Leo XIV: El primer papa estadounidense y el legado social del Vaticano

La elección de Robert Prevost como el nuevo pontífice abre una nueva era de justicia social, identidad latinoamericana y ruptura de paradigmas geopolíticos en la Iglesia Católica

Un nuevo rostro en el balcón de San Pedro

El 8 de mayo de 2025 quedó marcado en la historia de la Iglesia Católica con un hecho sin precedentes: la elección del primer papa proveniente de los Estados Unidos. El cardenal Robert Prevost, originario de Chicago pero con vínculos profundamente enraizados en Perú, fue elegido como el nuevo líder de la Iglesia y tomó el nombre de León XIV, una elección que no fue casual y que ha despertado miradas tanto dentro como fuera del mundo religioso.

De inmediato, comenzaron las reflexiones globales, preguntas y hasta escepticismo inicial sobre lo que significa tener un papa estadounidense en pleno siglo XXI. En un escenario geopolítico dominado por la potencia norteamericana, el nombramiento rompe tabúes históricos pero también abre nuevas oportunidades: las de mezclar el poder pastoral con un compromiso social renovado.

¿Quién es Robert Prevost?

Robert Francis Prevost, de 69 años, llegó a Roma de la mano del papa Francisco en 2023 para ocupar la jefatura de la Congregación para los Obispos, un puesto que le permitió participar directamente en la selección de los pastores que dirigen la Iglesia en todo el mundo.

Pero antes de eso, Prevost ya había vivido una carrera pastoral marcada por el compromiso social. Fue misionero agustino en Perú durante varios años, donde también se desempeñó como obispo de Chulucanas. Su experiencia directa con comunidades marginadas y su ciudadanía peruana lo convierten en una figura densa en términos de identidad y experiencia, a medio camino entre Norte y Sur, entre lo imperial y lo periférico.

Rompiendo el "tabú americano"

Desde hace mucho tiempo, dentro de los círculos vaticanos y teológicos se consideraba poco probable que un estadounidense llegara al trono de Pedro. La razón era más política que religiosa: temores sobre la concentración de poder global en manos estadounidenses.

"Creo que muchos nos preguntamos qué dirección tomaría la Iglesia al elegir a un estadounidense como papa", comentó Natalia Imperatori-Lee, presidenta del Departamento de Estudios Religiosos de la Universidad de Manhattan. "Pero la elección del nombre León XIV dice mucho: indica una continuidad con la tradición de justicia social de la Iglesia".

El simbolismo de un nombre papal

El nombre papal no es una simple cuestión formal. Desde el siglo VI, los papas adoptan un nuevo nombre en referencia a figuras con las que desean identificarse o para trazar una hoja de ruta para su pontificado. En este caso, Prevost eligió el nombre de León XIV, con una doble evocación histórica:

  • León XIII (pontificado entre 1878 y 1903), recordado por su encíclica Rerum Novarum (1891), documento fundacional del pensamiento social católico moderno. Allí se denunciaban los abusos del capitalismo industrial y se promovía la dignidad del trabajo y la justicia económica.
  • León I (Papa entre 440 y 461), célebre por disuadir al líder huno Atila de saquear Roma en el año 452 mediante diplomacia, un ejemplo del liderazgo espiritual frente a amenazas tangibles.

Tomar ese nombre no sólo implica una clara asociación con el pensamiento social y pastoral, sino también un guiño simbólico a una época en la que la autoridad de la silla de Pedro se ejercía con valentía pero también diálogo.

Del Vaticano a América Latina: un puente pastoral

El papa Francisco inauguró una etapa de apertura Latinoamericana en la Iglesia, marcada por su sensibilidad hacia los pobres y su llamado a una "Iglesia en salida". En muchos aspectos, el nuevo Papa León XIV parece dispuesto a continuar ese legado. Su trabajo en Perú, no solo como misionero sino también como obispo, marcó su comprensión del Evangelio como herramienta de transformación social.

"Prevost nunca fue un clérigo de despacho —dice la periodista italiana Franca Giansoldati—. Caminó por los pueblos, comió con los campesinos, aprendió el idioma de la gente. Muchos en Perú lo consideran más peruano que estadounidense".

Un pontificado con acento hemisférico

En un contexto donde el catolicismo crece a pasos agigantados en África y se mantiene como fuerza vital en América Latina, la elección de un papa con historia en la periferia puede ser vista también como una afirmación de lo "sur-global" frente al tradicional dominio europeo de la Iglesia.

Además, el hecho de que este papa provenga de EE.UU. pero con fuertes vínculos latinoamericanos podría ayudar a tender puentes entre dos mundos católicos que no siempre han dialogado de manera horizontal: el catolicismo institucional del Norte Global y el catolicismo popular del Sur.

Retos y expectativas para la era León XIV

¿Qué se puede esperar del pontificado de León XIV? Aunque es pronto para trazar conclusiones, varios temas parecen claros:

  • Justicia social y económica: Siguiendo el legado de León XIII y Francisco, es posible que veamos encíclicas centradas en el modelo de desarrollo, la crisis de vivienda, el cambio climático y las migraciones.
  • Reforma de la Iglesia: Como ex Prefecto para los Obispos, León XIV tiene conocimiento profundo de lo que necesita corregirse dentro del episcopado global.
  • Diálogo interreligioso: Su experiencia en América Latina y EE.UU. ofrece herramientas para enfrentar retos como la secularización en Occidente y la violencia religiosa en otros continentes.
  • Derechos de las minorías dentro de la Iglesia: Hay una expectativa sobre cómo abordará temas como el papel de la mujer, la inclusión LGTBQ+ y el celibato sacerdotal.

Un papado que podría redefinir el perfil papal

La imagen típica del papa europeo, casi siempre italiano, ha sido la norma durante siglos. La llegada de Juan Pablo II (polaco), Benedicto XVI (alemán) y Francisco (argentino) abrió un poco el espectro. Pero León XIV, siendo estadounidense de nacimiento y peruano de corazón, representa un verdadero viraje.

No es una ruptura con la tradición, sino una evolución. Una que busca re-encarnar el cristianismo en cada rincón del planeta sin diluir el mensaje evangélico.

Una Iglesia entre la diplomacia y el activismo

De León I a León XIV, la diplomacia ha sido una herramienta del papado. Pero hoy más que nunca, el Vaticano necesita ser no solo una fuerza espiritual sino también un actor en la batalla cultural y ecológica del siglo XXI.

Con líderes como Ursula von der Leyen apoyando medidas polémicas contra especies protegidas (como los lobos en Europa) y países como Estados Unidos regulando mínimamente la contaminación industrial, el rol del papa como voz moral del planeta cobrará una importancia renovada.

Tal vez haya llegado el momento en que la voz del obispo de Roma retumbe no por su poder, sino por su autenticidad. Y León XIV —con su experiencia transcontinental y sensibilidad social— puede ser quien lo logre.

¿El comienzo de una nueva era?

Al asomar por primera vez al balcón de la Basílica de San Pedro, León XIV no solo bendijo al mundo católico. También lanzó un mensaje tácito: hay un nuevo papa —con un nuevo origen, una nueva sensibilidad— dispuesto a escribir un capítulo diferente en la historia de la Iglesia.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press