Trump, poder y privilegios: el jet de Qatar, los recortes fiscales y el asalto a la democracia desde el Capitolio

Una mirada crítica al regreso de Donald Trump al poder a través de su polémico proyecto fiscal, tensiones internacionales, indultos masivos y sospechas de corrupción institucional

Trump y el jet de la controversia: ¿un regalo con segundas intenciones?

El anuncio de que Donald Trump podría aceptar un avión presidencial valorado en 400 millones de dólares como "donación" del gobierno de Catar ha encendido alarmas en Washington y en el resto del país. Los líderes del Congreso, tanto demócratas como republicanos, mostraron su inquietud ante lo que podría representar no solo un escándalo de corrupción, sino una amenaza a la seguridad nacional.

Chuck Schumer, líder de la minoría demócrata en el Senado, fue tajante: "No solo es corrupción desnuda, también es una grave amenaza para la seguridad nacional". El senador exigió explicaciones al fiscal general Pam Bondi y al Ejecutivo sobre posibles injerencias de agentes cataríes dentro del país, y advirtió sobre los vacíos legales en torno a los regalos extranjeros a funcionarios públicos. ¿Está Trump violando la cláusula de emolumentos de la Constitución?

El trasfondo es inquietante: el nuevo avión podría ser usado eventualmente para una biblioteca presidencial, pero Schumer sospecha que su uso inmediato recaería directamente en beneficios para Trump, sin aprobación explícita del Congreso. Esta hipótesis ha sido respaldada por senadores demócratas como Chris Murphy y Cory Booker, quienes advierten sobre un patrón de corrupción transparente pero normalizado por el expresidente.

Republicanos divididos: de la incomodidad al apoyo tácito

En el otro lado del espectro, la reacción entre los republicanos varía: algunos se muestran preocupados por posibles sistemas de espionaje en la aeronave y cuestionan la ética de aceptar regalos extranjeros. "No creo que se vea bien ni que huela bien", dijo el senador Rand Paul. Otros, como Josh Hawley, argumentan que un avión presidencial debería construirse en Estados Unidos. Sin embargo, también hay quienes defienden la idea sin reservas. Markwayne Mullin, por ejemplo, preguntó: "¿Por qué nos debería importar si otro país quiere regalar algo a Estados Unidos?"

El estancamiento legislativo adquiere una nueva dimensión, ya que Schumer promete bloquear todas las nominaciones del Departamento de Justicia hasta que se aclaren los detalles del acuerdo con Catar.

Recortes fiscales y gasto militar: el paquete legislativo que redefine el Trumpismo

Mientras se investiga el posible regalo de Catar, la Cámara de Representantes liderada por los republicanos avanza con otra de las piezas clave del regreso de Trump: una legislación que contempla recortes fiscales por más de 5 billones de dólares. El propio Trump lo calificó como "el mayor recorte de impuestos y regulaciones en la historia del país".

Pero, como era de esperarse, los beneficios recaen en los sectores más acomodados. El plan eliminaría impuestos sobre propinas, ingresos por jubilación del Seguro Social y pagos de préstamos automotrices. ¿El costo? Un recorte de 800 mil millones en salud pública (Medicaid), 290 mil millones en acceso a alimentos y la reducción de miles de millones en inversiones ecológicas implementadas durante la era Biden.

El objetivo es claro: extender los recortes fiscales de 2017 y financiar deportaciones masivas, aumentar el presupuesto del Pentágono y autorizar al presidente a revocar el estatus tributario a grupos civiles que considere "proterroristas" —una medida que muchos ven como una herramienta para castigar a sus oponentes.

Un Congreso dividido, una nación polarizada

La oposición demócrata no se ha hecho esperar. El líder de la Cámara, Hakeem Jeffries, lo denominó "otro fraude fiscal del Partido Republicano que beneficia a los ricos". Senadores como Ron Johnson también expresaron su preocupación: "En su forma actual, no puedo apoyar este proyecto".

Las protestas de grupos ciudadanos y sociales no han cesado. La perspectiva de que mientras se premia a los ricos, los sectores más vulnerables ven sus recursos limitados aviva una llama de indignación en todo el país. Los comités de la Cámara se enfrentaron a maratónicas sesiones para revisar los pilares más polémicos del paquete: salud y energía (Comité de Energía y Comercio), alimentación (Comité de Agricultura) y política fiscal (Comité Ways & Means).

Los indultos del 6 de enero y el enjuiciamiento de los "leales"

Mientras la agenda legislativa avanza, otro suceso inquietante sacude los tribunales: los juicios contra los pocos insurrectos del asalto al Capitolio que no recibieron el perdón presidencial tras los indultos masivos de Trump. Es el caso de Taylor Taranto, un veterano militar acusado de amenazas de bomba, posesión ilegal de armas y conexiones con amenazas a figuras públicas como Barack Obama.

Taranto fue detenido en las cercanías del domicilio de Obama justo el día en que Trump publicó su dirección en redes sociales. Su furgoneta estaba equipada con dos armas de fuego, más de 500 rondas de munición y un machete. Durante una transmisión en directo en YouTube, Taranto hablaba de buscar “puntos de entrada” y conseguir “un buen ángulo de disparo”.

Proclamándose periodista y humorista, sus defensores argumentan que se trató de una improvisación de arte performativo. Sin embargo, la fiscalía describe un plan ominoso y amenazante. La paradoja radica en que fue indultado por su participación en la insurrección, pero sigue procesado por delitos que, según el Departamento de Justicia, no están cubiertos por la medida presidencial.

Un legado de poder impune

La confluencia de eventos —desde aceptar un jet extranjero hasta docenas de indultos a participantes del asalto al Capitolio— conforma un patrón preocupante: la construcción de un modelo de poder que desafía abiertamente las reglas democráticas, juega con los límites de la legalidad y se presenta como la voluntad popular encarnada en un líder carismático y polarizante.

Frente a esto, tanto críticos como defensores parecen atrapados en una narrativa de extremos. La derecha trumpista ve en estos actos el reflejo de un presidente que defiende “la verdadera América”, mientras que la oposición denuncia una deriva autoritaria peligrosa.

Como diría el senador Chris Murphy desde el Senado: "La corrupción de Trump es salvajemente pública. Su esperanza es que, al hacerlo públicamente, pueda engañar al pueblo estadounidense haciéndole creer que no es corrupción, porque no lo esconde".

En este complejo tablero político, económico y judicial, lo que está en juego no es solo una presidencia, sino la integridad institucional de Estados Unidos y su modelo de democracia liberal en el siglo XXI.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press