Australia, diversidad y política: ¿Puede la inclusión sobrevivir al conflicto de Gaza?

La polémica exclusión de Ed Husic del gabinete australiano reabre el debate sobre la diversidad, la libertad de expresión y la política internacional en la era Albanese

Una nueva era para Australia, pero ¿a qué precio?

El pasado 3 de mayo de 2025, el primer ministro australiano Anthony Albanese consolidó su dominio político tras llevar a su Partido Laborista a una aplastante victoria en las elecciones generales. Con al menos 92 de los 150 escaños en la Cámara de Representantes —y la posibilidad de llegar a 95—, su gobierno ostenta la mayoría parlamentaria más fuerte del laborismo desde 1901. Este resultado abre la puerta a una segunda legislatura con grandes expectativas, pero también con controversias que ponen en tela de juicio los principios de inclusión y pluralidad que Albanese prometió defender.

La caída de Ed Husic: ¿una represalia política?

Uno de los movimientos más polémicos en la formación del nuevo gabinete fue la salida de Ed Husic, exministro de Industria y Ciencia y primer musulmán en jurar cargo en el Parlamento Federal australiano sobre un Corán. Su exclusión del gabinete fue interpretada por muchos —incluido él mismo— como una represalia política por sus opiniones críticas hacia la conducta de Israel en la guerra de Gaza. En una entrevista con ABC, Husic fue categórico: "Pienso que fue un factor. ¿Haría las cosas de manera diferente? No lo creo". En sus declaraciones, sostuvo que ser diverso no implica ser sumiso: "No se puede celebrar la diversidad y esperar que ésta guarde silencio".

Un gabinete sin ministros judíos y con tensiones internas

La salida de Husic no fue la única que causó controversia. Mark Dreyfus, ex fiscal general y de origen judío, también fue excluido del gabinete. Este hecho no ha pasado desapercibido: se trata del primer gobierno australiano desde 2010 que no incluye a ningún ministro judío en gabinete. La medida despertó inquietudes sobre cómo se están equilibrando las tensiones internas del partido laborista y cómo se perciben las opiniones sobre el conflicto en Medio Oriente dentro de la estructura política australiana. Según lo establecido por las reglas internas del Partido Laborista, los líderes de facciones internas asignan los 30 puestos ministeriales según la proporción de escaños que obtuvieron. Anthony Albanese, al ser consultado sobre si defendió la permanencia de Husic o Dreyfus, evitó una respuesta directa: "Tenemos un proceso. Ustedes lo han estado observando desde hace tiempo".

Reacciones desde la comunidad musulmana y judía

Las declaraciones de Husic han encontrado eco entre importantes figuras de la comunidad australiana. Bilal Rauf, abogado y miembro del Consejo Nacional de Imames de Australia, solicitó explicaciones más claras del gobierno: "Creo que, como mínimo, se requiere una explicación. No podemos limitarnos a decir que todo se debe al juego de facciones". Por otro lado, Alex Ryvchin, codirector del Consejo Ejecutivo de Judíos Australianos, señaló que aunque su grupo mantiene buenas relaciones con Husic y Dreyfus, algunos comentarios del primero sobre el conflicto en Gaza fueron "preocupantes para la comunidad". Husic, por ejemplo, denunció con firmeza la respuesta militar israelí tras el ataque de Hamas el 7 de octubre de 2023, argumentando que los palestinos estaban siendo "castigados colectivamente por la barbarie de Hamas".

El dilema de la diplomacia interna e internacional

El caso de Husic expone una enorme paradoja dentro de la política australiana: la necesidad de representar a una sociedad diversa frente a una política internacional polarizada. Australia alberga significativas comunidades judías y musulmanas, lo cual presenta un desafío considerable para quienes ocupan cargos públicos. Husic, nacido en Sídney de padres bosnios musulmanes, había encarnado —hasta ahora— el ejemplo del multiculturalismo funcionando desde las cumbres del poder. En contraste, se ha promovido a la egipcia Anne Aly al gabinete, convirtiéndola en la mujer musulmana de más alto rango del gobierno. Aunque esto podría entenderse como un paso positivo, no ha sido suficiente para silenciar las críticas al trato que recibió Husic.

Relaciones internacionales en la balanza

La tensión interna generada por el conflicto en Gaza tiene implicaciones más amplias. La postura que adopten los líderes de países como Australia ante la guerra entre Israel y Hamas afecta no sólo su política exterior, sino también la estabilidad interna. El gobierno de Albanese ha sido cuidadoso en su retórica, alineando su discurso en gran medida con sus aliados occidentales, pero esto parece haber tenido un costo entre sectores sociales que exigen una política exterior más crítica y neutral. Australia también enfrenta presiones de sus estrechas relaciones con Israel, su compromiso con la defensa de los derechos humanos y los intereses de su creciente población musulmana. Cada movimiento en temas tan sensibles genera una onda expansiva que, como en el caso de Husic, puede culminar en decisiones de alto impacto político.

Los desafíos de liderazgo en el multiculturalismo

El primer ministro Anthony Albanese ha demostrado ser un hábil estratega político, pero casos como el de Husic plantean preguntas sobre los límites de sus valores progresistas. ¿Es posible gobernar basándose en ideales de inclusión sin sacrificar aliados cuando estos defienden causas impopulares para ciertos sectores? Australia ha sido reconocida por su multiculturalismo, con más del 30 % de sus ciudadanos nacidos en el extranjero, y con minorías que ejercen influencia política creciente. Sin embargo, este mismo multiculturalismo exige políticas reales, no solo simbólicas. Esto implica permitir que voces diversas cuestionen decisiones internacionales sin temor a perder protagonismo político.

El precedente que deja este caso

Más allá de los nombres y partidos, la exclusión de Ed Husic deja una herida simbólica en el cuerpo político australiano. Genera temor entre otros líderes provenientes de minorías que podrían autocensurarse para no “salirse del guion” marcado por las necesidades diplomáticas del momento. Según datos de una encuesta de *Essential Report* en enero de 2024, más del 58 % de los votantes australianos apoyan una postura crítica hacia el gobierno israelí respecto a Gaza. Esto revela una discordancia entre la cúpula política y el sentir público. La sociedad australiana parece estar lista para un discurso más balanceado que refleje sus valores democráticos e inclusivos, pero sus líderes aún caminan por la cuerda floja de las alianzas internacionales.

¿Qué sigue para Husic y la diversidad política en Australia?

Ed Husic no ha anunciado su salida definitiva de la política, y su futuro sigue siendo tema de especulación. Su figura podría fortalecerse como un símbolo de resistencia, de habla sincera en tiempos donde el discurso está filtrado por intereses estratégicos. También podría marcar una línea divisoria dentro del propio laborismo, donde ya hay voces pidiendo mayor transparencia en las asignaciones ministeriales. El gobierno de Albanese está aún en sus fases iniciales del segundo mandato, pero esta controversia le plantea un enorme reto: reconciliar política exterior con coherencia interna. Si no logra balancear ambas, su mayoría histórica podría convertirse en un peso para la diversidad y la representatividad por la que fue en parte elegido. La pregunta que queda en el aire es simple, pero determinante: ¿Está el progresismo australiano listo para defender la diversidad también cuando esta se expresa con voces críticas frente al statu quo internacional? Porque como bien dijo Husic: "Celebrar la diversidad no puede ser solo una foto en la portada. También se trata de escucharnos cuando hablamos".
Este artículo fue redactado con información de Associated Press