La paradoja de los veteranos: ¿Por qué Justin Verlander no consigue victorias con los Giants?

A pesar de sólido rendimiento, el as de 42 años enfrenta una racha sin victorias que desafía su legado como uno de los mejores lanzadores de su generación.

Justin Verlander llegó a San Francisco con un contrato de un año y $15 millones cargando un legado difícil de igualar: tres premios Cy Young, nueve participaciones en el All-Star Game, una Serie Mundial, y más de 3.450 ponches a lo largo de una legendaria carrera. Sin embargo, lo que prometía ser una continuación estelar ha comenzado con una narrativa inesperada: ocho aperturas sin conseguir una sola victoria.

Una leyenda en tierra desconocida

Verlander, con 42 años, no solo es el lanzador con más victorias, entradas (3,457 2/3) y aperturas (534) entre los activos en las Grandes Ligas. Es también una de las últimas grandes figuras en acción de una generación dorada de lanzadores. Su llegada a San Francisco pretendía ser un movimiento estratégico de los Giants: incorporar experiencia, liderazgo y rendimiento comprobado.

Pero el béisbol, como siempre, tiene otros planes.

Los números no mienten (pero tampoco lo cuentan todo)

En sus últimas tres aperturas antes del juego del martes contra los Chicago Cubs, Verlander había acumulado una ERA de apenas 1.96 en 18 1/3 entradas. Nada mal para alguien de su edad —e incluso excelente para cualquier lanzador en la liga. Y sin embargo, hasta ese momento, sus estadísticas personales reflejaban 0 victorias y 2 derrotas.

¿Qué está fallando, entonces?

El respaldo ofensivo: ausente cuando más importa

La clave está en una palabra muy conocida por los lanzadores: run support, o apoyo ofensivo. Aunque el equipo eventualmente ganó el martes con un marcador explosivo de 14-5, Verlander no recibió el crédito por la victoria, pues salió del juego con ventaja 5-3 tras cinco entradas. Dejó el trabajo en manos del bullpen.

Según datos de Baseball Reference, San Francisco ha promediado menos de 3.1 carreras anotadas por cada apertura de Verlander en 2025, un número difícil de digerir teniendo en cuenta que el promedio de la liga ronda las 4.5. Y por si fuera poco, en varias ocasiones el equipo ha dejado escapar ventajas en las últimas entradas, anulando por completo su esfuerzo inicial.

La maldición del bullpen

El manager de los Giants, Bob Melvin, lo resumió sin rodeos: “Podría tener fácilmente cuatro o cinco victorias en este punto. Es justo cuando estamos a un pitcheo de asegurar su triunfo que todo se desmorona.”

Uno de los claras fallas ha sido la inestabilidad del cuerpo de relevistas de los Giants. En al menos tres de las aperturas de Verlander, el bullpen ha desperdiciado ventajas, incluyendo el partido contra los Rockies en abril, donde una ventaja tardía se convirtió en una derrota por 4-3.

El dilema del veterano: cinco entradas ya no alcanzan

Verlander también ha sido autocrítico. Después del juego contra los Cubs, admitió: “No siento que haya hecho lo suficiente hoy. Solo lancé cinco entradas. Para mí, eso no es cumplir completamente con mi parte.”

En la era actual del béisbol, donde los abridores raramente lanzan más de seis entradas, la figura del "workhorse" o caballo de batalla como lo era Verlander en sus mejores años ha sido reemplazada por estrategias más enfocadas en el bullpen. Pero eso tiene un costo directo en el registro de victorias de abridores veteranos.

Un caso histórico anómalo

Para medir lo atípico que es lo que vive Verlander actualmente, basta con comparar con su historial: nunca en 20 temporadas había comenzado un año con ocho aperturas sin victoria. De hecho, sus peores arranques en cuanto a victorias seguían incluyendo al menos un triunfo en las primeras cinco aperturas.

En su carrera, posee un récord de 262-149 con una ERA de 3.31. Incluso el año pasado, a pesar de problemas físicos y un lento comienzo, terminó con un respetable 5-6 con Houston y 5.48 ERA en 17 salidas. ¿Y este año? Aun sin victorias, su desempeño ha sido, por muchos momentos, mejor.

¿Se acabaron los días de estrella dominante?

Ésta no es la primera vez que una leyenda del montículo lucha en su ocaso. Nombres ilustres como Nolan Ryan, Tom Glavine o Greg Maddux también vivieron temporadas llenas de frustraciones en sus últimos años. El declive, aunque digno, es inevitable. Pero en el caso de Verlander, el control, la velocidad y la estrategia todavía están ahí. No se trata de una caída en rendimiento, sino de una especie de paradoja estadística.

¿Y entonces, qué sigue?

El propio Verlander lo tiene claro: “Solo trato de hacer mi trabajo, lanzar bien, y esperar que las victorias vengan solas. Es un deporte en equipo, y como lanzador, no todo está bajo tu control.”

Con más de 534 aperturas a sus espaldas, Verlander parece mentalizado para mantenerse firme. Su contrato con San Francisco incluye incentivos, pero sobre todo, representa una oportunidad para dejar una última gran impresión antes de colgar el guante.

¿Está luchando contra el tiempo? Posiblemente. ¿Sigue siendo valioso para su equipo? Sin duda. Pero las victorias —esa estadística ingrata para los abridores— pueden seguir evitándolo incluso mientras cumple su rol como líder silencioso desde el montículo.

Verlander y los Giants: ¿el giro narrativo llegará en verano?

Con más de la mitad de la temporada por disputar y una rotación que lo necesita en plena forma, aún hay tiempo para construir una narrativa de redención. Los Giants están compitiendo en un oeste de la Nacional donde los Dodgers lucen fuertes, pero no invencibles. Cada buena apertura de Verlander cuenta, más allá de si gana o no. Y si su equipo logra ofrecer más respaldo —ofensivo y defensivo—, ese cero en la columna de victorias no durará mucho más.

Porque aunque el béisbol no siempre es justo a corto plazo, la grandeza suele encontrar su camino al final de la temporada.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press