El final del PKK: ¿una verdadera oportunidad para la paz en Turquía?
Tras décadas de conflicto, el grupo militante kurdo ha anunciado su autodisolución. Analizamos los antecedentes, implicaciones y desafíos de este hecho histórico.
La disolución histórica del PKK
El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) ha anunciado oficialmente su disolución el 12 de mayo de 2025, marcando el supuesto fin de uno de los conflictos armados más prolongados del mundo. Fundado en 1978 por Abdullah Öcalan y un grupo de estudiantes en la provincia de Diyarbakir, el movimiento surgió con el objetivo revolucionario de crear un estado kurdo independiente.
El anuncio, acompañado de un cese al fuego el 1 de marzo de 2025, ha sido enmarcado por observadores internacionales como un paso hacia la paz en una región profundamente marcada por décadas de violencia. Pero ¿qué significa realmente esta disolución? ¿Puede Turquía abrazar una era post-PKK sin caer en antiguos patrones de represión o conflicto?
De guerrilla marxista a movimiento político
Fundado oficialmente el 27 de noviembre de 1978, el PKK nació como una organización marxista-leninista que buscaba liberar al pueblo kurdo mediante la lucha armada. Esta lucha se intensificó a partir del 15 de agosto de 1984, cuando el PKK realizó su primer ataque armado contra fuerzas de seguridad turcas en el sureste del país.
A lo largo de los años 80 y 90, la violencia escaló y causó la muerte de más de 40,000 personas, entre ellas combatientes, militares y civiles. Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea calificaron al grupo como organización terrorista, y las relaciones regionales —particularmente con Siria, Irak y los kurdos iraquíes— se vieron afectadas por la disputa sobre los refugios del PKK en el extranjero.
Momentos clave en la historia del PKK
- 1980: Golpe militar en Turquía; el PKK se exilia y entrena en Siria y Líbano.
- 1999: Öcalan es capturado por fuerzas turcas en Nairobi con posible ayuda de la CIA. Sentenciado a muerte, su pena se conmutó a cadena perpetua tras la abolición de la pena capital en Turquía.
- 2013: Desde prisión, Öcalan llama al alto el fuego durante el festival kurdo Newroz, iniciando el "Proceso de Solución".
- 2015: Un atentado en Suruç cerca de Siria fractura las conversaciones de paz. Se reaviva el conflicto.
- Febrero 2025: Öcalan, aún preso, llama nuevamente al desarme y disolución del PKK.
- 12 de mayo de 2025: El PKK se declara oficialmente disuelto.
Un contexto cambiante en Turquía y la región
La autodisolución no ocurre en un vacío. Turquía atraviesa transformaciones profundas en su política interna y externa. El resurgimiento de las relaciones turco-iraquíes y los nuevos compromisos entre Turquía y el Gobierno Regional del Kurdistán (KRG, por sus siglas en inglés) han presionado al PKK desde múltiples flancos.
Además, figuras de peso como Devlet Bahçeli, líder del ultranacionalista Partido del Movimiento Nacionalista (MHP), abrieron la puerta a una eventual liberación de Öcalan si el grupo depone las armas, lo que ha contribuido al clima de posibilidad.
El impacto de los ataques recientes, como el cometido el 23 de octubre de 2024 contra un centro de defensa cerca de Ankara en el que murieron cinco personas, elevó aún más la presión sobre el PKK. La respuesta turca fue fulminante: bombardeos contra objetivos del PKK en Irak y Siria señalaron una nueva etapa en la estrategia de contención.
¿Una desmovilización total?
Pese al anuncio de disolución, existen sectores de analistas que advierten que aún quedan facciones del PKK armadas o simpatizantes que podrían operar de forma descentralizada. El PKK ha demostrado agilidad en el pasado para adaptarse, aprovechando redes de apoyo en la diáspora kurda en Europa y mediante vínculos con entidades como el YPG en Siria, prioridad de seguridad nacional para Turquía.
