Universidad de Washington bajo fuego: protestas, sanciones y la disputa moral sobre Boeing

La ocupación estudiantil en Seattle reaviva el debate sobre la relación de las universidades con empresas armamentistas y los derechos civiles en tiempos de guerra

SEATTLE, WA — Un campus universitario se ha convertido en el nuevo campo de batalla de una de las discusiones más intensas y polarizadoras de los últimos años: el conflicto entre Israel y Palestina, y el papel que juegan las universidades en estas tensiones globales. Esta semana la Universidad de Washington (UW) suspendió a 21 estudiantes por ocupar un edificio de ingeniería como protesta contra los vínculos de la institución con Boeing, proveedor de armamento para las Fuerzas de Defensa de Israel.

La toma del edificio y el detonante de la protesta

La noche del lunes, decenas de estudiantes ocuparon el Interdisciplinary Engineering Building en el campus de Seattle, exigiendo que la universidad rompa lazos con Boeing, la gigante aeroespacial vinculada al suministro de tecnologías militares a Israel. En medio del conflicto en Gaza, que ha dejado miles de víctimas civiles y una creciente condena global, los manifestantes consideran que cualquier colaboración universitaria con empresas del complejo militar-industrial es moralmente inaceptable.

Los estudiantes no solo tomaron el edificio; lo rebautizaron como Centro Shaban al-Dalou, en honor a un joven estudiante de ingeniería fallecido junto a su madre en un bombardeo israelí cerca de un hospital en Gaza. Este gesto simbólico buscaba subrayar la dimensión humana de un conflicto que ha cruzado océanos para resonar en las aulas universitarias de Estados Unidos.

Los antecedentes: una relación centenaria con Boeing

Boeing y la Universidad de Washington mantienen una relación que se remonta más de un siglo. Desde 1917, Boeing ha donado más de $100 millones a la universidad, incluyendo $10 millones para la construcción del edificio ocupado. Esta mecánica de colaboración entre el sector privado y la academia es común en Estados Unidos, especialmente en áreas como la ingeniería y la investigación tecnológica.

Sin embargo, cuando los fondos están vinculados indirectamente al desarrollo o uso de armas, la polémica está garantizada. Según el Security Assistance Monitor, Israel ha recibido más ayuda militar estadounidense que cualquier otro país desde la Segunda Guerra Mundial, siendo Boeing uno de sus principales proveedores.

La respuesta institucional: suspensiones y medidas disciplinarias

La universidad actuó rápido. En menos de 48 horas desde el inicio de la protesta, anunció la suspensión de los 21 estudiantes involucrados y la prohibición de ingreso a todos los campus de la UW. Además, otras 13 personas no afiliadas a la universidad que fueron arrestadas, también fueron vetadas del campus de Seattle.

De acuerdo con la declaración de la universidad, la ocupación provocó “graves daños” al edificio y a los equipos de ingeniería alojados dentro. También se documentó que varios contenedores de basura fueron incendiados cerca del recinto universitario.

¿Es esto un nuevo eco de las protestas universitarias de los años 60?

Muchos observadores han comparado estas manifestaciones con las protestas contra la Guerra de Vietnam que estremecieron a las universidades de EE.UU. hace más de medio siglo. En aquel entonces, los estudiantes también exigían el fin de colaboraciones académicas con entidades militares y gubernamentales implicadas en la violencia internacional.

La diferencia ahora estriba en la hiperconectividad. Redes sociales, transmisión en vivo, y grupos de activismo digital amplifican rápidamente los movimientos. En pocas horas, la ocupación en la Universidad de Washington se volvió viral y generó réplicas en otras instituciones educativas.

El papel del antisemitismo y los derechos civiles

El Departamento de Educación de Estados Unidos anunció una investigación federal sobre los hechos, como parte del trabajo de la Task Force to Combat Anti-Semitism. En su comunicado, la entidad expresó que la universidad debe garantizar que sus políticas disciplinarias se cumplan de manera justa para prevenir que estas expresiones escalen en violencia o discriminación.

La administración de la UW afirmó que desde noviembre ha impulsado reformas institucionales para combatir tanto el antisemitismo como la islamofobia. Entre estas medidas están la creación de una nueva Oficina de Cumplimiento de Derechos Civiles, la designación de un coordinador del Título VI y el mejoramiento de los informes y respuestas ante incidentes de discriminación.

La renuncia al desinversión: una decisión polémica

En marzo, la Junta de Regentes de la Universidad rechazó de forma abrumadora una propuesta para desinvertir en compañías con vínculos con Israel. Las demandas de los manifestantes —que también incluyen transparencia financiera y una revisión ética de las inversiones universitarias— hasta el momento han sido ignoradas.

“Los estudiantes tienen razón al indignarse cuando sus matrículas y recursos van destinados a empresas que fabrican armas de destrucción”, declaró en una entrevista el profesor emérito de Historia, Dr. Alan Weissman, defensor de la causa pro-palestina en el campus.

Un campus dividido: entre la seguridad y la libertad de expresión

Lo ocurrido ha polarizado a la comunidad universitaria. Algunos defensores del orden institucional consideran que los estudiantes fueron demasiado lejos al tomar y renombrar un edificio sin autorización. Otros argumentan que estas acciones eran necesarias dada la “insensibilidad moral” de la universidad ante el sufrimiento humano en Gaza.

“Invadir un espacio académico con destructividad fue contraproducente para el mensaje”, comentó Sarah Goldstein, estudiante de matemáticas. Mientras que Abdul Rahman, alumno de derecho, replicó: “Cuando se financia la guerra, la normalidad es parte del problema. Disrumpirla es lo mínimo.”

Paralelismos con otras universidades

  • En Columbia University, manifestantes a favor de Palestina también enfrentaron tensión con autoridades y vigilancia.
  • En Harvard, campañas estudiantiles pidieron el fin del financiamiento a empresas que desarrollan tecnología de vigilancia usada por Israel en Cisjordania.
  • En Universidad de California, Berkeley, el sindicato de estudiantes graduados organizó paros simbólicos en apoyo a Gaza.

¿Un futuro de más rupturas académicas?

Este tipo de protestas evidencian un nuevo despertar político en las instituciones de educación superior. Las generaciones universitarias más jóvenes están menos dispuestas a aceptar la neutralidad institucional cuando consideran que hay vidas en juego.

“Las universidades no son burbujas aisladas del mundo”, sentencia la activista y profesora Angela Davis. “Son laboratorios de conciencia cívica, y si las personas jóvenes no cuestionan el status quo aquí, ¿dónde lo harán?”

La Universidad de Washington ha prometido revisar sus políticas de libertad de expresión, seguridad en el campus y relaciones corporativas. Mientras tanto, los estudiantes sancionados seguirán ausentes de las aulas mientras apelan su suspensión, siendo símbolo de un debate que trasciende lo local y toca las fibras más profundas de la política internacional, los derechos humanos y el papel ético de las instituciones educativas.

Foto de cabecera: Edificio de Ingeniería Interdisciplinaria de la Universidad de Washington tras la protesta estudiantil. Ventanas rotas simbolizan los claroscuros de la protesta social contemporánea. (Nick Wagner / The Seattle Times)

Este artículo fue redactado con información de Associated Press