Ucrania ataca con drones en vísperas del Día de la Victoria mientras Rusia intenta imponer su narrativa de paz

Más de 100 drones ucranianos fueron interceptados en una muestra de fuerza antes del alto el fuego anunciado por Putin, en medio de tensiones geopolíticas y propaganda desde Moscú

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Por segundo día consecutivo, Rusia vivió una de las noches más tensas en lo que va del 2025: más de cien drones ucranianos fueron lanzados contra una docena de regiones rusas, provocando el cierre temporal de aeropuertos claves, incluyendo los cuatro que sirven a Moscú.

El Ministerio de Defensa ruso calificó la ofensiva como un intento de desestabilizar los preparativos de la gran celebración del Día de la Victoria, el 9 de mayo, cuando el Kremlin conmemora la victoria sobre la Alemania nazi. Este día, considerado la fecha secular más importante del calendario ruso, también sirve como una poderosa herramienta de propaganda para el presidente Vladimir Putin.

Una ofensiva aérea sin precedentes

El ataque de drones fue confirmado por el Ministerio de Defensa ruso y la agencia Rosaviatsia. Según estas entidades, nueve aeropuertos regionales también suspendieron temporalmente sus operaciones. En Kursk, dos personas resultaron heridas, mientras que en Voronezh se reportaron daños en infraestructura civil. Aunque la información no pudo ser verificada independientemente de medios internacionales, la magnitud del ataque ha sido ampliamente reconocida por observadores militares.

La escalada coincide con una contraofensiva ucraniana más agresiva, que busca llevar la guerra más allá del frente en Donbás y Zaporiyia, para impactar directamente en la retaguardia rusa.

Putin y su alto el fuego estratégico

En medio del conflicto, el Kremlin anunció un alto el fuego unilateral de 72 horas, supuestamente por razones humanitarias y para coincidir con las celebraciones del Día de la Victoria. Observadores internacionales lo interpretan como una movida propagandística en un contexto donde el gobierno ruso busca proyectar una imagen de control y diplomacia ante los líderes extranjeros que asistirán a los actos oficiales en Moscú.

Entre los invitados más prominentes que confirmaron su asistencia figura el presidente de China, Xi Jinping, a quien Putin llamó su “invitado principal”. otros invitados eran el primer ministro de India, Narendra Modi —quien finalmente canceló su visita por tensiones con Pakistán—, el presidente serbio Aleksandar Vucic y el primer ministro eslovaco Robert Fico, ambos conocidos por sus posturas escépticas frente a las políticas de la Unión Europea con respecto a Ucrania.

Kharkiv: bajo fuego ruso

Mientras tanto, las fuerzas rusas lanzaron al menos 20 drones Shahed de fabricación iraní sobre la ciudad ucraniana de Kharkiv, destruyendo más de 100 puestos en el mercado más grande de la ciudad, Barabashovo. El gobernador regional, Oleh Syniehubov, confirmó que al menos once personas resultaron heridas en diversos ataques con bombas planeadoras y drones. Las imágenes de los estragos han circulado ampliamente en redes sociales, alimentando el resentimiento ciudadano contra Moscú.

La guerra de los drones: una nueva normalidad

El uso intensivo de drones en esta guerra no es nuevo, pero sí ha cobrado un nuevo cariz en los últimos meses. Ambas partes usan estos dispositivos no tripulados para misiones de reconocimiento, sabotaje y ataques masivos. Según análisis del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), Ucrania ha mejorado su capacidad de largo alcance utilizando drones desarrollados localmente, que ahora tienen la capacidad de alcanzar objetivos a más de 700 kilómetros dentro de Rusia.

En marzo de 2024, informes del Think Tank Royal United Services Institute (RUSI) del Reino Unido indicaban que Ucrania estaba produciendo más de 6,000 drones de ataque por mes, en cooperación con empresas privadas y el Ministerio de Transformación Digital. Por su parte, Rusia depende en gran medida de los drones iraníes, a menudo modificados para adaptarse a las necesidades del ejército ruso.

Por qué el Día de la Victoria importa (más allá del simbolismo)

El 9 de mayo es un día clave para el régimen de Putin. No solo marca la victoria en la Segunda Guerra Mundial, sino que consolida la narrativa histórica del Kremlin sobre una Rusia heroica y salvadora de Europa. Desde 2005, estos desfiles han sido cada vez más ostentosos, con exhibiciones masivas de equipamiento militar, discursos emotivos y una retórica antioccidental creciente.

En 2024, Putin quiso contrarrestar la imagen de aislamiento tras la invasión de Ucrania; la asistencia de Xi Jinping fue interpretada como un respaldo simbólico muy potente. Este año no será la excepción, e incluso podría tener mayor resonancia, con la línea cada vez más difusa entre conmemoración histórica y justificación del conflicto actual.

Estados Unidos propone una tregua más amplia

Estados Unidos propuso un cese al fuego de 30 días, pero Moscú lo rechazó, argumentando que las condiciones actuales no fomentan “una resolución sostenible”. Ucrania lo aceptó prácticamente de inmediato. El presidente Volodymyr Zelenskyy aseguró que sigue estando abierto al diálogo, pero “no se puede negociar mientras te disparan misiles en el mercado.”

El expresidente estadounidense, Donald Trump, comentó que el alto el fuego de 72 horas “no parece mucho, pero es un comienzo importante si uno sabe de dónde venimos”. La frase generó críticas por parte de analistas que lo acusan de minimizar la situación.

¿La propaganda rusa aún surte efecto?

La narrativa rusa de que el revanchismo nazi ucraniano amenaza la existencia del país ha sido ampliamente desacreditada por organizaciones internacionales de derechos humanos. Sin embargo, continúa teniendo resonancia local, especialmente en regiones rurales de Rusia y en parte del electorado conservador europeo.

  • En 2023, una encuesta del Centro Levada mostró que el 76% de los rusos apoyaban las operaciones en Ucrania.
  • Sin embargo, al menos un 43% admitió que “la economía sufre directamente” por la guerra.

En ese sentido, el Día de la Victoria y sus fastos permiten al Kremlin reafirmar el consenso interno, al tiempo que desvía la atención nacional del frente de guerra mediante una épica militar histórica que busca justificar la actual agresión con una retórica casi religiosa.

¿Qué ocurrirá tras el alto el fuego?

La gran incógnita es si el alto el fuego de 72 horas generará una ventana para avances diplomáticos. Fuentes europeas indican que la Unión Europea planea nuevas sanciones estratégicas, especialmente contra empresas tecnológicas vinculadas a la industria bélica rusa.

Entretanto, Zelenskyy repite que todo gesto unilateral debe ser seguido por negociaciones reales. Mientras tanto, los ataques aéreos, tanto los drones ucranianos como los Shahed rusos, siguen siendo la arma del día: baratos, letales y difíciles de interceptar a gran escala.

Al final, la lucha no se mide solo en frentes de batalla, sino también en símbolos, narrativas y momentos históricos como este 9 de mayo. La guerra en Ucrania no se detiene —ni siquiera cuando Moscú lanza fuegos artificiales por la victoria de hace 80 años.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press