Gianni Infantino: El Presidente de la FIFA que Juega en la Cancha de la Geopolítica

Entre partidos diplomáticos y Mundial de 2034: ¿hasta qué punto la FIFA es un órgano deportivo o un actor político global?

Gianni Infantino, presidente de la FIFA, ha convertido su rol al frente del fútbol mundial en una gira permanente sobre el tablero geopolítico. Sus frecuentes encuentros con líderes internacionales, su apoyo implícito a controversias diplomáticas y su notable ausencia en foros deportivos clave han despertado críticas y cuestionamientos sobre el verdadero papel que juega la máxima autoridad del fútbol.

Una agenda repleta... pero no solo de fútbol

Mientras las 211 federaciones miembros de la FIFA se disponían a celebrar su Congreso en Asunción, Paraguay, evento tradicionalmente imprescindible para cualquier presidente en funciones, Infantino decidió embarcarse en un viaje diplomático a Medio Oriente. ¿La razón? La coincidencia con la gira oficial del presidente Donald Trump por Arabia Saudita, Qatar y Abu Dhabi, y la posibilidad de asistir a foros bilaterales de inversión.

Esta inusual omisión no tiene precedentes en los anales modernos de la institución. El congreso de FIFA es conocido como el "parlamento del fútbol"; ahí se forjan alianzas, se negocian votos para futuros mundiales y se define el rumbo administrativo del deporte más popular del planeta. ¿Pero qué lo llevó a elegir la política por sobre el deporte?

Trump, Infantino y el Mundial 2026: una relación estratégica

El vínculo de Infantino con Donald Trump no es nuevo. Desde que la candidatura norteamericana, compartida con México y Canadá, se asegurara la sede del Mundial 2026 gracias en parte al apoyo político de la administración Trump, ambos líderes han mantenido una relación fluida.

En palabras de la propia FIFA: "El presidente ha aceptado invitaciones a una serie de eventos importantes con líderes mundiales: se discutirán aspectos vinculados a la organización de los próximos mundiales". Una manera de justificar ausencias que, al menos según dirigentes europeos como los de la UEFA, comienzan a generar incomodidad.

El caso Arabia Saudita y la “coronación” del Mundial 2034

Uno de los casos más llamativos del mandato de Infantino es su estrecho vínculo con Arabia Saudita y en particular, con el príncipe heredero Mohammed bin Salman. Dicho vínculo fue clave para que el país árabe recibiera, sin competencia alguna, la organización del Mundial de 2034.

La FIFA anunció en diciembre de 2023 que Arabia Saudita sería la sede, en una votación sin contrapesos. El hecho generó profundo malestar en federaciones europeas que vieron con sospecha la velocidad del proceso y la falta de rivales.

Infantino asistió recientemente a un foro de inversiones en Riad, donde compartió escenario con Donald Trump, Jared Kushner y Elon Musk. El evento, de perfil claramente geopolítico y económico, incluyó también conversaciones sobre multimillonarias inversiones saudís en infraestructuras deportivas de cara al Mundial 2034.

¿Fútbol o diplomacia?

Las críticas no son pocas: varios federativos dentro de FIFA consideran que Infantino ha comenzado a dedicar más tiempo y recursos a cultivar relaciones con gobiernos y figuras influyentes que a administrar el fútbol en sí.

Ejemplo de ello es que el Consejo de la FIFA —un órgano clave que debía reunirse presencialmente en Paraguay bajo su presidencia— fue pospuesto y finalmente conducido de forma virtual para liberar su agenda. Esta movida permitió su viaje a Medio Oriente sin perturbar formalmente el cronograma de la FIFA.

A esta dinámica se suma una comparación incómoda: mientras que Infantino ha tenido más de diez encuentros personales con Trump, no ha habido una sola reunión formal con el entonces presidente Joe Biden durante su mandato. Lo más cercano fue una simple fotografía en el G20 de Bali en 2022.

Saudi Arabia y su transformación en potencia del fútbol

El despliegue económico saudí en el ámbito deportivo no tiene precedentes. De acuerdo con Bloomberg, el país ha comprometido cerca de 500.000 millones de dólares en un plan de desarrollo integral que incluye la construcción de estadios, transportes y ciudades inteligentes.

Este esfuerzo no es aislado. Arabia Saudita también ha comprado clubes europeos, ha financiado competiciones a través del Fondo de Inversión Pública y ha captado figuras del fútbol internacional con sueldos astronómicos.

Infantino ha respaldado públicamente esta “transformación” asegurando que "representa una oportunidad de acercar el fútbol a nuevas culturas y territorios". Sin embargo, voces críticas argumentan que se trata de una estrategia de lavado de imagen o 'sportswashing' en medio de acusaciones de violaciones a derechos humanos y represión política por parte del Estado saudí.

UEFA observa con reserva

La UEFA, órgano rector del fútbol europeo, ha reaccionado con cautela a las últimas decisiones de Infantino. A pesar de haber sido notificados sobre el cambio en el cronograma del Consejo de FIFA, fuentes oficiales remarcaron que prefieren no expresar opiniones públicas y remiten cualquier explicación directamente a Infantino.

No obstante, varios dirigentes de la UEFA en off señalan que hay una “clara pérdida de enfoque en los temas futbolísticos”, y temen que los próximos congresos se conviertan más en plataformas diplomáticas que en instancias deportivas reales.

¿Un modelo a seguir o una advertencia?

Lo que para algunos puede verse como el liderazgo moderno y diplomático necesario para garantizar la viabilidad financiera de eventos como el Mundial 2026 o 2034, para otros significa el vaciamiento del rol tradicional de la FIFA como reguladora deportiva.

Históricamente, la FIFA fue capaz de mantenerse, al menos formalmente, al margen de alineamientos geopolíticos directos. Incluso durante tiempos complejos como la Guerra Fría o conflictos en Medio Oriente, la entidad preservó una neutralidad que garantizaba la integridad de las competiciones.

La creciente proximidad de Infantino con figuras políticas disruptivas, sumada a su activa participación en eventos financieros con alto peso ideológico (como foros saudís), plantea dudas sobre la dirección ética, geopolítica y de gobernanza de la organización deportiva más poderosa del mundo.

¿Y el Congreso de Paraguay?

El Congreso en Asunción se da en la antesala del Mundial 2026, pero también como la primera gran reunión desde la adjudicación de la sede del 2034. Ella será la última oportunidad para que muchas federaciones expresen inquietudes sobre el modelo actual de toma de decisiones dentro de la FIFA.

El hecho de que el presidente no esté presente en una reunión presencial —mientras sí aparece en medios participando de eventos fuera del ámbito deportivo— solo suma más presión sobre el futuro de su mandato.

¿Hacia dónde va la FIFA bajo Infantino?

En resumen, Gianni Infantino opera hoy como un jefe de Estado no electo, con la camiseta de la FIFA por fuera del campo de juego y los zapatos bien puestos en la alfombra roja de la diplomacia internacional.

¿Será esta estrategia el camino hacia la globalización definitiva del fútbol o una peligrosa deriva institucional hacia la opacidad y el clientelismo geopolítico? Lo cierto es que, en cada jugada, hay mucho más en juego que goles y copas.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press