No está claro si todos los combatientes obedecerán la orden interna de disolverse. Nunca ha sido una estructura completamente monolítica. El temor es que grupos escindidos continúen operando bajo otros nombres o con nuevas causas.
Consecuencias políticas en Turquía
Turquía ha sido criticada internacionalmente por su política de desplazamientos forzados, arrestos masivos de políticos kurdos y restricciones culturales. Si bien una disolución del PKK sería un punto de inflexión, también podría representar una oportunidad para que Ankara se comprometa con una agenda de derechos y ciudadanía para los 15 millones de kurdos que habitan el país.
La experiencia pasada con el Proceso de Solución iniciado bajo el liderazgo de Recep Tayyip Erdoğan en 2013 demostró que las promesas de reconciliación pueden ser frágiles. Una serie de escándalos y elecciones revirtieron los avances, y muchos kurdos quedaron desilusionados.
Hoy, más que nunca, la paz no debe ser vista como mera ausencia de armas, sino como presencia de justicia.
Repercusiones en Irak y Siria
El PKK ha mantenido refugios en el norte de Irak y ha colaborado militarmente con la milicia kurda YPG en el norte de Siria. Ambos territorios se han convertido en zonas de conflicto internacional donde también operan Turquía, EE.UU., Rusia e Irán.
La disolución del PKK podría cambiar la dinámica geopolítica de estas regiones. Reduce una fuente de fricción entre Turquía e Irak, pero también redefine el status de las fuerzas kurdas en Siria, calificadas como aliadas por EE.UU. y terroristas por Turquía.
Irak ha reforzado recientemente su frontera con ayuda turca y firmado acuerdos para evitar que el PKK opere desde su territorio. A medida que esa cooperación se intensifica, también lo hace la presión sobre otros actores kurdos en la región.
¿Y qué pasa con Öcalan?
Desde su celda en la isla-prisión de İmralı, Abdullah Öcalan permanece como una figura central para muchos kurdos, no solo en Turquía, sino en la diáspora. Aunque su rol activo en la política cesó con su encarcelamiento, sus declaraciones tienen enorme peso.
En febrero de 2025, publicó desde prisión un mensaje ambiguo pero contundente, urgiendo el cierre del ciclo armado. Este llamado fue el detonante para la declaración de autodisolución. La posibilidad de que obtenga libertad condicional ha sido colocada en la mesa —no solo como gesto humanitario, sino como símbolo del inicio de una nueva era.
Pero la figura de Öcalan sigue siendo profundamente polarizante: para muchos kurdos, es un héroe; para muchos turcos nacionalistas, un enemigo del Estado.
Reacción internacional y el futuro kurdo
Organismos internacionales como la ONU y la Unión Europea, que clasifican al PKK como grupo terrorista, han saludado cautelosamente la decisión de disolución. Más allá del fin de la violencia, los derechos culturales, políticos y humanos de los kurdos deben convertirse en el nuevo eje de presión internacional sobre Turquía.
El futuro del movimiento kurdo dependerá en gran parte de su capacidad para transitar del campo de batalla al ámbito político. Figuras como Selahattin Demirtaş, del partido prokurdo HDP, han sido encarceladas en los últimos años bajo acusaciones de terrorismo vinculadas al PKK. Su liberación podría ser otro gesto de reconciliación nacional.
Una paz difícil pero posible
La decisión del PKK de disolverse marca un hito histórico. Pero la verdadera prueba será lo que Turquía, los kurdos y la comunidad internacional hagan a partir de ahora. La paz post-PKK no será necesariamente un camino recto, pero nunca ha estado tan cerca.
Como dijo una vez el poeta Nazım Hikmet, “la vida no es de pantano, sino de lucha, como la de un río en su curso”. Tras décadas de lucha, es tal vez el momento de cambiar las armas por palabras, y de permitir que el río fluya con libertad en todas las lenguas, incluso en kurdo.