La Muerte y el Duelo: Reflexiones sobre una Realidad Ineludible

La Muerte y el Duelo: Reflexiones sobre una Realidad Ineludible

"La muerte" es un hecho cierto que llegará tarde o temprano a nuestras vidas, pero ¿estamos preparados para ello? Ya sea para nuestra propia muerte o quizás para enfrentar la muerte de un ser querido e importante para nosotros.

Todas estas interrogantes seguramente son preguntas que no deseamos hacernos.

La muerte no es más que una etapa de la vida, porque así como llegamos a este mundo, habrá un día en que también nos vamos a ir. Lo importante es poder enfrentar este suceso de la mejor manera. Sin embargo, muchas veces, cuando sucede esto, se nos dificulta poder aceptarlo. Resignarnos a no ver nunca más a una persona es algo que requiere tiempo y trabajo, sobre todo cuando la muerte llega a nuestras vidas de manera abrupta y sin mediar aviso.

Algunos, cuando saben que van a fallecer, como por ejemplo el enfermo terminal que ya ha sido avisado de este suceso, van a comenzar a asimilarlo de manera gradual. Primero, seguramente va a sentir mucho dolor, impotencia, frustración, entre tantos otros sentimientos, y tendrá que asimilar la idea, preparándose y preparando a sus seres queridos para cuando esto suceda.

Pero, sea como sea, la muerte, cuando llega sin ser invitada, como también cuando ya se nos ha dicho que llegará, nos hará pasar por la etapa del duelo, una etapa difícil de sobrellevar y que no será igual para todos. Hay personas que podrán aceptarlo de manera más rápida, pero también habrá personas que se van a demorar un poco más en hacerse la idea de que su ser querido ya no estará más. Algunos van a enfrentar la muerte evadiendo sus sentimientos para no enfrentarlos, fingirán que se encuentran bien; sin embargo, por ejemplo, van a somatizar su dolor enfermándose por no poder expresar ese dolor. En este caso, las personas que están a su alrededor deben estar atentas, porque este estado puede causarle a la persona que sufre internamente serias complicaciones físicas, porque el dolor que el alma no puede sacar hacia fuera lo va a transmitir hacia dentro a través de nuestro cuerpo, lo cual puede volverse bastante peligroso.

También tenemos a las personas que entrarán en un estado melancólico depresivo, aquellas que se sumergen en el dolor y la tristeza, sintiéndose vacías sin su ser querido. Lo van a extrañar tanto que van a sentir que no pueden seguir adelante sin esta persona. Este duelo, por lo general, es más extremo y se trata de pérdidas importantes, como la de un hijo o una pareja, porque estas personas formaban parte de la vida cotidiana de ellos, y por lo mismo rondarán los miles de recuerdos por sus cabezas. Estarán presentes sus objetos personales, y todo en definitiva les va a recordar a su ser querido, lo que se les hará más difícil aceptar la pérdida, sintiéndose decaídos, sin apetito, sin ganas de realizar sus actividades cotidianas. No tendrán deseos de socializar ni de ver a nadie, y esta soledad puede llevarlos a entrar en una depresión profunda.

Por ello, en los dos casos antes vistos, será necesario que sus familiares y personas cercanas estén más atentas, acompañando a estas personas en el duelo, porque en ambos casos van a necesitar que las personas que se encuentren a su alrededor sean de gran apoyo. Que puedan sentir que tienen el espacio para hablar de su dolor, compartir sus recuerdos y permitirse expresar sus sentimientos con respecto al suceso, ya sea de tristeza, frustración, rabia, etc.

Ahora, el tiempo que cada uno necesita para superar un duelo es algo muy relativo, porque cada persona va a asimilarlo de diferentes formas. Pero cuando una persona no puede superar su pérdida y ha pasado mucho tiempo sin que logre sentirse mejor, es posible que la persona por sus propios medios no lo pueda hacer, y es allí donde una terapia psicológica y/o entrar quizás a un grupo de apoyo pueda ser de gran ayuda para poder lidiar con este dolor.

Los expertos, por lo general, recomiendan las siguientes acciones con el objeto de poder vivir de mejor manera el duelo:

 

  • Mantener sus redes sociales: Dejarse acompañar por sus seres queridos es una buena opción para lidiar con la soledad que se siente después de una gran pérdida. Compartir los recuerdos y experiencias vividas que te hagan sentir más cerca del ser que ha fallecido nos va a ayudar de mejor manera a enfrentar la soledad y el vacío que deja la muerte del ser querido, y así poder encontrar consuelo en aquellos que nos quieren.

  • Reconocer y aceptar el duelo: Reconocer sus sentimientos aceptándolos es una manera de sobrellevar el duelo. Poder hablar y compartir su sentir con otras personas le ayudará a lidiar de mejor manera su dolor.

  • Buscar distracciones: Realizar actividades que los animen es una buena idea para lidiar con el duelo. Buscar actividades que los saquen de la rutina y los hagan sentirse motivados, como por ejemplo el deporte, una clase de baile, una caminata diaria por el parque, etc., los hará liberar la ansiedad y la angustia, lo que a la larga los ayudará a dormir más relajados y con menos tensión.

  • Tener un espacio para reflexionar: Apartar un tiempo a solas para pensar y liberar sus sentimientos. Permitirse llorar y sacar toda la pena siempre será saludable para enfrentar el duelo. Escribir, por ejemplo, acerca de sus sentimientos puede ser también una buena terapia. Usted, por ejemplo, puede escribirle una carta a su ser querido expresándole sus sentimientos de dolor por su partida y señalándole todo aquello que quizás no pudo decirle antes de su partida.

  • Unirse a grupos de apoyo: Compartir el dolor con otros hace que la carga que llevamos sea más ligera. Por tanto, siempre será bueno que pueda expresar su dolor y compartirlo con otras personas que estarán pasando por lo mismo que usted. Esto es una gran terapia, porque nadie puede comprender mejor su dolor que aquel que ha vivido lo mismo.

  • Honrar la memoria del ser querido: Recordar al ser querido haciéndole algún homenaje o implementar alguna tradición en su memoria, como por ejemplo seguir realizando actividades que hacían juntos y que disfrutaban. También puede ser que se junten con la familia cercana y compartan recuerdos y vivencias pasadas con su ser querido, ya que todo esto puede ayudar a aliviar el dolor y a mantener viva la memoria de la persona que ya no está.


Para concluir, podemos decir que la muerte es y será otra etapa más de la vida. Lo importante es no dejarse vencer por el dolor, sino aprender a lidiar con este. Pues cada vez que la vida nos pone por delante una situación difícil, vamos a tener que enfrentarla, y para ello vamos a tener dos opciones: o dejar que nuestra vida se paralice hundiéndonos en el dolor y la tristeza, o bien aceptar la situación, trabajar el dolor canalizándolo, para luego avanzar hacia adelante.

No se trata de no sentir; al contrario, es aceptar el dolor como parte de la vida y aprender a vivir con él, pero entendiendo que el dolor es como una herida: irá cicatrizando de a poco hasta llegar el día en que ya no dolerá, sino que será solo un recuerdo de una mala experiencia pasada.