Las tensiones geopolíticas remodelan la OTAN: ¿un futuro más militarizado y menos europeo?

Con Marco Rubio al frente, EE.UU. exige más inversión, mientras Ucrania insiste en su ingreso y Turquía impulsa una visión integral de seguridad

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La ciudad costera de Antalya, Turquía, se ha convertido en el epicentro diplomático de una OTAN que atraviesa transformaciones profundas. En medio de una guerra prolongada entre Rusia y Ucrania, y con Estados Unidos reenfocando su estrategia global bajo el liderazgo de Marco Rubio como Secretario de Estado, el bloque atlántico debate su propia identidad: ¿Sigue siendo una alianza puramente defensiva o está evolucionando hacia un bloque armado europeo-supranacional con responsabilidades globales?

Una OTAN con sello estadounidense: la presión por el 5%

Una de las propuestas más llamativas de la reunión ha sido la iniciativa del gobierno estadounidense (liderado por Trump y Marco Rubio) para que cada país miembro de la OTAN invierta al menos el 5% de su Producto Interno Bruto (PIB) en defensa nacional.

Esta cifra representa un salto significativo respecto al objetivo actual del 2% acordado en 2023. Según cifras de la propia OTAN, solamente 22 de los 32 países miembros alcanzaron ese umbral. Estados Unidos, aunque ha sido uno de los líderes en gasto militar, fue el único miembro que reportó una caída en su inversión militar en la última década, ubicándose en 3.38% en 2023.

"El 5% no es solo una cifra, es una necesidad para nuestra seguridad", declaró Matthew Whitaker, embajador de EE.UU. ante la OTAN.

Ucrania: entre la guerra y el ingreso postergado

Uno de los temas más delicados es la participación de Ucrania en la OTAN, un deseo ferviente para el presidente Volodymyr Zelenskyy, pero una línea roja para Rusia... y ahora también para Trump. Aunque el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Andrii Sybiha, se reunió con Rubio en Antalya, no se anunciaron compromisos concretos. La guerra, que ya ha superado ampliamente los tres años, tampoco encontró soluciones inmediatas en los diálogos paralelos en Estambul.

La posibilidad de una reunión entre Zelenskyy y Putin fue incluso discutida, aunque esta depende —según fuentes cercanas al entorno ucraniano—de que el autócrata ruso acepte asistir, escenario que parece lejano.

El rol de Turquía: puente y catalizador

Turquía, país anfitrión del encuentro y miembro estratégico no perteneciente a la Unión Europea, ha surgido como un actor clave en la búsqueda de un alto al fuego entre Ucrania y Rusia. Hakan Fidan, ministro de Asuntos Exteriores, ha abogado por un enfoque de seguridad integral, o como él lo denomina, "seguridad 360 grados".

Este enfoque incluye no solo el conflicto en Europa del Este, sino también la estabilidad en regiones como Oriente Medio, el Cáucaso y Norte de África. Turquía busca que no se margine a aliados que no están en la UE y considera que iniciativas europeas de defensa y seguridad deben abrirse a socios como Ankara.

¿Un nuevo tipo de gasto militar?

Los nuevos objetivos propuestos por EE.UU. y bajo análisis entre los ministros de exteriores de la OTAN van más allá del simple gasto en armamento. El llamado "Plan 2032" pretende que los miembros destinen:

  • 3.5% del PIB en gasto militar directo: tanques, misiles, tropas, etc.
  • 1.5% en infraestructura, ciberseguridad y movilidad: bases, redes digitales, logística.

Esta estructura modifica el cálculo tradicional del gasto militar de la OTAN e introduce nuevos criterios para medir el compromiso de los aliados.

El documento base, promovido por los Países Bajos, sugiere implementar estos niveles hacia 2032, un plazo de siete años irrealista según algunos críticos, dada la tendencia decreciente de gastos militares durante los últimos ciclos presupuestarios en varios países europeos.

Más tensiones transatlánticas: “¿nos defenderían si no pagamos?”

Trump, con su retórica inusual para un presidente estadounidense en funciones, ha puesto en duda abiertamente si EE.UU. protegerá a aliados "morosos". Esta declaración ha generado incomodidad en países como Alemania, Bélgica o Italia, quienes históricamente han estado por debajo de los umbrales estipulados.

Marco Rubio, por su parte, aseguró que Estados Unidos se encamina al 5%, pero con condiciones: “Los otros van a tener que llegar también. Ya no es opcional”.

Fantasmas de un “nuevo orden europeo”

Algunos analistas han comenzado a advertir sobre la posible evolución de la OTAN hacia una versión más agresiva, menos democrática y subordinada a intereses geopolíticos divergentes. Si bien el bloque fue fundado con la premisa de la defensa colectiva, su rol ha sido ampliado en la práctica desde los conflictos en Kosovo, Irak y Afganistán.

¿Se está militarizando Europa mientras EE.UU. gira su atención hacia Asia y el Indo-Pacífico? Según varios expertos en geopolítica, la respuesta es sí. El giro estratégico de Washington parece impulsar una OTAN más autónoma, pero paradójicamente más dependiente de armamento estadounidense.

Puertas cerradas para Ucrania (por ahora)

Más allá de la narrativa pública, el ingreso de Ucrania está congelado. No hubo promesas firmes en Antalya ni se espera que las haya en la cumbre de La Haya prevista para el 25 de junio. La alianza sigue atrapada entre el temor a la escalada con Rusia y las aspiraciones legítimas de Kiev.

En palabras de Zelenskyy: “Nos han dicho que las puertas están abiertas, pero sentimos que hay un muro invisible”.

Rusia y el juego diplomático

El Kremlin mantiene la estrategia de participar sin comprometerse. Vladimir Putin no viajará a Turquía, pero sí lo hará una delegación liderada por su asesor Vladimir Medinsky, el viceministro de defensa Alexander Fomin, el vicecanciller Mikhail Galuzin y el jefe del GRU Igor Kostyukov.

La ausencia de Putin es significativa. Rusia parece estar midiendo el terreno, apostando al desgaste político de Ucrania, al mismo tiempo que aprovecha la división interna en Occidente tras las elecciones europeas y las elecciones presidenciales en EE.UU.

El equilibrio frágil de la OTAN en un mundo multipolar

El escenario del encuentro en Antalya deja claro que la OTAN enfrenta quizás su mayor transformación desde el fin de la Guerra Fría. La presión de EE.UU. por más gasto, la ambición militar de la alianza, el papel ambiguo de Turquía como mediador, y la persistencia del conflicto en Ucrania, pintan un panorama de excesiva tensión.

¿Está lista la OTAN para una nueva etapa? ¿O está caminando hacia un complejo militar-industrial europeo-atlántico con músculos, pero sin alma política común?

La respuesta no está en Antalya, pero los pasos hacia La Haya prometen delinear los contornos de ese futuro.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press