Montenegro, el alumno destacado que lidera el camino hacia la Unión Europea

Mientras los Balcanes Occidentales navegan entre tensiones e incertidumbre, Montenegro marca el ritmo de la integración europea con reformas firmes y determinación política

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Montenegro, un país pequeño en tamaño pero ambicioso en visión, está emergiendo como una de las principales esperanzas para la expansión futura de la Unión Europea (UE). En un contexto de crecientes tensiones geopolíticas, especialmente con la guerra en Ucrania como telón de fondo, Bruselas vuelve a mirar a los Balcanes Occidentales, y Montenegro se perfila como el modelo a seguir.

Un mensaje claro desde Bruselas

En una visita oficial a Podgorica, el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, elogió los avances de Montenegro en su proceso de adhesión a la UE, calificando al país como uno de los “mejores ejemplos del impulso positivo en la ampliación de la Unión”. Esta gira de Costa por los seis países balcánicos aspirantes a la membresía europea pretende subrayar el interés renovado de la UE en esta región, especialmente tras el inicio del conflicto en Ucrania en febrero de 2022.

“La ampliación es la inversión geopolítica más importante en la estabilidad, la paz y la prosperidad de los Balcanes Occidentales y de toda Europa.” – Antonio Costa

La ambición montenegrina: ser el Estado miembro número 28

Durante la visita de Costa, el presidente de Montenegro, Jakov Milatovic, fue contundente: su país desea ingresar a la UE para 2028. Y no es solo una aspiración diplomática; Milatovic aseguró que el gobierno continuará con el proceso de reformas necesarias para cumplir esa meta: luchar contra la corrupción, modernizar la economía y fortalecer las instituciones democráticas.

Este ímpetu reformista no es nuevo. Desde su separación pacífica de Serbia en 2006, Montenegro ha sido considerado un “favorito” en la carrera hacia Bruselas. Incluso se ha mantenido por delante de otros aspirantes como Serbia, Bosnia, Kosovo y Macedonia del Norte. Junto con Albania, lidera el grupo de candidatos reconocidos oficialmente.

¿Qué hace diferente a Montenegro?

Hay diversos factores que han contribuido a la posición privilegiada de Montenegro en el camino hacia la UE:

  • Dimensión política reducida: Con una población de apenas 600.000 habitantes, el país tiene una estructura gubernamental relativamente manejable que facilita la implementación de reformas.
  • Estabilidad institucional: A pesar de tensiones internas ocasionales, se ha mantenido más estable que otros países vecinos.
  • Orientación occidental definida: Un punto decisivo fue su ingreso a la OTAN en 2013, a pesar de la histórica influencia rusa en la región.

La firmeza con que Montenegro se ha alineado con Occidente ha tenido un precio, especialmente en términos de su relación con Rusia, pero también ha sido interpretada como una señal clara de su compromiso con los valores europeos.

El contexto regional: ¿por qué la prisa de la UE?

La invasión rusa de Ucrania ha transformado significativamente la perspectiva de la Unión Europea sobre su política de ampliación. Lo que antes era considerado un proceso cuidadosamente gradual, ahora se entiende también como una decisión estratégica frente a la expansión rusa y la influencia china en la región balcánica.

Los Balcanes son una región históricamente inestable y fragmentada, con cicatrices aún abiertas desde los conflictos de los años 90. La pertenencia a la UE se considera una herramienta clave para consolidar la paz y el desarrollo económico. En ese sentido, Montenegro representa un experimento exitoso: un país que ha atravesado su transición con pocas turbulencias comparado con sus vecinos.

Avances tangibles... y algunos obstáculos

Desde que comenzó su proceso de adhesión en 2012, Montenegro ha abierto todos los capítulos de negociación con la UE (35 en total), y ha cerrado tres. Esto lo coloca en una posición avanzada respecto de otros candidatos.

No obstante, hay críticas internas y externas sobre la lentitud en la implementación efectiva de reformas contra la corrupción y el fortalecimiento del poder judicial. La UE ha señalado varios casos de captura del Estado, nepotismo y debilitamiento del estado de derecho.

Un informe de la Comisión Europea en 2023 advirtió que aún queda un largo camino por recorrer, especialmente en áreas sensibles como la libertad de prensa y la transparencia administrativa.

Un panorama de contrastes: otros aspirantes rezagados

En contraste con Montenegro, Serbia parece tener un camino más incierto. Si bien también ha iniciado negociaciones formales de adhesión, su cercanía con Moscú, especialmente tras la invasión de Ucrania, genera desconfianza en Bruselas. Además, las tensiones con Kosovo –otro aspirante– siguen sin resolverse.

Bosnia y Herzegovina, por su parte, ha recibido el estatus de país candidato en 2022, pero sus avances en reformas institucionales son limitados. El país se encuentra frágilmente equilibrado entre sus tres entidades étnicas –bosnios, serbios y croatas– y la posibilidad de tensión separatista en la Republika Srpska es una preocupación constante.

Kosovo aún no es reconocido como Estado por cinco países miembro de la UE (entre ellos España y Grecia), lo que complica su proceso de integración regional.

La geopolítica también influye

El interés de China en desarrollar infraestructura en Serbia y Bosnia a través de su Iniciativa de la Franja y la Ruta, y la histórica influencia rusa en países como Serbia y Montenegro, hacen que la región siga siendo un campo geopolítico apetecible. Esta competencia por influencia acelera el deseo de la UE de brindar un marco de estabilidad común que contrarreste estos avances externos.

En palabras de Josep Borrell, Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores:

“La influencia extranjera negativa solo se combate con compromiso genuino y con progreso tangible. Los Balcanes Occidentales necesitan más Europa, no menos.”

¿Veremos una Unión Europea con 28 miembros para 2028?

Es prematuro afirmarlo, pero la sintonía entre Bruselas y Podgorica es prometedora. Si Montenegro mantiene el rumbo, podría convertirse en el primer nuevo miembro de la Unión en más de una década desde la adhesión de Croacia en 2013. Eso enviaría un mensaje poderoso al resto de aspirantes: que la recompensa está allí para quien la trabaje.

Así como las decisiones políticas en 2004 permitieron una histórica ampliación hacia Europa Central y del Este, el actual momento geopolítico podría traducirse en una nueva ola de integración hacia el sureste, con Montenegro como el ejemplo paradigmático.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press