Leo XIV: El primer papa estadounidense y el nuevo rumbo de la Iglesia Católica

La elección del cardenal Robert Prevost como pontífice abre un capítulo inédito en el Vaticano, entre cánticos patrióticos y desafíos globales

Una votación histórica en la Capilla Sixtina

El 8 de mayo de 2025 quedará marcado en la historia del Vaticano. Por primera vez, un cardenal nacido en Estados Unidos, Robert Francis Prevost, fue elegido como Papa. Con el nombre de Leo XIV, este antiguo obispo de la diócesis de Chiclayo, Perú, y nativo de Chicago, se convierte en líder de los 1.400 millones de católicos en el mundo.

La emoción fue palpable en la Sala de Prensa del Pontificio Colegio Norteamericano, donde los seis cardenales electores estadounidenses presentes celebraron su elección acompañados de canciones emblemáticas como “Born in the U.S.A.” y “American Pie”. Fue una escena insólita en la colina vaticana, decorada con banderas de EE. UU. y del Vaticano, simbolizando la trascendencia del momento.

¿Quién es Leo XIV?

Robert Prevost no es ajeno al entorno eclesiástico ni al contexto internacional. Se ordenó sacerdote en 1982 en la Orden de San Agustín y pasó la mayor parte de su vida pastoral en América Latina, especialmente en Perú, donde fue nombrado obispo por el papa Francisco en 2014. Posteriormente, fue llamado a Roma como Prefecto de la Congregación para los Obispos en 2023.

De acuerdo con el cardenal Joseph Tobin de Newark, “cuando aceptó, fue como si el rol estuviera hecho para él”. En esa misma línea se expresó Robert McElroy, arzobispo de San Diego, quien lo describió como “un misionero genuino en todos los sentidos”.

Un papa entre dos mundos: EE. UU. y América Latina

Prevost posee doble nacionalidad: estadounidense y peruana. Esto no solo refleja su trayectoria multicultural, sino también su capacidad de tender puentes en una Iglesia cada vez más global. En palabras del cardenal Wilton Gregory de Washington, la principal preocupación en el cónclave fue elegir a alguien “que pueda unirnos, reforzar la fe y llevarla a los lugares donde ha decaído”.

El perfil misionero, bilingüe y bicultural de Leo XIV representa una oportunidad para renovar los compromisos sociales de la Iglesia, especialmente con las periferias. La Iglesia en América Latina vive una crisis de vocaciones y una pérdida de fieles frente al auge del protestantismo evangélico, y el nuevo papa es consciente de ello.

Un pontificado bajo la sombra de desafíos contemporáneos

El papado de Leo XIV inicia en un contexto complejo:

  • Creciente secularización en Europa y América del Norte.
  • Crisis de abusos sexuales dentro del clero.
  • Guerra en Oriente Medio y tensiones religiosas en varias regiones.
  • Auge de nacionalismos populistas que desafían los valores universalistas del catolicismo.

Frente a estos retos, el cardenal Timothy Dolan de Nueva York se mostró esperanzado: “Leo XIV tiene la fuerza espiritual y el equilibrio pastoral para guiar la barca de Pedro en tiempos de marejada”.

El peso de EE. UU. en el Cónclave

La elección de un papa estadounidense también pone en perspectiva el renovado protagonismo de Estados Unidos dentro del Colegio Cardenalicio. Con 10 cardenales electores, EE. UU. fue el segundo país con mayor representación en el último cónclave, justo detrás de Italia.

Durante las décadas pasadas, el papel de la Iglesia estadounidense ha sido ambivalente: económicamente poderosa, pero a menudo enfrentada con el Vaticano en temas como el aborto, el matrimonio homosexual o la comunión a políticos pro-choice. La elección de un papa estadounidense plantea preguntas sobre cómo se gestionarán estas tensiones internas.

