Alemania endurece su política migratoria: ¿Solución a la crisis o paso hacia el autoritarismo?
El nuevo gobierno alemán, liderado por Friedrich Merz, toma medidas drásticas en el control fronterizo y la gestión de asilo. ¿Una respuesta necesaria o una amenaza a los valores europeos?
Un cambio drástico en la política de migración alemana
El recién electo canciller alemán, Friedrich Merz, encabezando un gobierno conservador, ha comenzado su mandato con una política migratoria más estricta que la de su antecesor. En una conferencia de prensa reciente, el ministro del Interior Alexander Dobrindt anunció un aumento progresivo de la presencia policial en las fronteras, con el objetivo claro de frenar la inmigración irregular e incrementar el número de rechazos en la entrada al país.“No vamos a cerrar las fronteras, pero las vamos a controlar más estrictamente”, señaló Dobrindt. “Esto también llevará a un número mayor de rechazos”.Esta decisión marca un giro importante respecto al enfoque más humanitario del anterior gobierno liderado por Olaf Scholz, que prefería acelerar los procedimientos de asilo y negociar acuerdos con terceros países para facilitar deportaciones a cambio de rutas de inmigración legal.
El contexto detrás del endurecimiento
La migración lleva años siendo un tema candente en Alemania. Desde la crisis migratoria de 2015, cuando el país abrió sus puertas a cientos de miles de refugiados sirios, el debate ha oscilado entre los principios de integración y las preocupaciones por la seguridad interna, la presión sobre los servicios sociales y el auge de movimientos populistas de derecha. Recientemente, un crimen violento perpetrado por un solicitante de asilo cuya petición había sido rechazada encendió nuevamente el debate. El ataque, ocurrido en Aschaffenburg, resultó en la muerte de un hombre y un niño de dos años. Este evento fue capitalizado políticamente por Merz semanas antes de su elección, cuando prometió políticas migratorias inflexibles.Reacciones políticas y sociales
Las medidas de Dobrindt han sido aplaudidas por sectores conservadores y por el ascendente partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD), que hizo de la migración ilegal su principal bandera electoral. Sin embargo, esta formación fue recientemente clasificada como una organización extremista por los servicios de inteligencia interna. El veredicto de las autoridades es claro: AfD representa una amenaza para el orden democrático del país por sus mensajes constantes contra migrantes y refugiados.“Queremos que ese Europa de fronteras abiertas sea posible de nuevo, pero la situación actual es de disfuncionalidad”, explicó Dobrindt. “Esto debe corregirse antes de poder volver a reducir los controles fronterizos”.
Caída en las solicitudes de asilo
A pesar de las nuevas medidas, los números del año pasado muestran una clara tendencia a la baja en la inmigración irregular. Según datos de la Agencia Federal para la Migración y los Refugiados, las solicitudes de asilo en Alemania cayeron un 30,2% en 2024, registrando 250.945 casos. Esta tendencia va de la mano con las estadísticas de Frontex, la agencia de control fronterizo de la UE, que reporta una disminución significativa en los cruces irregulares hacia el bloque europeo.¿Qué implica el “rechazo intensificado”?
Uno de los puntos más polémicos del nuevo enfoque es el llamado push-back, la práctica de rechazar el ingreso directamente en frontera sin permitir la presentación formal de solicitud de asilo. Esta técnica ha sido duramente criticada por organizaciones internacionales, incluidos el ACNUR y Amnistía Internacional, por violar el principio de no devolución consagrado en la Convención de Ginebra. Además, genera preocupaciones sobre la proporcionalidad de las medidas y sobre la posibilidad de discriminación, sobre todo en la aplicación práctica por parte de las fuerzas de seguridad en terreno.La presión sobre el sistema de asilo alemán
Desde 2015, Alemania ha acogido a más de 1.7 millones de personas, según un informe del Bundestag publicado en 2023. Si bien esta política fue vista inicialmente como un acto de generosidad —reflejado en la popular frase de Angela Merkel, “Wir schaffen das” (lo lograremos)—, el impacto acumulado en infraestructura, vivienda y educación ha provocado tensiones crecientes en muchas comunidades. Esa situación ha sido utilizada por grupos populistas para generar rechazo hacia la inmigración, especialmente en los estados del este alemán, donde el sentimiento antiinmigrante tiene más fuerza.¿Un alejamiento de los valores europeos?
Uno de los principios fundamentales de la Unión Europea es la libertad de circulación dentro del espacio Schengen. Sin embargo, en los últimos años, debido a amenazas como el terrorismo, la pandemia de COVID-19 y el aumento de migración irregular, varios países han reintroducido controles fronterizos temporales. Alemania no es la excepción. Pero el argumento de “seguridad nacional” se enfrenta al riesgo de que estas medidas se conviertan en la norma y no en una excepción. La Comisión Europea ha advertido repetidamente que los controles deben limitarse en alcance y duración. Propuestas como la anunciada por Merz y Dobrindt tensan este principio y avivan el debate sobre el equilibrio entre seguridad y derechos humanos.La respuesta de la sociedad civil
Las ONG que trabajan con migrantes han encendido las alarmas. Pro Asyl, una de las principales organizaciones alemanas de defensa de refugiados, ha manifestado que las nuevas medidas "criminalizan la migración" y "violan compromisos internacionales de Alemania". Karl Kopp, portavoz de la entidad, sostuvo en un comunicado reciente:“El control de fronteras no puede sustituir el derecho de asilo. La Constitución alemana garantiza ese derecho, sea cual sea el número de llegadas”.Además, sindicatos, asociaciones religiosas y colectivos de estudiantes han convocado manifestaciones en ciudades como Hamburgo, Múnich y Berlín contra las nuevas políticas. Una encuesta publicada por Der Spiegel revela que el 46% de los alemanes cuestiona el giro conservador migratorio, mientras que un 38% lo respalda y un 16% permanece indeciso.
¿Rumbo a un modelo de Estado más cerrado?
La elección de Friedrich Merz —un político con vasto recorrido en el Partido Demócrata Cristiano (CDU)— representa un claro cambio en la visión del país sobre su papel como refugio humanitario. Esta vez, bajo la bandera de la seguridad y el orden público, el nuevo gobierno podría estar reconfigurando el tejido mismo del proyecto europeo de integración. La línea es delgada entre la legítima protección del espacio nacional y el abandono de los valores que han guiado a Alemania desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Estos movimientos están siendo observados atentamente tanto por aliados europeos como por organismos internacionales de derechos humanos.Más allá de Alemania: ¿un contagio europeo?
No se puede analizar la nueva política migratoria alemana sin tener en cuenta el contexto continental. Países como Italia, Austria, Hungría y Polonia han adoptado posicionamientos similares —cuando no más duros— respecto a la inmigración y el control fronterizo. El nuevo Pacto sobre Migración y Asilo de la UE, aprobado a principios de 2024, da margen para mayor control, pero requiere que los estados miembros también compartan responsabilidades en la acogida. Alemania, como mayor economía del bloque y uno de sus líderes históricos, está definiendo mediante sus acciones la pauta que otros podrían seguir. Por eso, lo que decida hoy Merz no solo impactará a refugiados que buscan entrar al país, sino que también moldeará el rumbo ético y político del continente en años venideros. Este artículo fue redactado con información de Associated Press