Un papa desde Chicago: el ascenso de Leo XIV y lo que significa para la Iglesia y el mundo

La elección del cardenal Robert Prevost, nacido en Chicago, como el primer papa estadounidense marca un momento histórico para la Iglesia Católica y revitaliza el legado de justicia social de la ciudad

Un humo blanco que hizo historia

El 8 de mayo de 2025 se convirtió en una fecha inolvidable para millones de católicos y, en especial, para los habitantes de Chicago. Tras la tradicional señal del humo blanco que se elevó desde la Capilla Sixtina, se hizo oficial: el cardenal Robert Prevost, oriundo del barrio de Bronzeville, era elegido como el nuevo líder de la Iglesia Católica. Con 69 años, el ahora Papa Leo XIV se convirtió en el primer estadounidense en ocupar el cargo de Sumo Pontífice.

La emoción era evidente. Las escuelas católicas de Chicago detuvieron sus actividades regulares para presenciar en vivo el momento. Los pasillos resonaron con gritos y aplausos al verse la imagen del nuevo papa. Para una ciudad con profundas raíces católicas y una historia en la lucha por la justicia social, la elección de uno de los suyos representa mucho más que un evento religioso: es un símbolo de esperanza, identidad y propósito.

¿Quién es Robert Prevost?

Nacido en 1955 en Bronzeville, un barrio históricamente afroamericano de Chicago, Robert Prevost creció en el suburbio de Dolton. Su vida siempre estuvo profundamente entrelazada con la Iglesia. Desde temprana edad participó como monaguillo en la parroquia de St. Mary of the Assumption. Estudió teología en el Catholic Theological Union de Chicago, uno de los centros más prestigiosos para la formación religiosa en Estados Unidos.

Antes de ser nombrado cardenal, Prevost pasó muchos años en Perú, donde ejerció su ministerio y ganó el apodo de “el santo del norte” por su cercanía con los más necesitados. Su trabajo incansable en zonas rurales e indígenas, sus esfuerzos por erradicar la pobreza y su defensa de los derechos humanos hicieron de él una figura admirada tanto en América Latina como en sectores progresistas de la Iglesia.

Leo XIV: Un nombre con peso

La elección del nombre no es casual. El nombre papal “Leo” tiene sólo otros trece antecedentes en la historia de la Iglesia. Uno de los más recordados es León XIII (1878-1903), conocido por su encíclica Rerum Novarum, la cual sentó las bases de la doctrina social católica moderna. Al elegir el título de Leo XIV, el nuevo Papa parece enviar un mensaje inequívoco: su papado estará enfocado en la justicia social, los derechos de los trabajadores y la compasión hacia los marginados.

De acuerdo con especialistas en teología, esto también puede interpretarse como una continuación del legado de Papa Francisco, quien falleció un mes antes de la elección de Leo XIV, y fue ampliamente conocido por su enfoque centrado en los pobres y la ecología.

“Nuestros jóvenes tienen ahora un modelo de líder con justicia y compasión en el centro de su ministerio —y que es de su ciudad natal,”

— Mary Perrotti, directora de advancement en The Frances Xavier Warde School

Reacción en Chicago: Orgullo e inspiración

La ciudad del viento no contuvo la emoción. Los residentes de Dolton, barrio donde Prevost pasó su infancia, no tardaron en recordar sus memorias compartidas con el joven Robert. Linda Eickmann, una excompañera de escuela primaria, expresó entre lágrimas:

“Un Papa de mi escuela, de mi pueblo. Simplemente no lo puedo creer.”

— Linda Eickmann

La comunidad católica se congregó en la Catedral del Santo Nombre, donde más de dos docenas de personas se unieron en oración. Según el padre Gregory Sakowicz, rector de la catedral, justo en el momento en que se anunció el nuevo papa, el sol salió —un guiño divino, tal vez—. “Dios tiene formas de permanecer anónimo,” dijo entre risas.

Y sí, tampoco faltaron las bromas: ¿es Leo XIV fanático de los White Sox o de los Cubs? Cuando alguien sugirió que es hincha de los Cubs, el padre Sakowicz sonrió y exclamó: “Dios lo bendiga.”

Perú celebra al ‘Santo del Norte’

En paralelo, la reacción en Perú también fue de enorme júbilo. Para los fieles peruanos, el nuevo Papa no es un extraño. Se sumaron celebraciones desde comunidades en Piura hasta pueblos alejados, donde Prevost ejerció durante años como obispo de Chiclayo.

Incluso en medios peruanos, editoriales le calificaron como “uno de los suyos”. Durante su estancia en Perú, Prevost no solo fue un ferviente defensor de la educación sino también una figura activa en la estrategia nacional para combatir la corrupción. Fundaciones, ONGs y parroquias celebraron su elección. Según varios analistas locales, su experiencia con la pobreza extrema y culturas indígenas aportará una nueva y urgente voz a la cúpula vaticana.

La herencia de Chicago, una guía para el papado

Chicago siempre ha mantenido una reputación de resistencia, trabajo duro y compasión comunitaria. Es también una ciudad profundamente marcada por la lucha por los derechos civiles, el sindicalismo y el activismo social. Que un Papa surja de este contexto urbano y cultural no es coincidencia, sino una señal de los tiempos.

Raul Raymundo, activista y cofundador del Resurrection Project, comentó:

“Hay lágrimas de alegría, esperanza, motivación para levantarnos, para mejorar este mundo. El Papa Leo XIV representa lo mejor de Chicago y lo que la Iglesia necesita ahora.”

La elección ha sido interpretada por muchos como un paso firme hacia una Iglesia que escuche más, que actúe con más aplomo ante problemáticas como la migración, el cambio climático y los abusos dentro del clero.

Un líder para los tiempos modernos

En redes sociales, la noticia se volvió tendencia global. No sólo por el hecho inusitado de tener un papa nacido en Estados Unidos, sino por el tipo de líder que representa. Entre memes con deep-dish pizza, comentarios sobre el licor Malort y la eterna rivalidad entre los Chicago Cubs y los White Sox, también hubo una marea de esperanza dirigida al futuro de la Iglesia Católica.

La pregunta clave ahora es: ¿qué dirección tomará el papado de Leo XIV? Analistas como el teólogo Massimo Faggioli apuntan a una “reforma silenciosa pero profunda” dentro de la estructura eclesiástica, enfocándose menos en doctrinas rígidas y más en apertura hacia las realidades del siglo XXI.

Los desafíos son muchos: crisis de vocaciones, escándalos de abuso sexual que aún requieren justicia, reconstrucción post-pandemia, y una juventud que se interesa menos por la religión institucionalizada.

Sin embargo, las señales iniciales apuntan a un pontificado comprometido con la escucha activa, el diálogo multicultural y una inserción efectiva en los márgenes de la sociedad.

Un Papa para todos, pero con sabor a Chicago

Chicago ha dado muchos líderes al mundo: desde políticos hasta activistas, artistas e intelectuales. Que ahora también añada a esa lista a un Papa no es solo motivo de orgullo, sino una demostración del poder transformador de una ciudad hecha a pulso.

“Creo firmemente que su crianza en Chicago es lo que nutre su compasión y su justicia,” dijo Mary Perrotti. “Ahora, puede mostrarle al mundo quiénes somos como ciudad.”

Desde el sur de Chicago hasta los rincones más remotos del planeta, el ascenso de Leo XIV representa un puente entre mundos. Un líder que entiende el dolor del marginado y la esperanza del creyente. Y en el Vaticano, soplan nuevos aires con un aroma inconfundible a Malort, justicia y una profunda fe arraigada en las calles de Chicago.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press