Purga ideológica en las bibliotecas del Pentágono: censura encubierta o regreso a los orígenes militares
La orden del Departamento de Defensa de retirar libros sobre diversidad, racismo y género aviva el debate sobre el rumbo cultural de las Fuerzas Armadas
Una limpieza ideológica como nunca antes
Los ecos de una de las decisiones más polémicas en la historia reciente del Pentágono siguen retumbando en Washington. Un memorando interno emitido por el Departamento de Defensa de Estados Unidos ha establecido el 21 de mayo como plazo máximo para que todas las bibliotecas militares retiren libros que aborden temas relacionados con la diversidad, el antirracismo y cuestiones de género. Según el documento, firmado por Timothy Dill, alto funcionario del área de personal, estos textos son considerados "incompatibles con la misión principal del Departamento".
Esta decisión representa la ofensiva más amplia hasta la fecha dentro de la campaña del Secretario de Defensa Pete Hegseth, que apunta directamente contra todas las políticas, programas y materiales educativos relacionados con la diversidad, equidad e inclusión (conocidos por sus siglas en inglés como DEI). Se trata de una operación ideológica sin precedentes, que ya ha comenzado a dejar su huella en instituciones clave como la Academia Naval de Annapolis, la cual ha eliminado 381 libros de su biblioteca solo en el último mes.
Un ataque a la diversidad cultural en las Fuerzas Armadas
Lo que está en juego aquí no es solo una colección de libros. La iniciativa del Pentágono es parte de un rechazo más amplio a cualquier discurso que se salga de la narrativa tradicionalista de las Fuerzas Armadas. Términos como "acción afirmativa", "identidad de género", "transgénero" o incluso "discriminación racial" han sido incluidos en la lista de criterios de búsqueda para depurar las bibliotecas.
Entre los libros removidos se encuentran títulos históricamente significativos, como "I Know Why the Caged Bird Sings" de Maya Angelou, un texto clave en la literatura afroamericana que aborda temas de género, abuso y autoaceptación desde la experiencia de una mujer negra en EE.UU. También fueron retirados ensayos sobre el Holocausto, el papel de las mujeres afroamericanas en el siglo XIX o análisis del caso Trayvon Martin, que desencadenó un debate nacional sobre el racismo estructural en el sistema judicial.
Una ofensiva política más allá de lo militar
Esta campaña no puede desconectarse del contexto político general. En el marco del nuevo mandato presidencial de Donald Trump, el gobierno ha impulsado una política activa de recentralización ideológica en todo el aparato estatal. Esta tendencia también se refleja en la administración de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), donde el recién nombrado director interino, David Richardson, ha advertido a los empleados que no tolerará resistencia interna ante los cambios venideros, afirmando que "los atropellará" si se interponen en el camino de las reformas alineadas con los objetivos de la Casa Blanca.
Richardson, exoficial del Cuerpo de Marines, dejó muy claro en una llamada masiva al personal que tiene intención de "cumplir la intención presidencial" y hacer frente a cualquier "obstáculo" en la reestructuración de FEMA hacia un modelo de mayor autonomía estatal y menos dependencia federal. Se trata de una política que refleja los postulados conservadores sobre federalismo fiscal, descentralización y recorte de burocracias.
Reacción de la academia militar y la sociedad
La Academia Naval, una de las primeras en ejecutar la orden del Pentágono, eliminó casi 400 libros que trataban temas como el feminismo, la lucha por los derechos civiles y experiencias históricas de minorías raciales. Aunque no ha habido una declaración oficial de protesta por parte de los cadetes o la academia, exalumnos y académicos han alzado la voz en medios y redes sociales.
Lawrence Korb, ex subsecretario adjunto de Defensa, no dudó en calificar la medida como "un retroceso ideológico que olvida que el verdadero liderazgo también se construye desde la diversidad y la empatía". En palabras del ahora retirado general John Allen: "Un oficial educado debe entender el contexto cultural en el que opera, especialmente en un mundo donde nuestras fuerzas interactúan constantemente con pueblos diversos".
¿Educación militar o adoctrinamiento unilateral?
Una de las polémicas más intensas gira en torno al propósito último de esta purga intelectual: ¿responde verdaderamente a una necesidad operativa o es una forma de censura? El Departamento de Defensa argumenta que los libros que abordan cuestiones como la identidad de género o el racismo estructural promueven "conceptos divisivos". Sin embargo, críticos como David Rothkopf, analista de Think Tank Carnegie Endowment, advierten que "el verdadero riesgo es que se elimine toda visión disidente y se cree un sistema monolítico de pensamiento".
Más allá de los argumentos ideológicos, la pregunta pragmática continúa siendo la misma: ¿formará esto oficiales mejor preparados para los retos del siglo XXI? Paul Eaton, general retirado y vocal de VoteVets, lo resume así: "Eliminar libros sobre discriminación no elimina la discriminación. Solo oscurece las herramientas con las que podríamos abordarla".
Los libros que desaparecen: censura silenciosa
La lista de obras desaparecidas de las bibliotecas militares pinta un panorama desolador para quienes entienden la educación como una ventana plural. Entre los títulos retirados figuran:
- I Know Why the Caged Bird Sings, de Maya Angelou
- Memorializing the Holocaust, análisis sobre los memoriales del Holocausto
- Half American, sobre afroamericanos en la Segunda Guerra Mundial
- A Respectable Woman, acerca del rol público de las mujeres afroamericanas en el siglo XIX
- Pursuing Trayvon Martin, acerca del caso que reavivó el debate sobre el perfil racial
Estas eliminaciones contravienen los principios de acceso libre al conocimiento y representan una forma velada de control cultural. Mientas tanto, el comunicado oficial no aclara si los libros serán destruidos, almacenados fuera del alcance o reubicados.
Contexto y precedentes: la educación como “campo de batalla” ideológico
La tendencia a politizar la educación no es nueva. En la década de 1950, durante el macartismo, se purgaron universidades enteras bajo sospechas de "infiltraciones comunistas". Más recientemente, varios estados han llevado a cabo iniciativas que buscan prohibir por ley el uso de critical race theory en escuelas públicas. Lo novedoso ahora es la amplitud institucional y el carácter centralizado de la campaña dentro de la estructura castrense.
La decisión también recuerda momentos de la historia estadounidense durante los cuales se debatió el papel del ejército como instrumento no solo de defensa nacional, sino también de cohesión social. La desegregación de las Fuerzas Armadas en 1948 fue impulsada por el presidente Harry Truman justamente bajo la lógica de que el ejército podía ser un ejemplo de integración para el resto del país.
Lo que puede venir: militarismo, control cultural y resistencia política
Las implicaciones de estas acciones son profundas. Por un lado, refuerzan la idea de una re-militarización desde parámetros ideológicos conservadores, algo que resulta preocupante en una sociedad democrática. Por el otro, anticipan un escenario de mayores tensiones entre los militares activos y una sociedad cada vez más diversa y crítica.
En paralelo, organizaciones de derechos civiles y libertad académica como American Library Association y PEN America ya han emitido comunicados en los que califican estas decisiones como una forma de censura institucional.
La batalla por el alma de las Fuerzas Armadas sigue librándose en los estantes de sus bibliotecas. Pero lo que está en juego es mucho más que el acceso a determinados libros: es la definición misma de lo que significa ser soldado en un país diverso.