El nuevo cónclave en el Vaticano: ¿cruce de caminos o repetición de historia?
Con la muerte del Papa Francisco, el cónclave más diverso geográficamente de la historia se reúne para elegir al Papa 267, en medio de tensiones internas, demandas de igualdad y el peso de dos milenios de tradición
El 7 de mayo de 2025 quedará marcado en la historia moderna de la Iglesia Católica como el inicio de un nuevo cónclave, uno que no solo busca elegir al sucesor de un papa revolucionario como Francisco, fallecido el 21 de abril, sino que también carga con las aspiraciones, tensiones y desafíos de una Iglesia de 1.400 millones de fieles enfrentada a su propio espejo.
Un cónclave sin precedentes en diversidad
Son 133 cardenales los que se han encerrado bajo el más estricto secreto en la Capilla Sixtina. Vienen de todos los continentes, reflejo de una Iglesia cada vez menos eurocéntrica. Por primera vez, más del 50% de los electores son de fuera de Europa: 19 de América Latina, 15 de África, 18 de Asia y Oceanía, frente a los 31 europeos y 16 norteamericanos.
«Estamos ante un momento bisagra», comenta el historiador eclesiástico italiano Massimo Faggioli. «La composición del colegio cardenalicio hoy nos muestra claramente hacia dónde se ha desplazado el corazón católico: hacia el Sur Global».
Este factor demográfico podría ser determinante en la elección de un nuevo pontífice que represente mejor las realidades del catolicismo contemporáneo. No sorprende, entonces, que entre los nombres más mencionados figuren cardenales africanos como Peter Turkson (Ghana) y Fridolin Ambongo (República Democrática del Congo), o asiáticos como Luis Antonio Tagle (Filipinas).
Francisco: legado y vacío
La muerte de Francisco —el primer papa latinoamericano— ha dejado una huella ineludible. Su estilo pastoral, enfoque sinodal y política abierta a los márgenes redefinieron la figura papal en el siglo XXI. Su renuncia en vida, anunciada como posibilidad desde 2021 pero jamás concretada, queda como una pregunta pendiente: ¿el próximo papa retomará la idea de limitar los pontificados vitalicios?
Francisco designó a la mayoría de los cardenales que hoy votan, lo que en teoría podría favorecer una continuación de su orientación pastoral. Pero la Iglesia es historia, tensión y política. Muchos de esos mismos cardenales también son producto del equilibrio: progresismo y conservadurismo aún coexisten en el Colegio Cardenalicio. Y rivales internos como el cardenal alemán Gerhard Müller, crítico acérrimo del pontífice fallecido, pisan fuerte en el cónclave.
Las tensiones eran visibles desde el funeral, pero han encontrado una manifestación simbólica y contundente con lo ocurrido a las afueras del Vaticano este mismo miércoles.
Humo rosa frente a San Pedro
Frente a la tradicional expectativa del humo blanco o negro anunciando la elección o no del nuevo pontífice, un grupo de mujeres activistas sorprendió al lanzar humo rosa para exigir igualdad plena en la Iglesia. Fue una acción promovida por la Women’s Ordination Conference, bajo el lema: «No hay futuro sin nosotras». Con ello, volvieron a poner en el centro del debate uno de los asuntos más espinosos: la ordenación de mujeres y su acceso pleno a los ministerios eclesiásticos.
«El cónclave no solo debe responder a quién será el próximo papa, sino a cómo será la Iglesia», declaró Kate McElwee, una de las organizadoras del acto. «Una Iglesia que sigue excluyendo a la mitad de la humanidad de su liderazgo está condenada al estancamiento».
El gesto visibiliza una serie de demandas históricas por una reforma estructural en la Iglesia: igualdad de género, apertura a personas LGBTQ+, matrimonialidad de los sacerdotes y descentralización de las decisiones. ¿Será escuchada esta marea reformista?
El peso del ritual y el silencio
Mientras tanto, en el corazón del Vaticano, el ritual permanece intacto con el paso de los siglos. Los cardenales ingresaron tras la misa pro eligendo pontifice con sus birretas rojas y báculos dorados. Tras la invocación al Espíritu Santo, se les confiscaron los celulares, se bloquearon las ondas de comunicación y se cerraron puertas con “extra omnes”. El silencio es total; las deliberaciones, confidenciales.
Durante siglos, ningún acontecimiento religioso ha mantenido tanta carga simbólica como el conclave. Su origen moderno remonta a 1274 en el Segundo Concilio de Lyon, cuando el Papa Gregorio X estableció normas estrictas para forzar una elección rápida tras la experiencia de un interregno de casi tres años. Se prohíben las campañas, las coaliciones explícitas y cualquier forma de presión externa.
Sin embargo, como advierte el teólogo suizo Hans Küng (fallecido en 2021 pero cuyas obras circulan aún con vitalidad entre los votantes), «la elección de un papa es, inevitablemente, también un acontecimiento político».
Una Iglesia en crisis múltiple
Mientras los purpurados deliberan, afuera aguardan fieles —alrededor de 20 mil personas acudieron a la Plaza de San Pedro— y muchos más siguen el proceso desde todos los rincones del mundo. La expectativa es alta, pero también el desconcierto ante los múltiples desafíos que recaen sobre el próximo líder espiritual.
- Abusos sexuales no resueltos en la institución
- Fuga constante de fieles en Europa y América
- Rechazo creciente entre generaciones jóvenes
- Crisis económica en diócesis de todo el mundo
- Tensiones internas entre facciones conservadoras y progresistas
Tal vez nunca antes un papa fue electo bajo la mirada crítica y pública de tantos, con más redes sociales que noches de vigilia, con más políticas seculares influidas por su figura que concordatos firmados.
¿Un papa africano o asiático?
Varios comentaristas plantean que esta podría ser la oportunidad histórica para que la Iglesia tenga su primer papa africano o asiático. Algunos nombres claves:
- Cardenal Peter Turkson (Ghana): teólogo, experto en justicia social, cercano a Francisco. Fue presidente del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral.
- Cardenal Luis Antonio Tagle (Filipinas): carismático, multilingüe, actual Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Su figura está asociada al «rostro asiático del catolicismo».
- Cardenal Wilton Gregory (Estados Unidos): primer cardenal afroamericano, sólido en cuestiones pastorales y con reputación conciliadora.
- Cardenal Fridolin Ambongo (RD Congo): señalado como una voz firme en defensa de la justicia social y los derechos humanos, especialmente en contextos de pobreza y conflicto.
Pero también, nombres europeos como el cardenal Matteo Zuppi (Italia) siguen en danza, sobre todo por su cercanía a comunidades de base y su papel como mediador en Ucrania. Nada está dicho. El Espíritu Santo, como dicen con ironía algunos vaticanistas, puede tener nacionalidad impensada.
Una elección que define el rumbo
La Iglesia Católica no elige presidente cada seis años ni puede renovar por mandato popular: el trono de Pedro es vitalicio, salvo decisión personal de renuncia. Por eso, lo que ocurre en estos días en el Vaticano marcará no solo el futuro inmediato, sino los próximos veinte años del cristianismo global.
Y aunque las cámaras están fuera, los fieles rezan, los analistas predicen, los activistas protestan y los turistas posan para selfies… dentro de esos muros se debate mucho más que una figura: se discute el alma del catolicismo.