Plan de ayuda liderado por EE. UU. y supervisado por Israel podría agravar la crisis humanitaria en Gaza
Organismos humanitarios advierten sobre los riesgos de una distribución de ayuda condicionada que ignora el principio de neutralidad
Una Gaza sitiada y hambrienta: el contexto
Desde el 2 de marzo de 2025, Gaza vive bajo un bloqueo total por parte de Israel, una medida que, según el gobierno israelí, busca presionar al grupo Hamas para lograr la liberación de rehenes y su desarme. Sin embargo, esta estrategia ha llevado al colapso del sistema humanitario en el territorio palestino y a una situación de desesperación entre sus más de 2.3 millones de habitantes.
En las últimas semanas, diversas agencias de ayuda humanitaria han documentado un álgido incremento en los niveles de malnutrición infantil, mortalidad por deshidratación, colapso de servicios sanitarios y desplazamiento forzado. “La ayuda humanitaria no debe utilizarse jamás como moneda de cambio”, denunció James Elder, portavoz del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en una conferencia en Ginebra.
Un plan prometido y cuestionado
Frente a esta situación, Estados Unidos ha impulsado un nuevo mecanismo de distribución de ayuda humanitaria mediante la creación de una entidad denominada Fundación Humanitaria para Gaza. Según el embajador de EE. UU. en Israel, Mike Huckabee, el plan busca garantizar que la ayuda llegue “muy pronto” a la población necesitada, bajo un sistema al margen del control directo israelí y administrado por empresas privadas de seguridad.
Pero una mirada cercana revela múltiples señales de alarma: el plan se inspira en un modelo propuesto por Israel, que establece centros de distribución limitados dentro de Gaza a los cuales los palestinos deben acudir para recibir asistencia. Estos centros estarán custodiados por operadores armados y serán abastecidos por vehículos blindados, controlando exhaustivamente quién accede a la ayuda.
Rechazo de la ONU y organismos humanitarios
El Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA) y la mayoría de las principales ONGs humanitarias involucradas en Gaza se han negado a sumarse al sistema, considerando que vulnera principios fundamentales del derecho internacional humanitario. Jens Laerke, vocero de OCHA, expresó que “el plan actual no permite reanudar las actividades humanitarias en la magnitud necesaria para salvar vidas”.
Otro aspecto preocupante es el papel de la UNRWA, la principal agencia de la ONU dedicada a refugiados palestinos. Esta organización, que antes operaba más de 280 puntos de distribución de ayuda en Gaza, ha sido vetada por Israel bajo acusaciones de infiltración de Hamas. No obstante, Israel no ha aportado pruebas concluyentes y la UNRWA señala que actúa rápidamente ante cualquier indicio sospechoso.
“Es imposible reemplazar a la UNRWA”, advirtió Juliette Touma, portavoz de la agencia. “Somos la organización humanitaria con mayor alcance y capacidad logística en Gaza”.
Impacto potencial del bloqueo reforzado
Las implicaciones de este modelo son múltiples y graves, según alertan expertos como Elder. Al centralizar la ayuda en unos pocos centros de acopio fuertemente custodiados, se corre el riesgo de obligar a miles de personas a desplazarse, profundizando el desplazamiento forzado y colapsando las pocas áreas que aún ofrecen refugio.
Además, muchas personas en condiciones de vulnerabilidad, como ancianos, niños, personas enfermas y discapacitadas, tendrán enormes dificultades para alcanzar estos centros. Ese impedimento de facto puede traducirse en muertes evitables, simplemente por no poder acceder a agua o alimentos.
Denuncias de tacticismo político
“El plan parece diseñado para reforzar el control sobre artículos esenciales como táctica de presión”, sentenció Elder, en una declaración que sintetiza la percepción de numerosos actores humanitarios. En este sentido, usar el hambre como instrumento bélico ha sido denunciado como un crimen de guerra por múltiples organismos internacionales, entre ellos Human Rights Watch y Amnistía Internacional.
La ONU ha subrayado que el derecho internacional obliga a todas las partes en conflicto a permitir y facilitar el acceso de la ayuda humanitaria imparcial. Esta obligación, sin embargo, parece estar siendo sistemáticamente vulnerada en Gaza.
¿Un sistema realmente independiente?
Mike Huckabee afirmó que el sistema propuesto por la Fundación Humanitaria para Gaza funcionará de forma “independiente” a Israel. Sin embargo, el plan contempla que el ejército israelí vigile los perímetros de los centros de distribución desde la distancia. Además, incluye la participación de contratistas de seguridad estadounidenses, exmilitares y expolíticos, una estructura que lejos de aportar confianza, ha encendido las alarmas sobre la militarización del proceso humanitario.
El documento interno de la fundación revela que en una primera etapa habrá solo cuatro centros de distribución, cada uno atendiendo a unas 300,000 personas. Se espera escalar estos puntos para atender a toda la población de Gaza, pero no se especifican fechas ni garantías logísticas.
La raíz del problema: el bloqueo
Actualmente, según datos de OCHA, más de 500 camiones de ayuda se necesitarían ingresar diariamente a Gaza para cubrir las necesidades básicas. Desde el inicio del bloqueo, apenas entra un puñado de ellos, si acaso. Incluso cuando los camiones logran cruzar, enfrentan saqueos y obstáculos logísticos derivados de la falta de coordinación estructural, más que de interferencia de Hamas como alega Israel.
Juliette Touma apuntó que “los informes de saqueos disminuyeron significativamente durante el último cese al fuego, cuando se permitió el ingreso de ayuda de manera sostenida y sin condiciones”. La presencia de medios independientes ha sido también limitada, ya que Israel mantiene el veto a la entrada de periodistas internacionales, lo que dificulta la verificación independiente y potencia la desinformación.
¿Qué se necesita con urgencia?
La comunidad humanitaria es clara: lo que se necesita no es un nuevo modelo de ayuda condicionado, sino el levantamiento inmediato del bloqueo. Solo así se podrá restaurar una operación humanitaria con alcance, basada en la imparcialidad, neutralidad y humanidad.
Insistir en sistemas con controles geográficos y permisos condicionados podría desencadenar una catástrofe aún mayor. “Más niños sufrirán y correrán riesgo de morir o quedar con secuelas irreversibles”, advirtió UNICEF. El llamado es urgente y concluyente: “levanten el bloqueo, dejen que entre ayuda humanitaria, salven vidas”.