Gaza entre ruinas y hambre: El precio humano de una guerra interminable

Mientras Israel intensifica su ofensiva, crece la tensión diplomática y humanitaria. Niños muertos, hospitales sin comida y un solo rehén liberado en medio del caos.

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Un nuevo ataque mortal en Gaza: la tragedia se repite

El lunes por la madrugada, un ataque aéreo israelí impactó una escuela que funcionaba como refugio en la zona de Jabaliya, en el norte de la Franja de Gaza, donde al menos 16 personas murieron, entre ellas cinco niños y cuatro mujeres, según informaron los servicios de emergencia del Ministerio de Salud de Gaza.

Estas víctimas mortales se suman a las decenas de miles fallecidas desde que estalló la operación militar israelí hace más de siete meses. “Fue como si la tierra se abriera y nos tragara”, decía entre llantos una mujer que perdió a su hija en el bombardeo. La escuela era, irónicamente, un lugar donde esas familias esperaban hallar seguridad.

Justificación israelí: combatiendo en zonas densamente pobladas

El ejército israelí sostiene que sus objetivos son exclusivamente milicianos de Hamas, a quienes responsabiliza por las muertes civiles debido a que utilizan zonas urbanas para sus operaciones. Hasta el momento, no se ha emitido una declaración oficial sobre este ataque específico.

El patrón, sin embargo, se repite: lugares civiles como hospitales, escuelas y campos de refugiados han sido bombardeados bajo la alegación de que Hamas opera en ellos. El resultado es una devastadora cifra de víctimas civiles y una población atrapada sin medios para escapar.

Una crisis humanitaria al borde de la hambruna

La situación humanitaria es crítica. Israel mantiene un bloqueo de más de 10 semanas que ha interrumpido el envío de alimentos, medicinas y otros suministros esenciales. Los hospitales son incapaces de alimentar a sus pacientes, y las familias deben encontrar, por sus propios medios, algo que llevar a las camas de los enfermos.

“Nuestros pacientes están perdiendo peso rápidamente”, afirma el Dr. Fadi Abu al-Fadl, director de un hospital en Rafah, al sur de Gaza.

Las organizaciones humanitarias alertan sobre el rápido ascenso de la malnutrición. Las ollas comunitarias están cerrando, los mercados están vacíos salvo por latas y algunas verduras, y los precios se han disparado. La ONU advierte del riesgo inminente de una hambruna a gran escala.

El rehén estadounidense liberado: ¿una decisión política?

En un giro geopolítico inesperado, Hamas anunció la liberación de Edan Alexander, un rehén con doble nacionalidad israelí-estadounidense, como gesto antes de una visita diplomática del expresidente Donald Trump a Arabia Saudita, Qatar y Emiratos Árabes Unidos.

“Trump lo rescata. ¿Quién rescatará a Gali y Ziv?”, se pregunta Maccabit Mayer, tía de los gemelos Berman —ciudadanos israelíes que siguen capturados por Hamas—, entrevistada por la radio del Ejército de Israel.

De los aproximadamente 58 rehenes que aún estarían en manos de Hamas, más de 30 se cree que han muerto. Las familias de otros rehenes acusan al primer ministro Benjamin Netanyahu de priorizar objetivos políticos sobre la liberación de los civiles capturados.

La presión internacional y el papel simbólico de Trump

La liberación de Alexander ha sido presentada como un gesto hacia el expresidente Trump y sus esfuerzos por mediar informalmente en el conflicto. Su enviado, Steve Witkoff, confirmó a medios que se espera la liberación en un lapso de 48 horas, como parte de una iniciativa para establecer un nuevo alto al fuego.

Esta acción, aunque bienvenida, ha generado un sentimiento de desigualdad entre las familias cuyos seres queridos aún permanecen cautivos. La percepción es que tener la ciudadanía adecuada puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

Netanyahu, en la mira: ¿prioriza la guerra sobre los rehenes?

Las críticas al primer ministro Benjamin Netanyahu han escalado tanto dentro como fuera de Israel. La continuación de la ofensiva, incluso luego del fracaso del alto al fuego en marzo, es vista por muchos como un movimiento político calculado más que una necesidad estratégica.

Analistas como Anshel Pfeffer del periódico Haaretz han indicado que "la prolongación del conflicto le permite a Netanyahu evitar elecciones anticipadas y retener el poder en un gobierno cada vez más impopular".

Los rehenes: un dilema sin resolución

Desde el inicio del conflicto, Israel ha argumentado que la presión militar es una forma de aumentar el costo para Hamas y forzar la liberación de los cautivos. Sin embargo, los resultados son ambiguos. Salvo Alexander, no ha habido nuevas liberaciones desde la ruptura del alto al fuego en marzo.

La tensión con las familias de los rehenes se ha materializado en protestas públicas frente a la residencia del primer ministro y manifestaciones internacionales. Algunas familias han pedido supervisión de la Cruz Roja en Gaza y la intervención de organizaciones multilaterales.

Gaza: tierra de hambre, dolor e incertidumbre

Mientras tanto, los gazatíes están atrapados en un ciclo interminable de violencia y hambre. Las Naciones Unidas y diversas oenegés piden un cese inmediato de hostilidades para que pueda entrar ayuda humanitaria. A pesar de las promesas de "corredores humanitarios", en la práctica los bloqueos y los ataques continúan.

“No queremos ser mártires, solo queremos sobrevivir”, dijo Salah Ajouri, un joven de 19 años, que asiste voluntariamente en una cocina comunitaria en ruinas en Khan Younis.

Un ataque estratégico con implicaciones políticas

El momento del ataque a la escuela-colegio también ha suscitado suspicacias. Con la visita de Trump a Medio Oriente y una mayor atención mediática sobre la situación, no faltan voces que sugieren que algunas acciones militares están diseñadas para presionar o influir en la narrativa internacional.

Israel ha usado bombardeos previos para marcar el tono diplomático antes de encuentros de alto perfil, como sucedió en 2021 durante los acuerdos de Abraham o en 2008 con la Operación Plomo Fundido. El patrón sugiere una instrumentalización de la violencia para fines políticos.

¿Hacia un nuevo equilibrio en la región?

Mientras tanto, en Ankara, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) —grupo insurgente kurdo considerado terrorista por Turquía, EE. UU. y la UE—, anunció oficialmente su disolución y el fin de la lucha armada luego de cuatro décadas de conflicto.

Este movimiento coincide con los intentos de reconstrucción de relaciones entre pueblos históricamente enfrentados en la región, un signo claro de que incluso los conflictos más antiguos pueden encontrar caminos hacia la desmovilización y la paz.

¿Será Gaza la excepción definitiva a esta esperanza?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press