Relaciones con América Latina

Prevost, al igual que su predecesor Francisco, mantiene fuertes vínculos con la realidad latinoamericana. Como ex obispo en Perú, conoce las luchas sociales que atraviesan el continente: desigualdad, violencia, migración forzada y extractivismo ambiental.

Su experiencia podría fortalecer la sinodalidad promovida por el papa Francisco, que otorga mayor voz a las Iglesias locales y promueve un modelo más descentralizado del catolicismo.

Comentarios en torno al nuevo sucesor de Pedro

El ambiente dentro del Pontificio Colegio Norteamericano fue de alegría solemne. En la conferencia de prensa, el cardenal Daniel DiNardo, ya retirado como arzobispo de Galveston-Houston, compartió que el nombre Leo remite tanto al vigor pastoral como a la tradición de líderes fuertes en la historia de la Iglesia, como san León Magno, uno de los padres del papado.

No obstante, algunos cardenales señalaron que la nacionalidad fue “irrelevante” frente a su carácter espiritual. Dolan subrayó: “No votamos por banderas, votamos por el Espíritu”.

Una nueva narrativa para el catolicismo global

La elección de un papa estadounidense con formación latinoamericana representa una fusión de identidades. Esta puede ser una herramienta vital para el diseño de una nueva narrativa eclesial: una Iglesia menos europea, más representativa, que escuche activamente a sus periferias.

El profesor Massimo Faggioli, historiador de la Iglesia, señaló a la revista Commonweal: “El cardenal Prevost fue la figura de consenso no por su perfil geográfico, sino por su forma de pensar la Iglesia como casa universal y hospital de campaña al mismo tiempo”.

Simbolismo de su primer discurso

Desde el balcón de la Basílica de San Pedro, en una tarde fresca de primavera romana, Leo XIV saludó al mundo con unas sencillas palabras: “Dios nos llama a servir con alegría en la unidad”. Utilizó el italiano, alternando con un breve saludo en español y otro en inglés, reconociendo simbólicamente sus raíces.

El gesto, aunque protocolario, fue interpretado por muchos como una reafirmación de su identidad tricontinental: América del Norte, América Latina y Europa. “Su pontificado”, opinó el teólogo español José María Castillo, “será un espejo de cómo la Iglesia puede estar verdaderamente en salida sin perder su centro”.

¿Un giro político dentro del Vaticano?

Muchos observadores internacionales creen que la figura de Leo XIV representará un equilibrio entre el impulso reformista de Francisco y la necesidad de unidad con sectores más conservadores. Su perfil moderado y diplomático lo convierte en un “puente”, no en un muro ideológico.

En su carrera como prefecto, Prevost fue conocido por apoyar nuevas diócesis inclusivas, nombrar a obispos con sensibilidad ecológica y por establecer diálogos fructíferos con otras confesiones cristianas, especialmente ortodoxas.

El futuro inmediato: sinodalidad y modernización

Todo indica que Leo XIV continuará el proceso sinodal iniciado en 2021, que busca reformas estructurales en la Iglesia, desde el papel de la mujer hasta los ministerios laicales. Asimismo, se espera que profundice los esfuerzos en temas como:

  • Transparencia financiera en el Vaticano.
  • Reestructuración pastoral en zonas como Asia y Oceanía.
  • Apertura al diálogo interreligioso, especialmente con el islam y el judaísmo.
  • Ecología integral, impulsando las ideas de Laudato Si’.

Un liderazgo al servicio del mundo

La figura de Leo XIV se perfila como una síntesis entre tradición y modernidad. No será la voz polarizadora que algunos temían ni el reformista radical que otros esperaban, sino un servidor con visión global y empatía local. Su pontificado ya es histórico por dónde nació, pero podría ser revolucionario por lo que hará.

En un mundo dividido, el liderazgo espiritual aún tiene poder. Si Leo XIV logra construir puentes tanto dentro como fuera de la Iglesia, su legado podría perdurar más allá de fronteras y siglos.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press