“Mis gafas sobrevivieron. Me aseguré de que aterrizaran sobre el césped, no quería rayarlas porque me gustan mucho”, dijo el entrenador. Pero más allá del dramatismo, su reacción tuvo un impacto innegable en su equipo.
La remontada: Machado y Bogaerts, los héroes
El detonante anímico de la expulsión sirvió como catalizador. El relevista de los Yankees, Devin Williams, permitió que los Padres reactivaran su ofensiva. Manny Machado conectó un doble de dos carreras que redujo la desventaja a una. Luego, Xander Bogaerts impulsó dos más con un sencillo ante el confiable Luke Weaver, quien no había permitido carreras en 13 apariciones.
“Tatis me calentó, literalmente”, dijo entre risas Luis Arráez. “Amo a Mike Shildt. Apoya a sus jugadores, y cuando vi lo que hizo, supe que íbamos a remontar”.
Un equipo energizado vs. un bullpen que se tambalea
Esta victoria fue emblemática de dos equipos que atraviesan realidades opuestas. Mientras que los Padres lucen cohesionados, motivados y con recursos ofensivos que despiertan en los momentos clave, los Yankees comienzan a exhibir las grietas de un bullpen cada vez más frágil.
Devin Williams, adquirido desde Milwaukee con grandes expectativas, tiene un explosivo 10.03 de efectividad en 14 juegos y ha otorgado ya 10 bases por bolas en apenas 11 2/3 innings. “No podía encontrar el punto exacto de mi fastball esta noche”, explicó.
Y lo cierto es que el Bronx no perdona. En cuanto Williams cayó detrás de los bateadores, la afición de los Yankees arremetió con estruendosos abucheos. El abridor Carlos Rodón fue claro: “Este es Nueva York. Si no lanzas bien, te van a abuchear. Pero si lo haces bien, te van a amar”.
Shildt, entre la euforia y la estadística
El timonel de los Padres no es precisamente conocido por protestar en exceso. De hecho, la del lunes fue apenas su expulsión número 15 en seis temporadas como manager. Sin embargo, dejó claro que cuando se trata de sus jugadores, no duda en defenderlos.
“Nuestros jugadores son respetuosos. Pero también merecen respeto”, indicó, lanzando una crítica sutil al trabajo arbitral. “Que juzguen ustedes el rendimiento del cuerpo arbitral”.
La teatralidad que impulsa
Muchos podrían argumentar que armar un espectáculo no es la manera “correcta” de manejar un juego, pero anímicamente, la descarga emocional de Shildt surtió efecto. Y no es la primera vez que esto ocurre en la MLB.
En 1996, el mítico Tommy Lasorda también fue expulsado en un juego crucial y los Dodgers terminaron ganando. En 2015, Joe Maddon fue echado en un polémico juego de los Cubs y su equipo levantó una victoria de película contra los Reds.
Estas actitudes, aunque teatrales, tienen un valor psicológico incalculable. Para los jugadores, un entrenador que llama la atención para protegerlos da sentido de identidad, propósito y unidad. En palabras de Xander Bogaerts: “Estaba listo para pelear… eso nos contagió”.
Tatis, el alma rebelde de San Diego
Fernando Tatis Jr. no es desconocido por su pasión en el diamante. Con apenas 25 años, el dominicano ya ha sido seleccionado dos veces al Juego de Estrellas, ha ganado un Bate de Plata, y es uno de los rostros del béisbol moderno.
Sin embargo, hasta ahora nunca había sido expulsado en un juego de MLB. “La última vez fue en pelota invernal cuando tenía 18”, dijo con sonrisa pícara.
Aunque controversial, su euforia transmite energía al equipo. En un deporte de largas temporadas y alto contenido mental, esa chispa es muchas veces lo que marca la diferencia entre pelear o rendirse.
¿Un punto de inflexión en la temporada?
Con esta victoria, los Padres no solo confirman su gran momento sino que envían un golpe anímico directo a la Liga Nacional. Ganar en Yankee Stadium, bajo la lluvia, con tu astro expulsado, y con tu mánager lanzando las gafas al césped no es más que una postal de un equipo dispuesto a todo.
Mientras tanto, los Yankees necesitan recargar su bullpen y encontrar estabilidad. La presión de Nueva York es inmensa, y aunque Rodón aún no ha recuperado su nivel de 2022, la responsabilidad recae ahora en figuras como Judge y el propio bullpen para detener la sangría.
La combinación perfecta: caos + carácter
En un deporte tradicionalista como el béisbol, momentos como el vivido entre Padres y Yankees rompen con la monotonía y, al mismo tiempo, reafirman el valor emocional del juego.
“Esto es energía”, dijo Tyler Wade, resumiendo la sensación del vestidor. “Lo que pasó nos impulsó, nos dio vida”.
Y quizás ahí está la clave del béisbol moderno: no solo se gana con estadísticas o sabermetría, también se gana con pasión, goles emocionales y gafas voladoras. En esa tormentosa noche del Bronx, los Padres demostraron que a veces, un poco de caos puede ser el catalizador perfecto hacia el éxito.