Rockies en caída libre: el peor arranque en décadas y señales de implosión total
La franquicia de Colorado se hunde con un 6-33 histórico, rotaciones quemadas, errores defensivos y una ofensiva inexistente: ¿reconstrucción o colapso silencioso?
En el béisbol, como en la vida, a veces tocar fondo es el primer paso hacia el ascenso. Pero lo que vive actualmente el equipo de los Colorado Rockies no parece una preparación para el levantamiento, sino más bien un colapso controlado que ni ellos mismos se atreven a llamar “reconstrucción”. Lo que vimos el pasado sábado en el Coors Field, con una paliza de 21-0 a manos de los San Diego Padres, fue una muestra más de la peor etapa de la franquicia en años recientes: ocho derrotas consecutivas, récord de 6-33 y señales inequívocas de desesperación desde el cuerpo técnico hasta el último jugador del roster.
Un arranque de temporada digno de los libros de historia... por las razones equivocadas
La derrota del sábado fue el punto más bajo de un equipo que ya venía en caída. Este resultado iguala el peor comienzo en los primeros 39 juegos desde 1988, cuando los Baltimore Orioles comenzaron con el mismo desastroso balance. Pero las estadísticas no terminan ahí: Colorado ha permitido 258 carreras, la mayor cantidad en la MLB esta temporada, y ha sido superado por sus rivales en 134 carreras.
Para contextualizar este desastre, tan solo un equipo en más de un siglo ha tenido un diferencial de carreras peor: los Atléticos de Oakland en 2023, con -146 a esta altura.
Cátcher lanzando, errores defensivos y ofensiva fantasma
Ante semejante debacle, el manager Bud Black se ha visto obligado a tomar medidas desesperadas: el sábado, el cátcher Jacob Stallings tuvo que lanzar las dos últimas entradas. Fue, paradójicamente, uno de los brazos más eficientes del juego para Colorado. Y no fue un recurso aislado: hace apenas dos días, el infielder Alan Trejo también subió al montículo ante la impotencia de un cuerpo de lanzadores fundido.
“Lo odio, lo odio profundamente”, confesó Black sobre la necesidad de utilizar jugadores de posición como lanzadores. “Pero se ha convertido en una función de lo que hemos vivido los últimos días. Entre el doble juego del jueves y el desgaste de los relevistas, no hay brazos disponibles”.
Y como si fuera poco el descontrol sobre el montículo, la defensa también se ha desplomado: 10 errores en los últimos 5 juegos. Una cifra que pone en evidencia un equipo desordenado mental y tácticamente.
Ofensiva sin dirección
El gerente general de los Rockies, Bill Schmidt, admitió una de las falencias más dolorosas: la ofensiva. “No hemos sido productivos a la ofensiva, y esa ha sido una de mis mayores decepciones”, dijo Schmidt antes de la tragedia del sábado.
De hecho, los Rockies han tenido un desempeño alarmante en casa durante esta racha: han sido superados 63-18 en carreras por los Tigres de Detroit y los Padres de San Diego solamente durante esta tanda de partidos como locales.
El rival no perdonó: los Padres hicieron fiesta en Coors Field
La actuación de los San Diego Padres también merece reconocimiento, aunque la debilidad de su rival facilitó la goleada. El abridor Stephen Kolek lanzó una blanqueada de cinco hits en su segunda apertura en Grandes Ligas justo en uno de los estadios más complicados para los lanzadores. Hubo momentos en los que, mientras su ofensiva acumulaba entre 5 y 8 carreras en una sola entrada, tuvo que calentarse en el túnel porque los turnos eran tan largos que se enfriaba en el dugout.
“Cuando están poniendo tantas carreras en una sola entrada, te enfrías rápidamente, así que tienes que seguir calentándote tú mismo”, comentó Kolek.
El ex receptor de los Rockies y actual figura de los Padres, Elías Díaz, también ofreció una perspectiva emotiva: “Jugué aquí como por cinco años… siento algo de dolor por ellos. Pero esto es béisbol, y nosotros tenemos un trabajo que hacer”.
Un cuerpo técnico bajo presión (por ahora)
Si bien Schmidt respaldó públicamente a Bud Black, aludiendo a su esfuerzo y ética de trabajo, la estadística y el resultado son claros: los Rockies están implosionando. A pesar de que directivos y técnicos quieren evitar la palabra “reconstrucción”, es evidente que este roster necesita ser desmontado pieza por pieza.
“Hemos mostrado que podemos competir con algunos equipos. Pero hacemos pequeños errores y no hemos sabido capitalizar”, dijo Schmidt, con un optimismo que no se ve reflejado en el campo.
¿Hacia dónde va este equipo?
El problema de los Rockies no se resume en un mal momento o una racha negativa. Lo que estamos presenciando es un patrón que viene desde hace años. Desde 2018, cuando alcanzaron la postemporada por última vez, el equipo comenzó una pendiente descendente alimentada por decisiones cuestionables en la gerencia, contratos inflados y pobre desarrollo de talento joven.
Mientras equipos como los Orioles, Astros o incluso los mismos Tigres han apostado todo a generaciones emergentes y analítica avanzada para reinventarse, los Rockies parecen estancados entre una falsa expectativa de competitividad y una negativa frontal a aceptar que se requiere una reconstrucción a fondo.
Comparaciones que duelen
- Colorado Rockies 2024: 6-33, diferencial de -134
- Baltimore Orioles 1988: 0-21 antes de su primera victoria
- Oakland Athletics 2023: -146 diferencial en 39 juegos
El béisbol, con su calendario extenso (162 partidos), puede ofrecer tiempo para recuperarse. Pero cuando se arranca con semejante déficit, no se trata solo de mejorar. Se trata de identificar un plan sostenible para los próximos años. Y Colorado, hasta ahora, no ha mostrado señales de tener un plan claro.
¿Una plantilla resignada?
Jacob Stallings, luego de lanzar en su rol improvisado, lo resumió así: “Estamos pasando por un momento difícil como grupo, y no es divertido. Hemos hablado entre nosotros de tratar de disfrutar más. Pero no es fácil cuando estás siendo aplastado en cada juego”.
Ahí radica uno de los puntos más importantes. La moral está por el piso, y salvo algunas actuaciones individuales, no se ve cohesión ni liderazgo en el terreno.
¿Qué necesitan los Rockies ahora mismo para sobrevivir 2024?
- Reconocer el proceso de reconstrucción sin tapujos: La negación solo prolonga la recuperación.
- Vender piezas veteranas en la fecha límite de cambios: Jugadores como Kris Bryant (si está saludable) podrían tener valor.
- Invertir en desarrollo de pitchers jóvenes: No más lanzadores improvisados desde la receptoría o el infield.
- Reestructurar la defensa básica: Con 10 errores en cinco juegos, la defensa no solo resta, sino que desmoraliza.
Por ahora, el futuro inmediato parece sombrío. Bud Black podría ser reemplazado antes de mitad de temporada si las derrotas siguen acumulándose. Y, más preocupante aún, la base de fanáticos comienza a perder interés, algo letal para una franquicia de mercado pequeño.
Las señales están ahí, el deterioro es notorio y la reconstrucción parece inevitable. La pregunta no es si Colorado terminará esta temporada en el sótano. La verdadera pregunta es si lograrán evitar convertirse en los nuevos Orioles de los 80 o Atléticos del 2023.