Elon Musk, Trump y el asedio a las humanidades en EE.UU.: ¿Quién decide qué cultura vale la pena?

El recorte histórico a las artes, museos y bibliotecas por parte del gobierno republicano levanta alarmas entre académicos, ciudadanos y defensores de la cultura

Una demanda que busca frenar la destrucción cultural

El pasado jueves, la Federación de Consejos Estatales de Humanidades y el Consejo de Humanidades de Oregón presentaron una demanda federal en el Tribunal del Distrito de Portland, Oregón. Su objetivo: revertir la abrupta cancelación de fondos para programas culturales a nivel estatal, ordenados por el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), liderado por la administración Trump y asesorado por Elon Musk.

En la demanda, los demandantes acusan al DOGE, su administradora interina Amy Gleason, y a la National Endowment for the Humanities (NEH) de haber actuado fuera de sus atribuciones al eliminar financiamiento que ya había sido aprobado por el Congreso. Esta decisión ha tenido consecuencias devastadoras para la infraestructura cultural de todo el país: el despido del 80% del personal de la NEH, la paralización de planes de verano y la suspensión de actividades educativas ligadas al 250.º aniversario de la Declaración de Independencia en 2026.

¿Qué está pasando con las humanidades en Estados Unidos?

Lo que está en juego no es menor. La NEH ha sido por décadas uno de los brazos principales del gobierno para financiar museos, programas de arte, investigaciones históricas, publicaciones literarias e instituciones como la Biblioteca del Congreso o el Smithsonian Institution. Ahora, ante un claro impulso por parte de la administración republicana de achicar el Estado y eliminar iniciativas asociadas a la diversidad, equidad e inclusión, estas instituciones se ven en peligro real.

En palabras de los demandantes, el DOGE ha interrumpido brutalmente la colaboración federal-estatal que, desde los años 60, financia programas de humanidades en todos los Estados Unidos. “Buscamos detener esta amenaza inminente al apoyo histórico y crítico de la nación hacia las humanidades”, se lee en la demanda.

¿Qué es el DOGE y por qué Elon Musk tiene injerencia?

El Departamento de Eficiencia Gubernamental, o DOGE por sus siglas en inglés, fue creado por una orden ejecutiva firmada por el presidente Trump a inicios del 2025. El propósito inicial de este departamento era reducir la burocracia estatal, eliminar programas innecesarios y optimizar el uso de recursos públicos.

Sin embargo, bajo la influencia del magnate tecnológico Elon Musk, ahora convertido en uno de los principales asesores de Trump, el DOGE ha tomado un carácter ideológico. Los proyectos que, según Musk y Trump, promueven “narrativas discriminatorias en nombre de la inclusión y la equidad” fueron los primeros en caer.

El resultado ha sido una purga de programas en diversas agencias, desde la National Endowment for the Arts (NEA) hasta el Institute of Museum and Library Services, afectando a millones de personas que acceden a estos recursos en escuelas, universidades, bibliotecas públicas y centros comunitarios.

Datos que revelan la magnitud del recorte

  • La NEH cuenta con un presupuesto anual de aproximadamente $167 millones de dólares (según cifras previas al recorte).
  • Financia 56 consejos estatales y territoriales de humanidades.
  • Sus fondos llegan a más de 27.000 bibliotecas y museos a lo largo del país.
  • Desde su creación en 1965, la NEH ha otorgado más de 64.000 subvenciones.
  • Programas como "Read Across America", “Our Town” o "Dialogues on the Experience of War" corren el riesgo de desaparecer.

Humanidades vs. política: El combate por el alma cultural

No es la primera vez que una administración conservadora enfrenta a las instituciones culturales. Ronald Reagan intentó eliminar la NEH en los 80 y George W. Bush enfrentó críticas por la reducción progresiva del presupuesto en este sector. Sin embargo, el ataque actual parece tener un carácter existencial: ya no se trata solo de reducción presupuestaria, sino de deslegitimación ideológica.

Trump ha dicho explícitamente que muchas de estas agencias “adoctrinan” a los ciudadanos y promueven la “discriminación inversa”. Musk, por su parte, ha atacado desde su red social X (anteriormente Twitter) a académicos, artistas y científicos que se identifican con valores liberales, o que incluso simplemente cuestionan los discursos conservadores.

Reacciones desde la comunidad académica y artística

La comunidad intelectual y cultural no ha permanecido pasiva. Más de 200 universidades, asociaciones de bibliotecas y colectivos artísticos han emitido comunicados pidiendo la restitución de los fondos.

“Este no es sólo un problema de presupuesto. Es una guerra contra el pensamiento crítico”, afirmó Mary E. Miller, decana de la Facultad de Artes y Ciencias en Yale.

“Sin estos fondos, desaparecen programas como talleres de escritura en cárceles, festivales de lectura en comunidades rurales y debates sobre historia indígena en espacios públicos”, comenta Juan Felipe Herrera, ex Poeta Laureado de EE.UU.

¿Por qué defienden las humanidades?

Las humanidades cumplen una función esencial en cualquier sociedad. A través de ellas, los ciudadanos aprenden sobre historia, filosofía, ética, literatura y arte. Estos conocimientos no sólo enriquecen el espíritu, sino que también forman ciudadanos críticos, aptos para la vida democrática.

En un estudio de la American Academy of Arts and Sciences, se demostró que los egresados en carreras de humanidades tienen un alto índice de participación cívica, donan más a causas sociales y tienden a votar con mayor frecuencia.

Por otra parte, sectores económicos también se benefician: bibliotecas comunitarias, editoriales, museos locales, industrias creativas y universidades públicas ven reducidos sus ingresos y comunidades sin acceso a tecnologías digitales pierden aún más oportunidades.

Más allá del litigio: ¿una crisis irreversible?

El litigio en Oregón podría sentar un precedente legal si el tribunal falla a favor de los demandantes. Pero incluso si eso ocurre, el daño a la infraestructura humanística ya está comenzando a sentirse.

En semanas recientes se han reportado cancelaciones de programas de alfabetización en zonas rurales de Missouri, despidos de bibliotecarios especializados en lengua indígena en Nuevo México, y la clausura de proyectos de historia oral en Carolina del Norte.

Todo esto mientras se acerca el 250.º aniversario de la independencia de EE.UU., un hito histórico que debería celebrarse con reflexión crítica, visión inclusiva y diálogo ciudadano. En cambio, la coyuntura política ha convertido esta fecha en una más de las trincheras culturales entre derecha e izquierda.

¿Y la reacción ciudadana?

En algunas ciudades, como Chicago, San Francisco y Portland, ya se están organizando protestas y marchas a favor de las humanidades. La etiqueta #SaveTheNEH ha comenzado a circular entre estudiantes, artistas y docentes, alertando sobre lo que muchos consideran un proceso de “desmantelamiento cultural”.

La pregunta que flota es: ¿puede una democracia sobrevivir sin diálogo, historia ni arte?

El debate está abierto, y al ritmo que van las cosas, este podría ser uno de los temas definitorios de las elecciones presidenciales del 2026.

Lo que puedes hacer hoy

  • Contacta a tu representante o senador federal y exige la restitución de fondos para la NEH.
  • Participa en iniciativas locales de lectura, historia o memoria comunitaria.
  • Comparte contenido en redes usando #SaveTheHumanities.
  • Asiste a eventos culturales en tu ciudad, muestra que la cultura no es un lujo: es una necesidad.
Este artículo fue redactado con información de Associated Press