Elecciones en Filipinas: Revés para Marcos Jr. y resurgimiento del Dutertismo
Resultados del Senado reconfiguran el panorama político filipino y auguran una posible candidatura de Sara Duterte en 2028
Por primera vez desde su contundente victoria en 2022, la administración de Ferdinand Marcos Jr. ha sufrido un visible golpe político. Las elecciones legislativas del 12 de mayo en Filipinas, que han determinado la mitad del Senado, revelaron un inesperado ascenso para la familia Duterte, lo que plantea una reconfiguración del paisaje político nacional y reaviva las tensiones entre los antiguos aliados convertidos en adversarios: Ferdinand Marcos Jr. y Sara Duterte.
Una victoria dividida, pero significativa
Según los resultados oficiales publicados por la Comisión Electoral filipina el pasado viernes, cinco de los doce senadores electos fueron respaldados directamente por la vicepresidenta Sara Duterte, incluyendo a su aliada política y hermana del presidente, Imee Marcos. Otros cinco se alinearon con el propio Marcos Jr., mientras que los dos restantes pertenecen a la oposición liberal.
Lo más llamativo es que entre los cinco primeros lugares figuran dos figuras clave del Dutertismo: el exministro Christopher Go, quien lideró la votación con más de 27 millones de votos, y Ronald dela Rosa, exjefe policial y arquitecto de la letal “guerra contra las drogas” de Rodrigo Duterte, que terminó en tercer lugar.
Como destaca el analista político Ronald Llamas, "esto no fue un voto a favor de Duterte, pero fue categóricamente un rechazo a Marcos". De hecho, varios candidatos fuertemente asociados al actual mandatario obtuvieron desempeños decepcionantes. Entre ellos, Erwin Tulfo, un popular presentador de noticias y favorito en las encuestas, quien quedó cuarto, por debajo de sus expectativas.
Sara Duterte: ¿La próxima presidenta?
Encabezando una ofensiva contra su propio gobierno, Sara Duterte ha ganado protagonismo al posicionarse como opositora de facto dentro del Ejecutivo. Considerada por muchos como una segura candidata presidencial para 2028, su futuro político pende de un hilo debido al juicio político (impeachment) al que se enfrentará en julio y que, de resultar en una condena, la inhabilitaría de por vida para ocupar cargos públicos.
Las acusaciones en su contra son graves e incluyen desde malversación de fondos públicos hasta planificación de un presunto intento de asesinato contra Marcos Jr.. La vicepresidenta ha calificado el proceso como “una ejecución política” y ha prometido defender su honor. Para ser absuelta, necesita al menos 9 votos favorables de los 24 senadores, y los últimos resultados le dan un impulso inesperado.
“Definitivamente, Sara ganó terreno en su lucha contra el impeachment”, aseguró Llamas, aunque advirtió que el proceso sigue siendo cuesta arriba. Sin embargo, si la opinión pública gira a su favor, algunos senadores podrían decidir respaldarla, especialmente si perciben un beneficio político a largo plazo.
El senado: campo de batalla clave
En Filipinas, el Senado no solo tiene la capacidad de legislar, sino que también actúa como jurado en los juicios políticos, como el que enfrentará Sara Duterte. Precisamente por eso, las elecciones al Senado eran tan estratégicas para ambas facciones enfrentadas.
En este contexto, la inclusión de figuras como Kiko Pangilinan (quinto en las votaciones) y Bam Aquino (segundo) demuestra que el electorado también ha elegido voces reformistas. Este equilibrio podría ser decisivo para que el Senado mantenga una postura independiente ante la presión del Ejecutivo.
Rodrigo Duterte: poder desde La Haya
Mientras su hija se fortalece a nivel interno, el expresidente Rodrigo Duterte ha retomado influencia desde prisión. Desde marzo se encuentra detenido en el centro de detención de la Corte Penal Internacional en La Haya, donde enfrenta cargos por crímenes de lesa humanidad por la guerra antidrogas que dejó miles de muertos entre 2016 y 2022.
Paradójicamente, desde su celda ha sido reelecto como alcalde de Davao, un bastión político que permanece fiel al Dutertismo. Esta victoria subraya la conexión emocional y política que aún mantiene con sectores significativos de la ciudadanía filipina, a pesar de que se encuentra a miles de kilómetros y bajo juicio internacional.
¿Fin del binomio Marcos-Duterte?
La alianza que llevó al poder a Marcos Jr. y Sara Duterte en las elecciones de 2022 parece completamente quebrada. El punto de quiebre fue la política de centralización del Ejecutivo y lo que muchos consideran un intento de Marcos por disminuir la presencia de la familia Duterte en el gobierno central, o incluso purgar a sus aliados.
Lo que comenzó como una unión política estratégica para consolidar el poder ha evolucionado en una lucha intestina que dejará cicatrices profundas. Marcos, que según la Constitución no puede postularse a una reelección, se juega su legado en estos últimos años de mandato. Y, posiblemente, en un intento por evitar el ascenso definitivo de su exaliada política.
Implicaciones legales y tensiones con la justicia internacional
Bajo la ley filipina, los candidatos pueden postularse incluso si enfrentan procesos penales, siempre que no hayan sido condenados en última instancia. Esto ha abierto la puerta para que Rodrigo Duterte y sus aliados continúen usando sus cargos como plataformas políticas, aun cuando enfrentan investigaciones internacionales.
La abogada Kristina Conti, miembro del equipo legal de la CPI, ha declarado que tanto Christopher Go como Ronald dela Rosa están siendo investigados bajo los mismos cargos relacionados con crímenes de lesa humanidad. Esto podría generar tensiones diplomáticas futuras si el Senado se convierte en un refugio contra la justicia internacional.
El retorno de la oposición, ¿una tercera vía?
Si bien el foco ha estado en la pugna Marcos-Duterte, los resultados también ratificaron el poder de las figuras tradicionales de la oposición. Bam Aquino, sobrino del expresidente Benigno Aquino III, y Kiko Pangilinan, conocido defensor de derechos campesinos y exsenador, encontraron eco en un electorado que busca alternativas al dominio de las dos dinastías principales.
Esto podría abrir la puerta a una reactivación de las fuerzas liberales de centro que, tras años de desprestigio, empiezan a recuperar visibilidad. No obstante, su verdadero desafío será mantenerse como opción relevante en medio del desgaste de ambos extremos del espectro político.
¿Qué sigue para Filipinas?
La situación política en Filipinas se ha tornado más inestable, pero también más interesante. La oposición fragmentada, una vicepresidenta enfrentando juicio político, un expresidente preso pero vigente, y un actual mandatario políticamente debilitado brindan todos los ingredientes para una tormenta perfecta.
Todo indica que la cuenta regresiva para las elecciones de 2028 ya ha comenzado, y cada votación, juicio y conflicto marcará pasos cruciales en la definición del sucesor de Marcos. Lo que es claro es que los filipinos, más que nunca, están dispuestos a premiar o castigar con su voto. Y esta elección fue una prueba de ello.
Fuentes:
- Comisión Electoral de Filipinas (Comelec)
- Entrevistas y análisis de Ronald Llamas, politólogo
- Declaraciones de Kristina Conti, asesora legal adjunta en la CPI