Kenny Atkinson: El Renacimiento de un Entrenador y el Viaje del Año en la NBA
De un inicio incierto a dominar el Este: cómo el nuevo técnico de los Cavaliers se convirtió en el Entrenador del Año
El hombre del momento: Kenny Atkinson
La temporada 2024-2025 de la NBA nos dejó momentos inolvidables, remontadas épicas y consolidaciones sorprendentes. Pero quizás, la historia más cautivadora fue la de Kenny Atkinson, quien ha sido galardonado como Entrenador del Año de la NBA por su magistral dirección al mando de los Cleveland Cavaliers. ¿La razón? Un inicio sublime de 15 victorias consecutivas, un paso firme hacia el primer lugar del Este y, lo más importante, una identidad renovada para una franquicia que necesitaba con urgencia un nuevo líder tras la salida de J.B. Bickerstaff.
Inicio titubeante, resultados fulminantes
La travesía de Atkinson comenzó con incertidumbre. Tras una pretemporada sin victorias, inclusive él mismo dudaba del potencial de su equipo. "No sabía si este grupo iba a dar la talla", confesó recientemente. Sin embargo, Cleveland no solo respondió, sino que explotó con una de las mejores campañas de su historia, registrando un récord de 64-18, el mejor del Este.
Atkinson no es un novato en esto de construir equipos competitivos. Ya en la temporada 2018-19, logró que un joven equipo de Brooklyn llegara a playoffs, lo que le valió un quinto lugar en las votaciones al Entrenador del Año. Pero lo que ha hecho con los Cavaliers es, sencillamente, una obra maestra.
Lecciones del Valle: El efecto Steve Kerr
Luego de su etapa en Brooklyn, Atkinson fue asistente en Golden State bajo las órdenes de Steve Kerr. Allí, afirma, vivió su "escuela de perfeccionamiento": "Era el típico coach rudo. Pero ver a Steve en acción, su forma de comunicarse con sus estrellas, cómo integraba a todo el roster, me cambió".
Y ese cambio es evidente. Hoy, Atkinson no solo es un estratega meticuloso, sino un comunicador eficaz, alguien que potencia talentos en lugar de imponer autoridad por la fuerza. Con jugadores como Donovan Mitchell, Evan Mobley y Darius Garland en roles clave, pudo construir una sinfonía fluida donde cada pieza sabía perfectamente cuál era su compás.
Una votación contundente
El reconocimiento como Entrenador del Año no solo le llegó desde los analistas y periodistas (59 votos a primer lugar de 100 posibles), sino también de sus propios colegas. La National Basketball Coaches Association, conformada por los entrenadores de la liga, también lo premió con su máximo galardón. "Lloré casi cuando lo leí: Spoelstra, Carlisle... cuando ves que esos monstruos del banquillo votaron por ti, simplemente te estremece", admitió.
Los otros finalistas: mérito sin laureles
Aunque Atkinson se llevó el premio, no se puede ignorar el trabajo sensacional de los otros candidatos. J.B. Bickerstaff, a pesar de ser despedido en Cleveland, tomó un equipo de Detroit que solo ganó 14 partidos la temporada pasada y lo transformó en una escuadra de 44 victorias y plaza directa a playoffs. Ime Udoka, por su parte, llevó a Houston al 2.º lugar del Oeste con un balance de 52-30, rompiendo una sequía de cinco años sin postemporada.
Mark Daigneault (Oklahoma City) y Tyronn Lue (Clippers) también estuvieron en las quinielas, cada uno con una visión táctica admirable, pero lejos del impacto total de Atkinson.
Popovich y la herencia del liderazgo
En un interesante paralelismo, la temporada también significó el fin de una era en San Antonio, con Gregg Popovich dejando el cargo de entrenador tras más de dos décadas simplemente legendarias. Su reemplazo, Mitch Johnson, fue presentado recientemente en una emotiva conferencia de prensa, donde figuras como Tim Duncan y Manu Ginóbili estuvieron presentes.
Popovich, quien sufrió un derrame cerebral en noviembre, se mantendrá como presidente del equipo, pero reconoce que llegó el momento de dar un paso al costado: "No estoy al nivel físico que esto demanda. Es tiempo para un cambio", explicó.
Y aunque Popovich ya no estará en la línea de banda, su sombra brillante seguirá presente. La camiseta que llevaba con el lema "El Jefe" en el pecho es prueba de su legado sobre el equipo y sobre los entrenadores que desean emular su fidelidad al colectivo antes que al ego personal.
Más allá del galardón individual
No es casualidad que Atkinson haya ganado en el mismo año en que Evan Mobley fue nombrado Defensor del Año de la NBA, otro testimonio del compromiso colectivo. La defensa sufocante, el movimiento de balón fluido y la capacidad para cerrar juegos fueron señas de identidad de estos Cavaliers.
Además, es relevante notar la relación personal y profesional que tejió con sus jugadores. En una liga donde la gestión de egos puede ser tan desafiante como el diseño táctico, Atkinson logró la rara combinación de respeto y afecto.
Una historia escrita con humildad y audacia
Kenny Atkinson no está revolucionando el baloncesto con innovaciones revolucionarias ni esquemas ofensivos drásticos. Lo que ha hecho es aplicar sentido común, trabajo constante y construir sobre las fortalezas de su equipo, algo que muchas veces se subestima en el mundo moderno del deporte.
Como él mismo sentencia: "Yo llegué a este proyecto. No lo creé desde cero. Pero lo hice mío, y aprendí a cuidarlo como tal".
Y ahora, con un trofeo Red Auerbach en sus manos y la etiqueta de Entrenador del Año en su historial, Atkinson ha reclamado su lugar entre los grandes nombres del banquillo moderno. Estamos, con toda seguridad, ante el renacimiento de uno de los entrenadores más completos del baloncesto contemporáneo.
¿Qué viene ahora para Cleveland?
Con un núcleo joven, un entrenador con hambre y un Este cada vez más competitivo, los Cavaliers están listos para convertirse en protagonistas durante varios años. Atkinson no solo les devolvió la estructura táctica, sino que ha comenzado una cultura que podría durar más allá de su legado en los tableros.
Para los aficionados de Cleveland, acostumbrados a vivir bajo la sombra de LeBron James, esta nueva era se siente diferente. Esta vez no hay un semidiós que arrastra con todo, hay equipo, hay filosofía, y hay dirección.
Y en el centro de todo, un entrenador que llegó con dudas, y terminó haciendo historia.