Bajo el agua: El desastre por las lluvias en Campana revela una crisis climática más profunda

Más de 2,000 evacuados, animales muertos y viviendas devastadas: la emergencia en Argentina tras intensas lluvias solo es el reflejo de un problema creciente

La tormenta que paralizó Campana

En la madrugada del sábado 17 de mayo de 2025, la ciudad de Campana, ubicada a 75 kilómetros al norte de Buenos Aires, se convirtió en escenario de una verdadera catástrofe natural. Fuertes lluvias azotaron durante días, desbordaron ríos y anegaron absolutamente todo a su paso: rutas principales, barrios enteros, campos agrícolas, viviendas e incluso templos. Las escenas que llegaron desde la región son desgarradoras: familias trasladándose en canoas, animales muertos flotando entre el agua, vehículos sumergidos hasta el techo y un éxodo de más de 2,000 personas que debieron ser evacuadas de urgencia.

Las autoridades, organizaciones sociales, rescatistas y vecinos han respondido en un operativo masivo para llevar ayuda, organizar centros de evacuados y sostener la situación frente a un fenómeno que muchos ya califican como una combinación entre desastre natural y consecuencia del cambio climático.

Una región bajo amenaza constante

Campana no es ajena a las inundaciones. Su cercanía al río Paraná y a zonas bajas la convierte en un punto vulnerable ante lluvias intensas. Pero esta vez, lo sucedido superó con creces experiencias anteriores. En tan solo 48 horas llovieron más de 200 mm en algunos sectores, cuando el promedio mensual habitual para mayo ronda los 80 mm, de acuerdo con datos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN).

Los barrios Otamendi, Lubo, y Villanueva, entre otros, fueron los más afectados. Las rutas nacionales 9 y 6, vitales para el transporte desde y hacia Buenos Aires, quedaron cortadas. Imágenes impactantes muestran incluso a semi-remolques navegando literalmente sobre tramos de autopistas inundadas.

Evacuaciones, solidaridad y supervivencia

Ante el colapso del drenaje natural y artificial, los equipos de emergencia comenzaron a evacuar a los residentes, muchos de ellos desde sus techos o vehículos varados. Las imágenes de bomberos, Gendarmería y vecinos cargando perros, caballos o ancianos sobre balsas improvisadas se multiplicaron en redes sociales.

En la parroquia San Cayetano, varios fieles quedaron atrapados cuando el agua subió abruptamente. Desde las ventanas del templo podían verse rostros de preocupación. Mientras tanto, voluntarios de organizaciones como Cruz Roja Argentina o Cáritas comenzaron la entrega de víveres, ropa seca y medicamentos a más de 20 centros de evacuados montados de urgencia.

Pérdidas millonarias en el campo

En plena campaña de cosecha y siembra, los campos de soja, maíz y trigo de la zona quedaron anegados, sumiendo a los pequeños y medianos productores en una crisis de gran escala. Algunos estiman que las pérdidas podrían superar los 50 millones de dólares.

"Perdí 30 hectáreas de soja lista para cosechar. No solo es la pérdida del año, es la deuda que voy a arrastrar por otro", relató Guillermo Peralta, productor agropecuario de la zona. Las asociaciones rurales ya solicitaron la declaración de emergencia agropecuaria provincial y nacional.

La respuesta del Estado: ¿suficiente?

La ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, visitó la zona y coordinó esfuerzos junto a Defensa Civil y las Fuerzas Armadas. Participó dirigiendo el tránsito en una de las rutas más comprometidas y aseguró que “el gobierno nacional acompañará a todos los damnificados, no los vamos a dejar solos”.

Sin embargo, la respuesta institucional llega con cuestionamientos. Vecinos afirman que faltó una alerta temprana más efectiva, y que algunos barrios podrían haberse evacuado antes de quedar completamente rodeados por el agua. Además, se exige que haya presupuesto inmediato para obras hidráulicas postergadas desde hace años.

El cambio climático como actor central

La emergencia de Campana no puede analizarse sin hablar de cambio climático. Según estudios del Instituto Nacional del Agua (INA), la frecuencia de lluvias intensas ha aumentado en el noreste y centro de Argentina en las últimas tres décadas. A su vez, las temperaturas medias se han incrementado, favoreciendo tormentas más severas e impredecibles.

“Eventos como este no son aislados. Son el nuevo normal si no se toman medidas estructurales y sistémicas”, afirmó Inés Camilloni, doctora en ciencias atmosféricas e investigadora de la UBA. Señaló además que los sectores rurales, periurbanos y costeros son los más riesgosos por su menor capacidad de adaptación.

Historias de resistencia

En medio del desasosiego, también emergen historias de humanidad y coraje. Como la de Ezequiel, un joven de 19 años que cruzó ilegado varias veces un canal crecido para rescatar a sus vecinos mayores atrapados. O la de Doña Mirta, de 82 años, que se negó a dejar su casa sin sus dos gatos y su gallina. Finalmente, fue trasladada junto a sus mascotas por bomberos.

“Es impresionante ver cómo gente que perdió todo, igual se ayuda unos a otros. El barrio se unió como nunca”, dijo Carla, voluntaria en una escuela habilitada como comedor comunitario.

Nuevas políticas para un clima nuevo

La tragedia de Campana debería operar como una bisagra. No se trata solo de reconstruir puentes, casas y asfalto, sino de rediseñar completamente el enfoque con el que los municipios, provincias y el gobierno nacional comprenden el riesgo climático.

Entre las acciones urgentes están:

  • Rediseñar los sistemas de alerta temprana con tecnología avanzada y contacto directo con los vecinos.
  • Revisar el código urbano y restringir la expansión de viviendas en zonas de riesgo hidráulico.
  • Crear infraestructuras resilientes: canales de escurrimiento, diques de contención, estaciones de bombeo.
  • Incentivar seguros agrícolas y urbanos ante catástrofes.
  • Educar sobre cambio climático desde las escuelas.

Argentina no puede darse el lujo de actuar solo cuando el agua ya llegó al cuello. Los fenómenos van a seguir ocurriendo, lo determinante será cómo decide adaptarse la sociedad.

¿Una lección que cale hondo?

El 17 de mayo de 2025 quedará grabado en la memoria de los y las campanenses. Pero también debería convertirse en un punto de partida para políticas públicas más ambiciosas, previsión científica más apoyada y una ciudadanía más consciente.

No hay lluvias impiadosas, hay sociedades desprevenidas. Si entendemos esto, lo de Campana no habrá sido en vano.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press