Elecciones en Rumania: ¿Un giro hacia Oriente o la defensa del modelo europeo?
Entre el nacionalismo identitario y la proyección occidental, el país atraviesa una de las encrucijadas políticas más críticas desde la caída del comunismo
Una elección que define mucho más que una presidencia
Rumania, estado miembro de la Unión Europea desde 2007 y aliado clave de la OTAN en Europa del Este, se encuentra en medio de una elección presidencial sin precedentes que divide profundamente a su sociedad. El balotaje del próximo domingo enfrenta a dos candidatos con visiones radicalmente distintas del país y del mundo: George Simion, líder del partido nacionalista AUR (Alianza para la Unidad de los Rumanos), y Nicusor Dan, actual alcalde de Bucarest, con una trayectoria pro-europea y reformista.
Lo que está en juego rebasa los límites de una contienda electoral convencional. Esta votación se percibe como un verdadero referéndum sobre la orientación geopolítica de Rumania: mantenerse dentro del eje euroatlántico o buscar una redefinición radical de su identidad política más cercana al modelo iliberal, como el de Viktor Orbán en Hungría.
Contexto: crisis electoral y auge del nacionalismo
La tensión en Rumania viene acumulándose desde hace años, impulsada por el descontento con la clase política tradicional. En las elecciones anuladas del año pasado, el candidato outsider de ultraderecha Calin Georgescu —con conexiones sospechosas con Moscú— se había posicionado como ganador, pero el Tribunal Constitucional anuló el resultado por presuntas irregularidades graves, entre ellas interferencia extranjera.
En ese vacío de legitimidad emergió aún con más fuerza George Simion, quien había apoyado a Georgescu y ahora se presenta como el adalid de los "valores tradicionales rumanos" bajo el paraguas de AUR, un partido que en apenas tres años ha pasado de marginal a ser la segunda fuerza política del país.
"Nuestros pilares son la familia, la nación, la fe y la libertad", proclama Simion. Sus adversarios lo acusan de ser un agente pro-ruso encubierto y un riesgo para la democracia. Tanto Ucrania como Moldavia le han prohibido la entrada al país por considerarlo un elemento desestabilizador. No obstante, él niega tales acusaciones y afirma que Bruselas no trata a Rumania como socio igualitario.
¿Occidente o el modelo Orbán?
En un reciente debate televisado, Simion criticó duramente a los "globalistas de Bruselas" y expresó admiración por Viktor Orbán, el primer ministro de Hungría que ha bloqueado reiteradamente sanciones contra Rusia e impulsado un modelo político autoritario dentro del seno de la UE.
De ser elegido, Simion ha prometido reducir impuestos, eliminar burocracia y "restaurar la democracia" devolviendo el poder al pueblo, aunque muchos temen una ofensiva contra ONGs, medios independientes y minorías.
La apuesta reformista de Nicusor Dan
En contraste, Nicusor Dan, matemático y exlíder del partido progresista Unión Salvar Rumania (USR), propone una agenda de reformas fiscales, antifraude y mejoras en infraestructura pública. Dan ha enarbolado las banderas de la pertenencia a la UE, el apoyo a Ucrania contra la invasión rusa y el fortalecimiento del estado de derecho.
"Necesitamos proyectar esperanza, no miedo", dijo Dan ante miles de simpatizantes en Bucarest, denunciando la ola de desinformación y polarización que ha fracturado a familias y amistades.
La elección es tan tensa que personalidades influyentes, como la presidenta moldava Maia Sandu, han pedido públicamente votar por Dan. "Formar parte de la familia europea ha sido nuestra salvación. Romania no debe perder lo que ha logrado", señaló Sandu.
La amenaza de la desinformación
Un informe reciente de Cyabra, plataforma especializada en analizar campañas de influencia digital, reveló que altos porcentajes de interacción en las redes sociales de ambos candidatos provienen de cuentas falsas, muchas de las cuales promovían a Simion con mensajes nacionalistas y acusaban a Dan de ser "títere extranjero".
Este fenómeno no es exclusivo de Rumania. Según el European Centre for Digital Rights, al menos 10 países de la UE han registrado campañas de desinformación similares promovidas simultáneamente por actores prorrusos en los últimos tres años, en especial en contextos electorales.
El voto en el extranjero: clave de la balanza
En la primera vuelta, el 61% del voto de la diáspora rumana fue para George Simion. Esto resulta revelador, dado que muchos de ellos partieron del país por motivos económicos, pero hoy sienten una fuerte conexión emocional con los discursos patrióticos que ofrece AUR.
"Simion ofrece dignidad y libertad, lo que no tenemos ahora. Acá fuera vemos cómo otros países prosperan y nos preguntamos por qué no Rumania", afirma Rares Ghiorghies, un trabajador rumano en Londres. Él representa una parte de la diáspora que observa con escepticismo los progresos del modelo europeo.
Simion: nacionalismo y populismo identitario
George Simion, de 38 años, ha hecho carrera apelando a las emociones y al orgullo nacional. Se hizo conocido por su apoyo a la reunificación con Moldavia y encabeza hoy un discurso que combina conservadurismo con euroescepticismo y crispación identitaria.
Esta estrategia recuerda a fenómenos como el de Marine Le Pen en Francia, Vox en España o PiS en Polonia, donde el nacionalismo ha ganado terreno ante la percepción de que Bruselas impone medidas alejadas de las realidades locales.
Sin embargo, expertos como Claudiu Tufis, politólogo en la Universidad de Bucarest, advierten que Simion carece de experiencia en política exterior y gestión pública, lo que podría desatar graves crisis institucionales en caso de llegar al poder.
Un momento decisivo para Rumania y Europa
El eurodiputado rumano Siegfried Mureșan ha sido tajante: "Esta elección no es sólo sobre quién gobernará por cinco años, sino sobre si seguimos el modelo europeo —basado en democracia, leyes y derechos— o damos un giro hacia el autoritarismo rusófilo."
La pertinencia de este análisis se refuerza cuando uno considera que el presidente de Rumania influye en las decisiones de seguridad nacional y política exterior, dos áreas clave en una región convulsionada por la guerra en Ucrania.
¿Y ahora qué?
La segunda vuelta presidencial en Rumania no solo determinará quién ocupará el Palacio de Cotroceni, sino probablemente el lugar que ocupará el país durante las próximas décadas dentro del orden europeo. En un continente sacudido por tensiones geopolíticas, crisis migratorias y conflictos armados, los resultados de esta elección podrían marcar tendencia.
Ya no se trata de izquierda o derecha, de economía o programas sociales. Es un debate de fondo entre visiones irreconciliables del futuro. De un lado, Europa como proyecto civilizatorio; del otro, una Rumania redefinida bajo parámetros nacionalistas que coquetean con el aislacionismo y la confrontación.
La historia de Europa ha demostrado las consecuencias de abrazar discursos incendiarios en momentos de crisis. El próximo domingo, Rumania tendrá la palabra ante el mundo.