Tensión económica global: ¿Estamos al borde de una nueva desaceleración mundial?
El informe de la ONU advierte sobre un futuro incierto para la economía mundial, con crisis comerciales, inversión en caída y un riesgo creciente para las naciones más vulnerables.
La economía global vuelve a tambalearse. Un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre las perspectivas económicas mundiales revela una preocupante ralentización para 2025 y 2026. Las guerras comerciales, los bloqueos en las cadenas de suministro, los precios volátiles y las crecientes tensiones geopolíticas están hundiendo las proyecciones de crecimiento. ¿Qué significa esto para el ciudadano común? ¿Y para los países más pobres?
Un freno al crecimiento global: las cifras que preocupan
La ONU estima un crecimiento del PIB mundial del 2.4% para 2025 y del 2.5% para 2026. Aunque a primera vista parecen cifras positivas, representan una caída significativa respecto al 2.9% registrado en 2024. En enero de este año, el pronóstico preveía un aumento del 2.8% y 2.9%, respectivamente. En apenas unos meses, el panorama ha cambiado drásticamente.
“Estos días hay tanta incertidumbre en el aire. Es un momento nervioso para la economía mundial”, advirtió Shantanu Mukherjee, director de Análisis Económico en la ONU.
¿Quiénes son los más afectados?
La desaceleración no afecta a todos por igual. Mientras los países desarrollados verán modestas caídas, las naciones menos desarrolladas sufrirán consecuencias mucho más graves. Según la ONU, sus proyecciones de crecimiento pasaron del 4.6% a solo 4.1% desde enero. Esto se traduce en miles de millones de dólares perdidos para economías que ya albergan a más de la mitad de la población en pobreza extrema.
Estados Unidos no escapa a la tendencia. Su crecimiento previsto cayó del 2.8% en 2024 al 1.6% para este año. Las causas específicas, según el informe, son el aumento arancelario, la incertidumbre política y la disminución del gasto e inversión privada.
China, la segunda economía del mundo, tampoco se queda atrás. Se prevé que decrezca del 5% al 4.6%, arrastrada por la baja confianza del consumidor, tensiones en el sector inmobiliario y la debilitación de sus exportaciones.
Europa se estanca
La Unión Europea, que había crecido un escaso 1% en 2024, mantiene esa cifra para 2025 según la ONU. La debilidad del comercio exterior y las crecientes barreras arancelarias frenan su economía. En el caso del Reino Unido, se espera una leve caída, del 1.1% al 0.9%.
América Latina y otras regiones clave
Latinoamérica no ha sido inmune. Brasil, México y Sudáfrica verán cómo la débil inversión y el descenso de precios en las materias primas afectan su rendimiento económico. Por otro lado, India logra mantener una buena posición, aunque su crecimiento también bajará del 7.1% en 2024 al 6.3% este año.
¿Por qué este freno de la economía mundial?
Varios factores están convergiendo para crear el panorama actual:
- Conflictos Comerciales: Las disputas comerciales entre grandes potencias han elevado los costos y desestabilizado los mercados.
- Geopolítica Inestable: Guerras, bloqueos y sanciones han generado desconfianza e incertidumbre generalizada.
- Política Monetaria Ajustada: Muchos bancos centrales aumentaron las tasas de interés para combatir la inflación, encareciendo el financiamiento.
- Interrupciones en la cadena de suministro: Desde la pandemia hasta los conflictos bélicos, las rutas globales de comercio siguen siendo vulnerables.
- Precio de Materias Primas: La caída en el valor de productos clave, como el petróleo o los metales, ha afectado a las economías exportadoras.
La guerra arancelaria: ¿legado de Trump?
Detrás de gran parte del desajuste se esconden los efectos de la política impulsada por Donald Trump durante sus años en la Casa Blanca. El aumento de tarifas comerciales a China y otros países, ahora reforzado con nuevas medidas en 2025, ha reconfigurado las relaciones económicas internacionales. Aunque la ONU menciona que podrían retomarse conversaciones bilaterales, no espera que los aranceles regresen a niveles pre-2020.
“Si se resuelven las incertidumbres, las personas y empresas podrán tomar decisiones económicas con mayor certeza, lo cual impactará positivamente,” dijo Mukherjee.
Comparación con el FMI
El Fondo Monetario Internacional (FMI) mantiene una previsión algo más optimista que la ONU —cerca del 3% para este año—. Sin embargo, también reconoce los riesgos elevados para muchas regiones. La discrepancia obedece más a metodologías que a lecturas divergentes de la realidad: ambas entidades reconocen el desafío actual.
¿Podría activarse una recesión global?
No todavía, pero las señales están ahí. Aunque aún se espera crecimiento, este es insuficiente para absorber la deuda global creciente, generar empleo digno o mejorar las condiciones de vida en muchos países en desarrollo. Cualquier evento inesperado —como una fuerte crisis bancaria, un conflicto armado importante o una recesión en EE.UU.— podría dar el empujón final.
Perspectivas futuras: ¿hay luz al final del túnel?
A pesar del pesimismo, algunos indicadores ofrecen esperanza. Si se logran acuerdos comerciales multilaterales, si los bancos centrales coordinan políticas más estables y si mejora la relación entre China y Occidente, podría revertirse la tendencia.
Además, las economías verdes, digitales y basadas en la innovación están en auge. Si se invierte en ellas, particularmente en infraestructura resiliente y tecnologías limpias, el crecimiento podría acelerarse desde 2026 en adelante.
¿Y qué pasa con la gente común?
Al final, es la persona de a pie quien sufre. Menos crecimiento implica menos empleos, menores salarios reales, más inflación y mayores tasas de interés. Las consecuencias no son solo estadísticas: se reflejan en el precio del pan, el alquiler y la estabilidad de comunidades enteras.
Si los gobiernos buscan mantener la cohesión social, la protección de los más vulnerables debe ser prioridad. La ONU sugiere aumentar la inversión pública, fortalecer las redes de seguridad social y evitar medidas proteccionistas que puedan hacer más daño que bien.
En momentos como estos, la cooperación internacional no es un lujo, sino una necesidad.