George Simion: El populismo nacionalista que sacude Rumanía y amenaza el equilibrio europeo
Un análisis profundo del ascenso de George Simion, su visión geopolítica alineada con Trump y el impacto potencial de su presidencia en la Unión Europea y la OTAN
¿Quién es George Simion?
George Simion, nacido en 1986 en la ciudad rumana de Focșani, es una de las figuras más controvertidas y polarizantes de la política contemporánea en Europa del Este. Líder del partido ultranacionalista Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), Simion ha catapultado su carrera política en un clima de desconfianza institucional, malestar económico y desilusión con los sistemas occidentales tradicionales.
Su formación académica incluye una licenciatura en Administración de Empresas de Bucarest y un máster sobre crímenes del comunismo en la Universidad de Iași. Antes de dar el salto a la política, estuvo vinculado a movimientos cívicos y protestas contra proyectos mineros dirigidos por empresas extranjeras, así como campañas por la reunificación con Moldavia.
AUR: Familia, nación, fe y libertad
Fundado en 2019, el partido AUR se alzó rápidamente en las elecciones parlamentarias rumanas de 2020. Su lema se basa en cuatro pilares: familia, nación, fe y libertad. En una nación aún marcada por la transición post-comunista, ese mensaje caló especialmente en las zonas rurales, entre jóvenes desencantados y en comunidades religiosas, muy influenciadas por la Iglesia Ortodoxa Rumana.
Simion ha capitalizado esa retórica para consolidarse como referente del populismo ultraconservador, oponiéndose públicamente al matrimonio igualitario y promoviendo una visión tradicionalista de la sociedad. De hecho, ha manifestado que su movimiento está "totalmente alineado con el MAGA de Trump".
Un populismo al estilo MAGA en el corazón de Europa
Durante la pandemia del COVID-19, Simion y sus seguidores organizaron actos masivos de protesta contra las vacunas y las restricciones sanitarias, agitando con fuerza las aguas del descontento popular. En sus discursos, denuncia una élite corrupta que ha traicionado los valores del país.
“Durante 35 años, el pueblo rumano vivió con la mentira de que vivíamos en una democracia”, declaró Simion en una entrevista reciente. “Ahora el pueblo está despertando”.
Su campaña se intensificó tras la anulación judicial de las elecciones presidenciales de 2024, cuando el Tribunal Constitucional anuló la victoria de Calin Georgescu, un outsider también afín a la derecha radical. Esto permitió a Simion posicionarse como el verdadero heredero de un movimiento ciudadano supuestamente defectuoso por la injerencia del Estado profundo.
La amenaza geopolítica de una presidencia de Simion
Simion ha sido objeto de controversia internacional. Está vetado en dos países vecinos, Ucrania y Moldavia, por razones de seguridad nacional. Pese a ello, se ha esforzado en construir una imagen de defensor de la soberanía nacional dentro del marco de la OTAN, aunque critica con dureza a las instituciones centrales de la Unión Europea.
“Rusia ha sido la principal amenaza para Rumanía durante los últimos 200 años y lo sigue siendo”, afirmó, negando cualquier cercanía con Moscú. “Es por eso que necesitamos una OTAN fuerte y fuerzas sobre el terreno en Rumanía, Polonia y los Estados Bálticos”.
Sin embargo, también se opone a aumentar el apoyo militar a Ucrania, lo que genera dudas sobre sus verdaderas intenciones geopolíticas. Su posición recuerda mucho a la del primer ministro húngaro Viktor Orbán, quien ha sido un incordio sistemático para los líderes de Bruselas.
Relación con la Unión Europea
Simion ha expresado un explícito escepticismo respecto a las estructuras supranacionales de la UE, abogando por una Europa de naciones soberanas con más poder en manos de los Estados miembros.
En sus palabras: “Queremos más poder para los 27 Estados y menos para las instituciones europeas”. También ha mostrado su cercanía ideológica con la primera ministra italiana Giorgia Meloni —la única líder de la UE que asistió a la toma de posesión de Trump en enero de 2025—.
Críticas nacionales e internacionales
Desde Bruselas se han escuchado voces de alarma. Siegfried Mureșan, eurodiputado rumano, advirtió:
“Una presidencia de Simion sería una mala noticia para Europa. Es un extremista anti-europeo. Su elección pondría en peligro a Rumanía y sería una victoria estratégica para Rusia”.
Mureșan reprueba que Simion desprecie los procesos democráticos y lo acusa de emplear artilugios retóricos incendiarios. De hecho, recientemente fue objeto de una investigación judicial tras decir en un mitin que quienes impidieron la candidatura de Georgescu deberían ser “desollados en la plaza pública”. Alegó que se trataba de una metáfora política, pero el incidente avivó la polémica.
Claudiu Tufiș, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Bucarest, ofrece una perspectiva más neutral:
“Mi principal crítica está relacionada con sus valores. Es un férreo opositor de las políticas de identidad y no cuenta con un equipo preparado para gestionar crisis geopolíticas de gran escala”.
Catalizador de la próxima gran deriva europea
El auge de Simion no puede analizarse de manera aislada. Encaja en un patrón de resurgimiento de la extrema derecha en Europa, junto con figuras como Marine Le Pen en Francia, Santiago Abascal en España, Milei en Argentina o el ya mencionado Orbán en Hungría.
Este nuevo nacionalismo combina tradicionalismo, rechazo a la multiculturalidad, crítica feroz a las élites globales y, cada vez más, una adaptación sofisticada a las redes sociales. Simion ha usado plataformas como TikTok y Facebook para viralizar mensajes simples y contundentes —una estrategia muy similar a la de Trump y Bolsonaro.
Elecciones del 18 de mayo: ¿rumbo al cambio o al riesgo?
El próximo 18 de mayo, Rumanía definirá su futuro inmediato. Simion se enfrenta a un reformista pro-occidental que representa el continuismo con Bruselas y el modelo liberal-democrático.
Estas elecciones son más que una pugna interna: son una señal de hacia dónde se mueve Europa del Este. Con una guerra aún en curso en Ucrania, tensiones crecientes dentro de la UE (véase Polonia y Hungría), y la falta de un liderazgo robusto en Bruselas, el ascenso de figuras como Simion podría marcar el inicio de un realineamiento geopolítico y un nuevo desafío al orden europeo liberal que emergió tras la Guerra Fría.
¿Podrá Europa resistir esta nueva ola populista? ¿O veremos cómo, al igual que en EE.UU. con Trump, una figura carismática, nacionalista y polarizante transforma desde sus cimientos a una nación clave del continente?
En sus propias palabras, Simion promete "restaurar la voluntad del pueblo rumano". La verdadera pregunta es ¿a qué costo?