Jon Ossoff: el demócrata de Georgia que desafía a Trump sin dejar de pactar con los republicanos
El senador de 38 años se convierte en el nuevo rostro de la moderación política, entre la crítica feroz a Trump y la defensa de intereses locales en uno de los estados más divididos de EE.UU.
Una figura emergente en tiempos convulsos
En una era de extremos políticos, Jon Ossoff se ha consolidado como una figura que combina confrontación estratégica con Donald Trump y colaboración puntual con los republicanos. El senador junior por Georgia, de apenas 38 años, representa un nuevo tipo de liderazgo demócrata que intenta preservar la institucionalidad mientras enfrenta de frente al expresidente, ahora nuevamente en la Casa Blanca desde su victoria en 2024.
Del héroe de la resistencia a senador de peso
Ossoff saltó a la fama nacional en 2017 cuando se convirtió en símbolo de la "resistencia" demócrata durante la presidencia inicial de Trump. Aunque perdió esa elección especial por un escaño en la Cámara de Representantes, recaudó más de $30 millones, un récord en ese momento.
Su momento llegó en 2021, cuando junto con Raphael Warnock ganaron las dos elecciones al Senado por Georgia, dando a los demócratas el control de la cámara alta. Hoy, Ossoff se enfrenta al desafío de revalidar su escaño en 2026 en un estado que ha vuelto a las manos de Trump. En 2024, Georgia favoreció al republicano por un margen de dos puntos porcentuales, tras haber elegido a Joe Biden en 2020 por un estrecho margen.
Una estrategia de equilibrio político
“Mi primera y más alta obligación es entregar resultados para Georgia”, declaró Ossoff recientemente. Aunque ha sido un crítico constante de Trump —lo acusó de usar el gobierno para aplastar a sus críticos—, también ha compartido trabajo con republicanos en áreas clave como el apoyo a las bases militares del estado y políticas agrícolas como la reducción de aranceles sobre las pecanas (nuez originaria de EE.UU.).
Este doble enfoque no ha sido fácil, ni siquiera dentro de su propio partido. Algunos demócratas lo acusan de tibieza ante Trump. Por ejemplo, en un reciente cabildo abierto, la votante Kate Denny le expresó: “No se quede quieto. Haga algo”. Ossoff respondió con realismo: “No hay un botón mágico para detener a Trump. La única solución es recuperar la Cámara y el Senado”.
Un enfoque matizado sobre inmigración
Ossoff ha buscado una postura equilibrada con respecto a la migración. Votó a favor de la Ley Laken Riley, que exige la detención de inmigrantes en situación irregular acusados de crímenes violentos o robo. Aun así, afirma que las políticas migratorias deben ser “humanas” y calificó como un fracaso la gestión fronteriza de la administración Biden.
Este tipo de equilibrios muestran su intento por atraer a votantes moderados en un terreno político sumamente oscilante. Según una encuesta reciente de Pew Research, el 48% de los votantes en Georgia se identifican como moderados, una proporción clave para cualquier aspirante al Senado.
Investigaciones como marca de la casa
Antes de ser político, Ossoff producía documentales de investigación sobre corrupción para la BBC y otros medios. Ahora, desde el Senado, esa vena inquisitiva sigue presente. Ha impulsado investigaciones sobre prisiones federales que culminaron en la aprobación del Federal Prison Oversight Act, que introduce un ombudsman para recibir denuncias y realizar visitas sorpresa a los centros penitenciarios.
“El Congreso ha descuidado durante décadas el uso vigoroso de sus atribuciones de supervisión”, dijo Ossoff. Sin embargo, no todas sus iniciativas han prosperado. El proyecto bipartidista para prohibir el comercio de acciones para congresistas, que fue una de sus principales promesas en 2020, sigue bloqueado.
Fricciones internas: Israel, liderazgo demócrata y más
No todo ha sido armonía en su carrera; Ossoff ha tenido desencuentros incluso con aliados tradicionales. En noviembre votó a favor de una resolución del senador Bernie Sanders que pedía bloquear la venta de ciertas armas a Israel. La decisión generó críticas inmediatas de instituciones judías de Georgia, incluida la histórica sinagoga The Temple donde Ossoff celebró su bar mitzvah.
Otro roce fue su intento de desplazar a la congresista Nikema Williams como presidenta del Partido Demócrata estatal, argumentando que la formación necesitaba una “estructura profesional, con recursos y operativa a nivel nacional”. Aunque Williams dimitió, el movimiento dejó tensiones internas.
Una campaña multimillonaria que ya arranca motores
Ossoff ya recaudó $11.2 millones solo en el primer trimestre de 2025, lo que anticipa que su reelección será una de las más costosas del ciclo. El Partido Republicano le apunta con todo. Desde campañas agresivas vinculándolo al socialismo, hasta anuncios cuestionando su postura sobre deportes femeninos y derechos trans.
“La política de extrema izquierda de Ossoff sólo funcionó durante un momento específico de caos del Partido Republicano”, arremetió el estratega republicano Dan McLagan.
Los demócratas, por su parte, confían en que Ossoff logre replicar la fórmula de 2022 que permitió a Raphael Warnock vencer a Herschel Walker: presentarse como un moderado comprometido con resultados tangibles en lugar de ideología.
¿Quién puede vencer a Ossoff?
La gran incógnita en Georgia es quién será el rival republicano. El gobernador Brian Kemp sería una amenaza formidable, pero no ha confirmado su candidatura. En cambio, figuras más controvertidas como Marjorie Taylor Greene podrían lanzarse. Una contienda entre Ossoff y Greene podría confirmar los temores de los estrategas republicanos de perder votantes centristas.
Si Greene se presenta, Ossoff aparentemente está preparado. “Doy la bienvenida a cualquier retador. Estoy más que preparado”, afirmó.
Una nueva generación en ascenso
Ossoff representa una nueva camada de políticos que mezcla juventud, pragmatismo y capacidad de comunicación estratégica. No teme señalar los abusos del poder, pero tampoco reniega de trabajar con el adversario cuando los intereses de su estado están sobre la mesa.
“Soy quien soy. Hablo con franqueza y pienso antes de hablar”, concluye Ossoff, dejando claro que, para bien o para mal, su marca política será la del equilibrio inestable en una nación cada vez más polarizada.