Auroras en Marte y Júpiter: una danza cósmica que ilumina nuestro conocimiento del universo
De Marte a Júpiter, nuevas observaciones revelan sorprendentes luces polares que podrían cambiar lo que sabemos sobre el clima espacial en otros planetas
Un espectáculo celeste más allá de la Tierra
Las auroras han cautivado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. En la Tierra, las conocemos como auroras boreales y australes, fenómenos naturales causados por la interacción del viento solar con el campo magnético terrestre. Pero ahora, gracias a un notable conjunto de observaciones recientes, los científicos han comenzado a revelar que estas danzas de luz no son exclusivas de nuestro planeta. Marte y Júpiter también nos regalan un espectáculo cósmico, aunque muy diferente en intensidad, color y condiciones.
¡Aurora visible en Marte por primera vez!
En marzo de 2024, una intensa tormenta solar golpeó Marte. Gracias a la sonda Perseverance de la NASA, desplegada desde 2020 y actualmente explorando el cráter Jezero, los científicos lograron captar un fenómeno nunca antes observado desde la superficie marciana: una aurora visible al ojo humano.
Hasta ese momento, las auroras marcianas solo se habían detectado en el espectro ultravioleta y desde órbita. Sin embargo, esta nueva aurora fue registrada en frecuencias visibles a través de las cámaras del rover, marcando un avance sin precedentes. La investigadora Elise Wright Knutsen de la Universidad de Oslo explicó que estas detecciones sugieren que es posible prever con días de anticipación las condiciones necesarias para observar auroras en Marte, lo cual tiene un potencial significativo para futuros astronautas y misiones tripuladas.
“Mientras que el brillo de este evento fue atenuado por polvo, eventos futuros bajo mejores condiciones podrían ser fácilmente visibles para los astronautas con una vista directa del cielo marciano”, señala Knutsen.
Esta posibilidad no solo aporta valor estético a la exploración marciana, sino también científico: permitirá una mejor comprensión del clima espacial y cómo afecta a Marte, un planeta que carece de un campo magnético global. Las auroras marcianas ocurren cuando partículas solares interactúan con las variaciones locales del campo magnético en la corteza del planeta.
¿Qué son las auroras y cómo se forman?
- Cuando el Sol libera una erupción solar o eyección de masa coronal (CME), envía al espacio una gran cantidad de partículas cargadas (protones y electrones).
- Estas partículas viajan a grandes velocidades y, al interactuar con el campo magnético de un planeta con atmósfera, como la Tierra o Júpiter, se canalizan hacia los polos.
- En su interacción con moléculas atmosféricas (oxígeno, nitrógeno, etc.), producen destellos de luz: auroras.
El color de la aurora depende del tipo de molécula y la altitud de la colisión. En Marte, donde la atmósfera es delgada y compuesta principalmente de dióxido de carbono, el color dominante captado fue verde, una rareza que reveló el potente impacto de la tormenta solar.
Júpiter: un show de auroras supersónicas
Si Marte nos sorprende con sus auroras esporádicas, lo de Júpiter es simplemente deslumbrante. Este gigante gaseoso, el más grande del sistema solar, ha sido objeto de estudio por la NASA y otras agencias internacionales gracias a observaciones realizadas por el Telescopio Espacial James Webb.
En diciembre de 2023, en plena Navidad, el telescopio capturó imágenes impactantes de auroras en Júpiter cientos de veces más brillantes que las terrestres. Estas luces polares jupiterianas se producen de forma constante debido a tres factores principales:
- Campo magnético ultrapotente: Júpiter tiene el campo magnético más fuerte de todos los planetas, 20.000 veces superior al de la Tierra.
- Rotación rápida: Un día en Júpiter dura alrededor de 10 horas, generando un intenso dinamismo magnético.
- Interacción con su luna Io: La luna volcánica Io emite una gran cantidad de partículas que alimentan el entorno magnético de Júpiter.
Las imágenes mostradas por el Webb permitieron observar cómo estas auroras resplandecen y se mueven en patrones fascinantes, provocados por la interacción continua entre las partículas del viento solar y la atmósfera rica en hidrógeno del planeta.
“Las auroras de Júpiter son un fenómeno constante y poderosamente energético. Verlas en detalle es una oportunidad única para comprender mejor la dinámica del clima espacial en todo nuestro sistema solar”, comentó un miembro del equipo científico que analizó los datos.
Una ventana a la vida en otros mundos
Más allá del impacto visual y sensorial, las auroras nos cuentan una historia. En Marte, pueden ayudar a comprender la pérdida del agua y de la atmósfera en el pasado, y son una manifestación del clima espacial que futuros astronautas deberán tener en cuenta. En Júpiter, revelan la enorme actividad electromagnética del planeta y cómo esta afecta a sus lunas y a su espectacular sistema de anillos.
Además, estas observaciones reafirmaron que los instrumentos como Perseverance en Marte y el Telescopio James Webb son herramientas esenciales para avanzar en la astrobiología, la climatología espacial y la comprensión de lo que nos rodea en esta pequeña esquina del universo.
¿Qué significa esto para el futuro?
Una aurora visible en Marte marca un antes y un después. Es más que un fenómeno óptico: es una prueba de que, con la tecnología correcta, podemos medir y prever fenómenos atmosféricos en otros mundos. La capacidad de anticipar tormentas solares y sus efectos podría significar seguridad para misiones humanas a Marte en las próximas décadas.
En el caso de Júpiter, aunque no esté en los planes inmediatos para misiones tripuladas, estudiar sus auroras amplía nuestra comprensión de los entornos extremos, vital para misiones en órbita joviana o a sus lunas, como Europa —uno de los posibles candidatos a albergar vida.
La belleza científica: más allá del espectáculo
Las auroras representan una forma en la que la naturaleza traduce su lenguaje físico-matemático en una obra visual. Cada onda de luz es energía en movimiento, manifestación del campo magnético, la atmósfera y la distancia a nuestra estrella.
Desde los cielos polares de la Tierra hasta los vientos polvorientos de Marte y los feroces cinturones magnéticos de Júpiter, estas maravillas cósmicas nos recuerdan que el universo está lleno de patrones, colores e interacciones que aún nos falta comprender. Es posible que las futuras generaciones vean auroras en Saturno, Urano o más allá, y puedan sentir la misma admiración que sentimos ahora al ver las primeras imágenes de esos fuegos celestes extraterrestres.
Como escribió Carl Sagan: “Somos polvo de estrellas que contempla las estrellas”. Ahora, gracias a la ciencia, también contemplamos su danza luminosa en otros mundos.