Royce Lewis, Kyle Harrison y Jesse Winker: Tres historias que redefinen el presente de la MLB

Lesiones, redenciones y oportunidades inesperadas marcan el camino de tres peloteros que hoy son protagonistas de una MLB tan impredecible como apasionante

El largo regreso de Royce Lewis: talento resiliente

En un deporte donde los números cuentan tanto como el talento, el nombre de Royce Lewis empieza a resonar no solo por sus habilidades dentro del diamante, sino por su inquebrantable carácter fuera de él. El tercera base de los Minnesota Twins regresa una vez más de una lesión, esta vez de un tirón en el tendón de la corva sufrido durante los entrenamientos primaverales.

Lewis, quien fue la primera selección global del Draft de la MLB en 2017, ha vivido una de las secuencias más difíciles y desalentadoras de lesiones entre los prospectos de su generación. A los 25 años ya ha atravesado más obstáculos físicos que muchos jugadores en una década completa. La cadena de infortunios incluye:

  • 2021: Desgarro del ligamento cruzado anterior (LCA) tras resbalarse en el hielo de su casa en Texas.
  • 2022: Otra rotura del LCA tras una colisión en el jardín central, apenas semanas después de su debut en Grandes Ligas.
  • 2023: Múltiples apariciones en la lista de lesionados por lesiones en los oblicuos e isquiotibiales.

“Ha sido frustrante, sin duda... pero me niego a dejar que defina mi carrera,” dijo Lewis en una entrevista local. Su más reciente paso por Triple-A St. Paul para rehabilitación—donde bateó 4 de 23—fue simplemente otro capítulo en esta novela de esfuerzo y perseverancia.

Su retorno promete darle un impulso a unos Twins que aún lidian con bajas importantes como Matt Wallner y Luke Keaschall. Además, Willi Castro, también recién activado, da profundidad a una plantilla que lo necesita con urgencia en la lucha por la Central de la Liga Americana.

Kyle Harrison: del montículo titular al relevo de impacto

Mientras tanto, en la Liga Nacional, los San Francisco Giants han decidido cambiar el tablero de juego para Kyle Harrison, uno de sus lanzadores con mayor proyección. Con solo 23 años, Harrison ha pasado de ser titular a adquirir un nuevo rol en el bullpen, una transición que puede determinar no sólo su futuro inmediato, sino también el rostro del cuerpo de lanzadores de los Gigantes.

Seleccionado en la tercera ronda del Draft 2020, Harrison llevaba 106 aperturas como profesional antes de asumir esta nueva etapa como relevista. En sus dos temporadas previas en MLB había acumulado un récord de 8-8 con una ERA de 4.47, lo suficiente para mantenerse en la conversación, aunque sin consolidarse como el as que muchos esperaban.

¿Por qué el cambio? Según el mánager Bob Melvin, se trató tanto de cuestiones de salud como de optimización estratégica. Harrison comenzó con complicaciones durante el spring training debido a una enfermedad, lo que afectó su preparación inicial. Fue enviado a Triple-A Sacramento el 22 de marzo, donde mejoró notablemente con una ERA de 3.46 en seis aperturas.

Lo que queremos ahora es que esté listo para lanzar. Si rinde bien, puede ganarse minutos importantes”, dijo Melvin. La decisión también obedece al bajo rendimiento de lanzadores como Lou Trivino, quien fue designado para asignación. Ahora, Harrison se une a Erik Miller como los dos zurdos principales del bullpen, un recurso esencial en un calendario cada vez más táctico.

Jesse Winker: otra víctima más de las lesiones oblicuas

La temporada 2024 no ha sido amable con los New York Mets, y el reciente diagnóstico de Jesse Winker lo confirma. El bateador designado estará fuera entre seis y ocho semanas debido a una distensión grado 2 en el oblicuo derecho, una lesión que ha afectado a muchos jugadores esta temporada.

Winker, de 31 años y con varios cambios de equipo en su historial reciente, ha tenido un año discreto: una línea ofensiva de .239 / 1 HR / 10 RBI, aun cuando su presencia como bateador zurdo en el lineup era estratégica en la rotación del DH con Starling Marte.

La lesión ocurrió curiosamente mientras patrullaba el jardín izquierdo por primera vez en la campaña, luego de un tiro al plato durante un doble juego frente a los Saint Louis Cardinals. La baja generó un efecto dominó en la plantilla, obligando la convocatoria del infield Brett Baty, quien ya registró un .204 en su primera aparición con los Mets esta temporada.

La versatilidad de Baty nos da alternativas en tercera y segunda, además de un bate zurdo adicional,” declaró el mánager Carlos Mendoza.

La pérdida de Winker se suma a la del relevista A.J. Minter, quien pasará por el quirófano por un desgarro muscular en el latísimo dorsal. Con una ERA de 1.64 en 13 apariciones, su ausencia es otro golpe demoledor para las aspiraciones de los neoyorquinos.

Una constante: la fragilidad física y la profundidad como respuesta

Estos tres casos no son únicos, pero sí representativos de una temporada 2024 que ya acumula una considerable lista de bajas por lesiones. Desde abdominales hasta oblicuos, pasando por gemelos e isquiotibiales, muchos peloteros estrella han debido dejar escapar semanas cruciales de competencia. Un reporte de la Major League Baseball Players Association indica que las lesiones en los oblicuos son ahora la principal causa de inactividad entre jugadores de posición en MLB, superando por primera vez las lesiones en los isquiotibiales desde 2010.

Las franquicias han respondido invirtiendo más en versatilidad y profundidad. La figura del "utility player" como Willi Castro, que puede desempeñarse en varios roles defensivos, o los lanzadores de rol mixto como Kyle Harrison, se están convirtiendo en piezas valiosas dentro de los rosters.

A su vez, esto abre debates sobre los métodos de entrenamiento, la fatiga acumulada y la personalización de la carga de trabajo. Grandes ligas como Fernando Tatís Jr. y Ronald Acuña Jr. también han tenido que reinventarse física y mentalmente para sobrevivir a la intensidad de un calendario que no perdona.

Como lo demuestra Royce Lewis, el retorno tras una batería de lesiones puede traducirse en una oportunidad para rendir con más intensidad, foco y madurez. Como dijo el mismo Lewis: “He aprendido que en este juego, sobrevivir es una forma de competir”.

Entre las promesas que luchan por estabilidad, los veteranos reinventándose y los jóvenes buscando afianzarse más allá del papel, la historia de Winker, Harrison y Lewis es una síntesis perfecta de lo que es hoy el béisbol de las Grandes Ligas: un espectáculo donde las estadísticas cuentan, pero la resiliencia es vital.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press