Protestas estudiantiles en Dakota State University: un campus atrapado entre la política y el silencio
La visita de Kristi Noem y su nombramiento honorífico despiertan tensiones sobre libertad de expresión, derechos de los inmigrantes y la cultura del miedo en la educación estadounidense
Un campus que despierta
Dakota State University (DSU), ubicada en el tranquilo poblado rural de Madison, Dakota del Sur —aproximadamente a una hora de Sioux Falls—, ha sido durante años un oasis académico alejado de las pasiones políticas que sacuden a otras universidades del país. Con casi 4,000 estudiantes, muchos de ellos enfocados en las ciencias aplicadas y la ciberseguridad, rara vez se veían pancartas de protesta o discusiones acaloradas sobre política pública.
Todo cambió cuando la administración de la universidad anunció que otorgará un doctorado honoris causa a la exgobernadora y actual secretaria de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, Kristi Noem, invitándola a pronunciar el discurso de graduación del 10 de mayo de 2025.
¿Por qué Kristi Noem genera tanta controversia?
Kristi Noem ha sido una figura polarizante en la política estadounidense —particularmente dentro de la administración Trump—, por su postura firme contra las políticas de inclusión, los derechos de las personas LGBT+, y su dura aplicación de leyes migratorias que han afectado principalmente a estudiantes internacionales. Estos antecedentes han provocado una oleada de indignación y temor en la comunidad estudiantil de DSU.
La universidad justificó la invitación destacando el papel de Noem como "defensora inquebrantable" del fortalecimiento del campus en áreas como la ciberseguridad. Fue durante su mandato como gobernadora que DSU recibió millones de dólares en inversión estatal para convertir al centro en un referente nacional en este campo emergente. Andrew Sogn, portavoz de la universidad, comentó en un comunicado:
“Fue invitada a compartir palabras con los graduados de DSU debido a su distinguida y vanguardista carrera en el servicio público, y por sus múltiples esfuerzos para apoyar a los ciudadanos de Dakota del Sur y del país.”
Sin embargo, entre bastidores, el proceso no fue unánime. La propuesta de otorgar el título honorífico fue rechazada tanto por el senado estudiantil como por el claustro, según explicó Anden Wieseler, vicepresidente del senado estudiantil: de los 15 miembros de este órgano, solo uno votó a favor de la distinción.
Un clima de miedo e incertidumbre
La respuesta al anuncio no se hizo esperar. Estudiantes de diferentes facultades —particularmente aquellos de origen internacional y miembros de comunidades vulnerables— comenzaron a organizar una protesta pacífica coincidiendo con la ceremonia de graduación. Esta iniciativa busca denunciar las acciones de Noem relacionadas con políticas antimigratorias y contra los derechos LGBT+ durante su mandato como gobernadora.
La protesta simboliza no solo una queja directa contra una figura política, sino una lucha más profunda por el derecho a ser escuchado, especialmente en un contexto universitario donde el ejercicio de la libre expresión debería estar garantizado.
Uno de los profesores más veteranos de DSU, Dale Droge, lo expresó con claridad:
“Es muy preocupante ver que hemos llegado a un punto en Dakota State —y en muchas otras instituciones también— donde la gente tiene miedo a expresarse abiertamente, incluso sobre cuestiones de principios y ética como esta. Estas cosas no son ataques a la universidad; son cuestiones de permitir que las personas hablen con libertad.”
Migrantes y estudiantes internacionales: los más afectados
Muchos de los estudiantes que expresan inquietud por la presencia de Noem lo hacen desde el anonimato. Temen consecuencias legales, sociales y académicas. DSU alberga a cientos de estudiantes internacionales, que en los últimos años se han visto directamente afectados por decisiones del Departamento de Seguridad Nacional que lidera Noem. En 2023, por ejemplo, el DHS revocó el estatus legal de más de 1,000 estudiantes antes de revertir la medida y redefinir su política migratoria.
Tyler Sprik, uno de los estudiantes senadores, explicó:
“Muchos estudiantes internacionales del campus están aterrados de pronunciarse sobre este tema por miedo a represalias contra sus visas. Por eso varios de nosotros nos estamos involucrando: porque nuestros compañeros no pueden.”
La facultad también guarda silencio
No solo los estudiantes han manifestado temor. Muchos docentes se han mostrado reacios a compartir sus opiniones públicamente, señalando que la universidad ha desincentivado su participación en protestas o contactos con los medios.
Parte de este clima de autocensura deriva de la legislación estatal de 2020 que ilegalizó los sindicatos de profesores en las universidades públicas de Dakota del Sur, lo que deja a la planta docente con menos herramientas legales para protegerse de posibles represalias.
¿Protestar o graduarse?
Otro gran debate entre los estudiantes ha sido cómo equilibrar su legítima protesta con el respeto a una ceremonia que representa años de esfuerzo académico para muchos de ellos. Aunque hay consenso en criticar la decisión administrativa, también existe el deseo de no sabotear el momento de celebración de sus propios compañeros.
Stephen Krebsbach, profesor del programa de Ciencias de la Computación, expresó esta preocupación:
“Lo que más he escuchado en los pasillos es la inquietud sobre una posible interrupción de la graduación, algo que todos consideramos vital para los estudiantes.”
Sin embargo, Anden Wieseler anunció que el mitin se realizará en un espacio próximo al auditorio, sin interferir directamente con la ceremonia. La consigna más escuchada entre quienes organizan esta movilización es clara: “No honor para Noem. Esta es la graduación de los estudiantes, no un acto político”.
¿Ejemplo o advertencia?
El caso de Dakota State University se ha convertido en un ejemplo de las tensiones crecientes entre autoridad universitaria, presión política y libertad de expresión en los campus estadounidenses. A diferencia de otras universidades más grandes o situadas en centros urbanos, Dakota State representa miles de instituciones pequeñas donde los estudiantes deben decidir entre luchar por sus ideales o mantenerse en silencio por miedo a las consecuencias.
En un contexto nacional donde los derechos de inmigrantes, personas LGBT+ y la diversidad en los campus están siendo atacados recurrentemente, los movimientos estudiantiles como el que ahora se ve en Madison podrían marcar un punto de inflexión. Lo que suceda el 10 de mayo no solo será una graduación, sino tal vez el inicio de un nuevo capítulo en la historia de esta universidad rural.
Como bien lo señala Daniel Spencer, profesor de humanidades de DSU:
“El ambiente es tenso, pero necesario. Solo a través del disenso surge la verdadera libertad académica.”