David Souter: El juez inesperado que desafió al conservadurismo y defendió la democracia

Recordamos la vida y legado del juez David H. Souter, un solitario republicano que se convirtió en voz liberal en la Corte Suprema de EE. UU.

Un conservador que no fue lo que se esperaba

En un momento en que la radicalización ideológica en las cortes de justicia de Estados Unidos es cada vez más evidente, la figura del juez David H. Souter resurge como un recordatorio poderoso de independencia judicial y compromiso con los principios democráticos. Fallecido a los 85 años en su hogar en New Hampshire, Souter dejó una huella indeleble en la historia jurídica de EE. UU. tras servir casi dos décadas como juez en la Corte Suprema.

Nombrado en 1990 por el entonces presidente George H. W. Bush, un republicano convencido, Souter fue promovido como un juez “seguro” para la derecha. De hecho, fue una de las nominaciones más favorecidas por los sectores conservadores tras la fallida postulación del más polarizante Robert Bork en 1987. Sin embargo, Souter resultó ser toda una paradoja histórica para su partido.

El 'juez sigiloso' que frustró a los conservadores

Los activistas conservadores veían con esperanza a Souter. Al momento de su nominación, tenía un historial judicial relativamente escaso en temas constitucionales, lo cual lo hacía difícil de categorizar. Esta condición dio pie al apodo de "juez sigiloso" (stealth nominee). Orientado por su entonces jefe de gabinete, John Sununu, Bush creyó haber encontrado una estrella judicial para reforzar la agenda conservadora. Pero Souter tenía otros planes.

En 1992, solo dos años después de unirse a la Corte Suprema, Souter fue parte crucial de la decisión Planned Parenthood v. Casey, que reafirmaba el derecho constitucional al aborto establecido por Roe v. Wade (1973). Esta decisión, que evitó el desmantelamiento total de Roe, fue condenada por la derecha y consolidó a Souter como un defensor del equilibrio judicial en momentos difíciles.

Un defensor de los valores democráticos

Más allá de sus decisiones en casos de aborto, Souter se destacó por su consistencia en temas como la separación Iglesia-Estado, la libertad de expresión y el acceso a los tribunales federales. En su carrera como juez y luego como voz retirada, fue un crítico constante de la ignorancia cívica del público, advirtiendo sobre los riesgos de una democracia sin educación participativa:

“Lo que me preocupa es que, cuando no se abordan los problemas, la gente no sabrá quién es el responsable. Y cuando las cosas se pongan suficientemente mal… alguien dirá: ‘Denme todo el poder y resolveré este problema’. Así cayó la República Romana.” – David Souter, 2012

El estilo de vida espartano de un juez singular

Aunque sirvió durante casi dos décadas en la rama más alta del poder judicial, Souter nunca se dejó seducir por la capital. Vivía en un apartamento modesto a pocos kilómetros de la Corte Suprema y su almuerzo típico consistía en yogur y una manzana, consumidos solo en su escritorio. Antisocial por convicción, rechazaba invitaciones mundanas y prefería un estilo de vida ascético.

“No era ese tipo de persona antes de mudarme a Washington, y no veo por qué debería cambiar a mi edad”, le respondió a un conocido.

Era también un ávido lector y hiker. Se dice que temía que el piso de su casa se derrumbara por el peso de su colección de libros, lo cual lo llevó a mudarse a una vivienda más grande tras su retiro en 2009. Pero tal vez lo más notable fue su amor por New Hampshire: al concluir cada temporada judicial en verano, Souter se subía a su Volkswagen Jetta y manejaba de regreso a su estado natal, que era su verdadero hogar emocional.

Sonia Sotomayor y su legado institucional

La jubilación de Souter ofreció al presidente Barack Obama su primera oportunidad para moldear el tribunal. El sucesor elegido fue Sonia Sotomayor, la primera jueza latina en la historia de la Corte Suprema, marcando un cambio significativo tanto cultural como ideológico. Esta transición cimentó el legado de Souter como una figura bisagra entre dos épocas de la jurisprudencia estadounidense.

El presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, con quien Souter tuvo diferencias marcadas, ofreció palabras elogiosas tras su muerte: "Sirvió a nuestra Corte con gran distinción durante casi veinte años. Aportó una sabiduría y bondad poco comunes a una vida de servicio público."

El conflicto con el conservadurismo moderno

Durante años posteriores a su retiro, Souter continuó escuchando casos en el Primer Circuito de Apelaciones. Desde esa posición más discreta, observó cómo la Corte se desplazaba más hacia la derecha, especialmente bajo las administraciones de Donald Trump, que llevaron a tres jueces conservadores a la Corte. Esta transformación culminó en la anulación de Roe v. Wade en 2022, una reversión directa al legado de Casey, aquella decisión que él ayudó a sostener hace décadas.

Para muchos observadores, el giro conservador del tribunal representó una traición a los ideales de moderación y jurisprudencia reflexiva que Souter encarnaba. Aunque sus votos no siempre coincidían con la izquierda política, su enfoque cuidadoso y su compromiso con la imparcialidad lo transformaron en una figura admirada entre liberales, pero aún más entre quienes valoran la independencia judicial.

El Juez Antitético a la Era del Espectáculo

En una era donde las figuras públicas juegan su influencia a través de redes sociales, conferencias de prensa y posturas espectaculares, Souter fue lo contrario. Nunca dio una entrevista televisada como juez activo, rara vez hablaba en público, y evitó cuidadosamente cualquier participación política o ideológica visible. Su relación con la prensa fue distante, y vivía sin televisión, enfoque que contrastaba con el estilo contemporáneo de sus colegas más mediáticos.

En palabras del biógrafo judicial Jeffrey Toobin: “David Souter representa un tipo de carácter estadounidense que casi ha desaparecido: el servidor público modesto, que lo da todo por el bien común y que realmente desprecia el culto a la celebridad.”

Souter hoy: ¿un modelo a seguir en tiempos tumultuosos?

Con un clima judicial cada vez más polarizado, la figura de Souter cobra nueva vida como posible modelo a imitar. Su humildad, dedicación y sentido ético son cualidades raras, no solo en Washington, sino a nivel global. En su tiempo, fue considerado un transgresor por no estar alineado con quienes lo promovieron. Hoy, su legado es una voz de advertencia sobre los peligros de utilizar la justicia como arma política.

La historia recordará a David Souter no solo como el "juez rebelde" del Partido Republicano, sino como un defensor tenaz de las libertades individuales y los límites del poder. En palabras de Carter Phillips, abogado de la Corte Suprema:

“Tenía un talento único para encontrar el punto más débil de tu argumento, siempre con cortesía, pero con contundencia.”

La vida de David Souter es un testimonio de que en los rincones silenciosos de la justicia aún puede encontrarse una brújula moral potente. Y en tiempos donde el ruido lo domina todo, su voz, aunque apagada, resuena más fuerte que nunca.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press