Cannes 2025: El escándalo que sacude la alfombra roja y el despertar del #MeToo en Francia

El veto a Théo Navarro-Mussy marca un antes y un después en la historia del festival más glamuroso del cine

Uno de los festivales de cine más prestigiosos del mundo, el Festival de Cannes, suele ser sinónimo de elegancia, arte y glamour. Pero este 2025, durante su 78ª edición, el evento ha tomado una decisión insólita que marca un antes y un después en la historia reciente del cine europeo: prohibir la presencia del actor francés Théo Navarro-Mussy en la alfombra roja de la película “Dossier 137” debido a acusaciones pasadas de agresión sexual, aunque el caso fue archivado por falta de pruebas.

Un veto sin precedentes en Cannes

La decisión fue confirmada por el propio director del festival, Thierry Frémaux, a la revista francesa Télérama. Navarro-Mussy, quien tiene un papel secundario en el filme, fue acusado de violación por tres exparejas entre 2018 y 2020. El caso judicial fue oficialmente archivado en abril por carencia de evidencias, aunque las presuntas víctimas planean apelar, lo cual mantiene el caso como activo.

“Es porque hay una apelación, y por lo tanto la investigación sigue activa, que el caso no se ha cerrado completamente”, declaró Frémaux a Télérama.

Según Frémaux, solo cuando la justicia emita un fallo final, La Croisette se verá en condiciones de reevaluar su postura. Por ahora, el mensaje es claro: mientras haya dudas legales, no hay invitación al glamour cannoise.

La transformación de Cannes tras el #MeToo

Esta decisión señala un cambio importante en la postura del festival. Por años, Cannes ha sido blanco de críticas por acoger a hombres acusados de conductas inapropiadas o delitos sexuales. Desde Roman Polanski hasta Gérard Depardieu, las sombras del pasado han sobrevolado un evento que ancla su legado en la belleza de la narrativa cinematográfica, pero que a menudo ha actuado al margen de las exigencias actuales de responsabilidad social.

Este año, el festival comenzó apenas horas después de que Depardieu fuera condenado a una pena de prisión suspendida de 18 meses por acoso sexual. La presidenta del jurado, la actriz francesa Juliette Binoche, no evitó el tema y señaló:

“El festival está en sintonía con lo que ocurre en la sociedad. El #MeToo tardó en arraigar en Francia, pero finalmente lo está haciendo con fuerza”.

Binoche hizo referencia a la presión creciente para que Francia se actualice respecto al movimiento global contra el acoso y abuso sexual. En muchos sectores, especialmente el artístico, este país ha sido acusado de “resistencia cultural” frente a #MeToo, y Cannes ha sido uno de sus símbolos más visibles.

¿Es justo el veto a Navarro-Mussy?

La medida ha generado un debate intenso sobre si es justo vetar a un actor cuando las acusaciones aún no concluyen en juicio, y especialmente cuando fueron desestimadas, al menos de momento.

Su abogada, Marion Pouzet-Gagliardi, declaró a Télérama:

“No he recibido ninguna información que indique que hay un proceso legal en curso. Hasta donde sé, la querella con constitución de parte civil aún no ha sido presentada oficialmente”.

Aun así, la productora de “Dossier 137”, la prestigiosa empresa Haut et Court, respaldó el veto señalando que fue alertada la semana pasada sobre la situación y prefirieron actuar de manera preventiva:

“Aunque las acusaciones son anteriores a la filmación, acordamos con la dirección del festival que Navarro-Mussy no estará presente para respetar a las demandantes y su derecho a ser escuchadas, sin comprometer la presunción de inocencia”.

El cambio cultural en Francia

Francia ha sido un terreno fértil para artistas y cineastas que, si bien han desafiado normas estéticas, también se han visto implicados en escándalos de abuso y mala conducta. La sociedad francesa, que tradicionalmente ha valorado con intensidad la libertad artística individual, ha mostrado reticencias al movimiento #MeToo.

En un país donde el manifiesto de las “100 mujeres”, encabezado por Catherine Deneuve en 2018, criticó las supuestas exageraciones del movimiento estadounidense, muchas víctimas han enfrentado mayores dificultades para denunciar y obtener justicia.

Pero las cosas están cambiando. En 2022, un informe del CNRS reveló que el 81% de las mujeres en el medio artístico y audiovisual en Francia han sido víctimas de acoso sexual. Además, más de 200 figuras del arte firmaron un manifiesto apoyando la creación de estructuras permanentes para combatir el abuso dentro del sector cultural.

Un precedente para otros festivales

La decisión de Cannes podría sentar precedentes para otros festivales internacionales como Berlín, Venecia o San Sebastián. Aunque algunos ya han tomado medidas similares, el peso simbólico de Cannes lo convierte en una referencia clave en la industria del cine.

En 2024, por ejemplo, la Berlinale prohibió la entrada al director austríaco Ulrich Seidl tras conocerse denuncias laborales y abusos en el rodaje de uno de sus documentales. En 2023, el Festival de Venecia recibió críticas por permitir la proyección del documental de Roman Polanski mientras pesaba sobre él una orden de arresto internacional por delitos sexuales.

Con este veto, Thierry Frémaux claramente intenta redefinir la postura ética del certamen, que durante décadas promovió un aura elitista “apolítica”, centrada únicamente en la calidad cinematográfica. Hoy, Cannes parece aceptar que no puede mantenerse al margen del debate social contemporáneo.

La paradoja del arte y la moral

El caso también reabre un debate klasik dentro del mundo del cine y la cultura: ¿Debemos separar la obra del artista?

Mientras algunos defensores del arte argumentan que el juicio a una persona no debe invalidar su contribución cultural, otras voces insisten en que no puede haber “mérito artístico” que justifique permitir que se celebren públicamente a personas señaladas por abusos.

Esta no es una discusión nueva. Desde Michael Jackson hasta Woody Allen, la separación obra/artista ha sido un campo minado de argumentos filosóficos, éticos y jurídicos. Pero los nuevos tiempos parecen inclinarse por la integridad colectiva como principio rector.

¿A dónde va Cannes a partir de ahora?

Si algo ha dejado claro esta edición de Cannes es que el festival más estilizado del planeta no puede ignorar su momento histórico. La transparencia, los gestos simbólicos y las decisiones institucionales importan tanto como las películas que se proyectan.

Para una industria que aún lucha contra dinámicas de poder desiguales, la actitud de Cannes puede motivar un mayor compromiso ético por parte de otros festivales, productoras y plataformas.

En palabras de Binoche: “Estamos reaccionando con fuerza… aunque sea tarde”.

Quizás, recién ahora, tras más de cinco años de #MeToo, la industria del cine europeo comience en serio a escuchar a las víctimas. Y si eso sucede, habría un nuevo capítulo, más justo, en la historia del cine que comienza a escribirse desde la alfombra roja.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press