Papa Leo XIV: El primer pontífice estadounidense que sacude los cimientos políticos y religiosos del Vaticano
Desde Chicago hasta el Vaticano, el ascenso de Robert Prevost marca una nueva era de tensiones diplomáticas, defensa de los migrantes y confrontación con la política de EE.UU.
Una elección que cambia la historia
El 8 de mayo de 2025 marcó un momento histórico para la Iglesia Católica y el panorama geopolítico mundial: el cardenal Robert Francis Prevost, nacido en Chicago, fue elegido como el Papa número 267 de la historia de la Iglesia, tomando el nombre de Leo XIV.
Su elección representa un parteaguas no solo por tratarse del primer Papa estadounidense, sino porque ocurre en una época de agitación política tanto dentro como fuera del Vaticano. Con una trayectoria marcada por su compromiso en defensa de migrantes y su crítica al nacionalismo populista, Leo XIV ha provocado reacciones encontradas desde el primer día.
De Chicago a Roma: un peregrinaje espiritual y político
Antes de ascender al trono de Pedro, Robert Prevost había servido como obispo de Chiclayo, una diócesis del norte de Perú, donde se ganó el cariño del pueblo. Los fieles peruanos lo consideran uno de los suyos, debido a sus años de servicio en el país sudamericano.
Prevost pertenece a la Orden de San Agustín y fue nombrado obispo por el Papa Francisco en 2014. En 2023, el mismo Francisco lo elevó al rango de cardenal. Su carrera se ha caracterizado por la humildad operativa, el enfoque pastoral y una fuerte presencia en redes sociales, donde defiende abiertamente causas sociales y humanitarias.
Un Papa con cuenta en X y posición clara
Leo XIV no es un pontífice silencioso frente a las políticas que afectan a los más vulnerables. En la red social X (anteriormente Twitter), ha compartido constantemente mensajes en defensa de refugiados, niños migrantes y familias separadas por políticas de inmigración, en particular las del expresidente Donald Trump.
Su postura contrasta con la de figuras católicas aliadas al trumpismo, como el actual vicepresidente de EE.UU., JD Vance, también converso al catolicismo. De hecho, uno de los momentos más tensos surgió cuando Leo XIV compartió un artículo titulado: “JD Vance está equivocado: Jesús no nos pide clasificar nuestro amor por los demás”, en respuesta a una entrevista del vicepresidente en Fox News sobre la prioridad del amor nacional por encima del global.
“Ordo Amoris”, ¿jerarquía o excusa?
Vance defendió su visión bajo el principio filosófico-teológico del "ordo amoris" (el orden del amor), argumentando que es natural priorizar al prójimo más cercano. Pero Leo XIV contraargumentó que el Evangelio no promueve esta jerarquía excluyente, sobre todo cuando se trata de salvar vidas y garantizar la dignidad humana.
Este debate teológico-contemporáneo ha sacudido las redes y también ha planteado la pregunta: ¿puede un Papa ser una contrafuerza política directa frente al gobierno de EE.UU.? A juzgar por sus publicaciones pasadas, Leo XIV no teme pronunciarse frente a lo que él considera una injusticia moral impulsada por el poder político.
El choque entre fe y política estadounidense
La elección del nuevo pontífice ha generado incomodidad entre ciertos sectores políticos de EE.UU., especialmente después de que Donald Trump publicara una imagen generada por inteligencia artificial en la que aparecía vestido como Papa durante el duelo oficial por el fallecimiento de Francisco, una acción considerada por el Vaticano como una “interferencia política indecente”.
Además, la elección de Leo XIV llega poco tiempo después que la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU. anunciara el fin de acuerdos con el gobierno federal para atender a inmigrantes y refugiados—a raíz de la retirada inesperada de fondos por parte de la administración Trump.
Defensor de los migrantes: la voz que no calló
Desde 2015, cuando Donald Trump anunció su candidatura presidencial con retóricas anti-inmigrantes, Leo XIV (entonces Prevost) comenzó a compartir artículos críticos, incluyendo un influyente ensayo del Cardenal Timothy Dolan titulado “¿Por qué es tan problemático el discurso antiinmigrante de Trump?”
Durante y después de las elecciones de 2016, también amplificó mensajes del Arzobispo de Los Ángeles, José Gómez, quien advertía que “América es mejor que esto”, en alusión al miedo entre niños y padres inmigrantes ante un posible arresto y deportación.
Leo retomó posicionamientos similares durante la eliminación del programa DACA para los Dreamers, y se opuso abiertamente al uso de frases como “bad hombres” por parte de Trump, señalando que fomentaban el racismo y el nativismo.
Una figura incómoda pero necesaria
Leo XIV ha heredado un mundo convulsionado, y su pontificado arranca condicionando la relación de la Iglesia con gobiernos nacionalistas que han utilizado la fe como herramienta de propaganda. A diferencia de sus predecesores más diplomáticos, este nuevo Papa no disfraza su postura.
Incluso antes de ser elegido, el 14 de abril de 2025, Leo publicó uno de sus últimos mensajes como cardenal en el que respaldaba una homilía del obispo Evelio Menjívar. En ella, se criticaba a la administración estadounidense por no facilitar el regreso de Kilmar Abrego Garcia, un migrante deportado erróneamente a El Salvador. Leo preguntaba en esa publicación: “¿No ven el sufrimiento? ¿No les perturba su conciencia? ¿Cómo pueden quedarse callados?”
Vaticano incómodo, latinos esperanzados
Más allá de la política interna del Vaticano o las tensiones transatlánticas, la elección de Leo XIV ha sido celebrada fervientemente en varias partes del mundo, especialmente en Latinoamérica. Desde Perú hasta México, pasando por comunidades católicas en Estados Unidos, los fieles ven al nuevo Papa como un líder que comprende sus luchas.
“Es un pastor con olor a oveja”, en palabras de un sacerdote peruano entrevistado por medios locales, haciendo eco de una expresión popularizada por Francisco. Leo XIV ha demostrado no sólo manejar el mensaje espiritual, sino también posicionar la misión de la Iglesia frente a las crisis más dolorosas actuales: migración, pobreza, racismo y desplazamiento.
¿Un nuevo Juan XXIII?
Más de un analista vaticanista ya compara a Leo XIV con figuras reformistas como Juan XXIII, el Papa que convocó el Concilio Vaticano II. Aunque aún es pronto para asegurar cambios estructurales, su estilo comunicativo directo y su pasado como misionero en América Latina dejan claro que deberemos prestar atención a cada homilía, cada tuit y cada viaje apostólico.
Sus raíces estadounidenses, mirada latinoamericana y confrontación sin ambages al poder político, hacen de este pontífice un actor espiritual imposible de ignorar también en la esfera política.
¿Qué nos espera del pontificado de Leo XIV?
Con su espíritu progresista, sensibilidad social y mirada crítica hacia las políticas de exclusión, Leo XIV parece encarnar un liderazgo más comprometido con los excluidos que con complacer a los poderosos. Aunque su llegada al trono de San Pedro pueda provocar tensiones diplomáticas entre el Vaticano y EE.UU., también ofrece una oportunidad para repensar el verdadero rol de la Iglesia en el siglo XXI: como refugio de los marginados, voz de los silenciados y faro de justicia moral en tiempos turbulentos.
En plena era de populismos y polarizaciones globales, ¿será Leo XIV el Papa que necesitábamos?