“Jail of Death”: La historia del infame Workhouse de St. Louis y la justicia tardía para miles de sus víctimas
Más de 16 mil personas podrían recibir compensación tras una demanda por condiciones inhumanas en una cárcel que se convirtió en símbolo de racismo y desigualdad
El legado oscuro del Workhouse
Durante décadas, el St. Louis Medium Security Institution, también conocido como el Workhouse, operó como una de las cárceles más controvertidas de Estados Unidos. Recientemente, la ciudad de St. Louis ha acordado pagar 4 millones de dólares para resolver una demanda colectiva que acusa a la cárcel de mantener a sus reclusos en condiciones “inhumanas” entre 2012 y 2022. Esta resolución podría beneficiar a casi 16,000 personas que pasaron más de cinco días en el Workhouse durante ese período.
Infestaciones, comida contaminada y calor extremo
Los relatos de quienes pasaron por el Workhouse son desgarradores. Varios exinternos describen condiciones que rayan en lo torturante: comida con excremento de roedores, infestaciones de serpientes e insectos, falta de higiene, y temperaturas que alcanzaban los 51°C (125°F) durante el verano.
“Lo recuerdo como el infierno en la tierra. Había veces que encontrábamos heces de ratón en el pastel y simplemente las raspaban para seguir sirviéndolo,” dijo James Cody, uno de los demandantes principales.
James Cody también narra que una sola ducha, lavabo e inodoro eran compartidos entre casi 70 hombres dentro del mismo dormitorio. “Los perros del refugio municipal vivían mejor que nosotros,” añadió.
Un centro de detención plagado de racismo estructural
Todos los demandantes que iniciaron la demanda—interpuesta originalmente en 2017—eran personas negras, al igual que la abrumadora mayoría de los internos del Workhouse, a pesar de que solo poco más de la mitad de la población de St. Louis pertenece a esa comunidad.
Además, la mayoría de quienes estuvieron encarcelados allí esperaban juicio y no podían pagar la fianza, a menudo detenidos por acusaciones no violentas. Esta práctica ha sido ampliamente criticada por reforzar sistemas de opresión económica y racial en el sistema de justicia penal estadounidense.
Una demanda que busca la dignidad
El caso fue impulsado por la organización sin fines de lucro ArchCity Defenders, que ha sido un actor clave en la denuncia de violaciones de los derechos civiles en el área. El director ejecutivo, Blake Strode, expresó en una entrevista:
“Este lugar se volvió un símbolo infame de injusticia, racismo y maltrato. Que ahora esté vacío, parcialmente demolido y totalmente defundado es un triunfo social y moral. Muchos fueron dañados, pero ahora tendrán, aunque tarde, una recuperación.”
Demolición parcial y cierre definitivo
El Workhouse cerró sus puertas definitivamente en junio de 2022, y su proceso de demolición comenzó en 2024. Las imágenes de su deterioro filtradas a la prensa provocaron indignación nacional: paredes plagadas de moho, colchones en el suelo, sistemas eléctricos colapsando y ventilación inexistente.
Las condiciones fueron tan extremas que incluso provocaron protestas internas y el envío de sistemas de aire acondicionado portátiles por parte de las autoridades, en respuesta a reportes de desmayos y ataques de calor.
El acuerdo: ¿justicia o reparación simbólica?
El acuerdo fue firmado el 10 de abril de 2024 y presentado ante una corte federal con la finalidad de comenzar el proceso de notificación a los afectados. La ciudad niega cualquier responsabilidad o admisión de culpa como parte del trato.
Cada persona elegible que presente una reclamación podría recibir una compensación económica. El reparto específico aún está por definirse, pero el monto total de 4 millones será distribuido entre quienes estuvieron presos cinco días o más entre noviembre de 2012 y junio de 2022.
Un cambio de rumbo en la administración municipal
La nueva alcaldesa de St. Louis, Cara Spencer, asumió su cargo apenas cinco días después de que se oficializara el acuerdo. En una rueda de prensa evitó profundizar en los antecedentes del caso diciendo:
“No puedo hablar sobre decisiones tomadas antes de mi investidura.”
No obstante, su mandato trae esperanza para una ciudadanía cada vez más activa en temas relacionados con derechos civiles y justicia carcelaria.
Datos clave del Workhouse
- Estuvo operativo durante más de 50 años.
- Alojó a más de 15,000 reclusos anualmente antes de su cierre.
- El 85% de sus internos eran afroamericanos.
- La mayoría estaba detenida por crímenes no violentos y no había sido condenada.
- Cierre definitivo en junio de 2022.
El contexto nacional: una crisis en el sistema carcelario
El caso del Workhouse no es un hecho aislado. Según el American Civil Liberties Union (ACLU), hay sobrepoblación y condiciones inhumanas en cientos de centros de detención a lo largo del país. El sistema carcelario de EE. UU. encarcela a más personas per cápita que cualquier otro país del mundo.
Los informes del Department of Justice frecuentemente señalan abusos contra los derechos humanos en instalaciones como Rikers Island en Nueva York o el notorious Angola Prison en Luisiana.
Dignidad y reparación: un paso hacia adelante
Lo que sucedió en el Workhouse representa una herida profunda en la historia reciente de Estados Unidos, un país que todavía lucha por desmantelar las estructuras racistas heredadas de siglos de desigualdad. A pesar de lo limitado de la compensación económica, el acuerdo simboliza un pequeño pero significativo acto de justicia para quienes vivieron el horror entre paredes diseñadas para castigar más que rehabilitar.
La lucha continúa, pero el cierre del Workhouse, su demolición y el inicio de estas reparaciones son un recordatorio de que la presión ciudadana, las organizaciones defensoras de derechos humanos y los movimientos sociales sí pueden hacer historia.
“No puedo recuperar el tiempo que estuve alejada de mis hijos mientras sufría encerrada en ese ambiente. Pero que ahora se reconozca lo que sufrimos, es un pequeño consuelo,” dijo Jasmine Borden, otra de las demandantes originales.