Colombia se acerca a China: ¿un giro geopolítico o una jugada estratégica?

La solicitud de Colombia para unirse al Banco de Desarrollo de los BRICS marca una nueva etapa en su política exterior, desafiando su histórica alianza con EE.UU.

Colombia y su acercamiento a China: ¿un nuevo capítulo en América Latina?

La reciente visita del presidente colombiano Gustavo Petro a China marca uno de los movimientos geopolíticos más significativos de América Latina en los últimos años. No se trata solo de una gira diplomática más, sino de un paso concreto y simbólico: Colombia ha iniciado el proceso para unirse al Banco de Desarrollo de los BRICS —una institución multilateral liderada por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica que busca ofrecer una alternativa al sistema financiero internacional dominado por occidente.

Con esta decisión, Petro pone a Colombia en la órbita de una nueva arquitectura financiera global, cuestionando su rol tradicional como aliado incondicional de Estados Unidos en la región. Pero ¿qué implicaciones tiene este movimiento tanto para Colombia como para Latinoamérica y el equilibrio de poder global?

¿Qué es el Banco de Desarrollo de los BRICS?

El Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), establecido en 2015 con sede en Shanghái, fue creado con la intención de financiar proyectos de infraestructura y desarrollo sostenible en países emergentes. Hasta la fecha, la institución ha financiado más de 122 proyectos por un valor superior a los 40.000 millones de dólares, según reveló su actual presidenta Dilma Rousseff, exmandataria de Brasil.

Este banco representa una alternativa directa al Banco Mundial y al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), instituciones que históricamente han trabajado bajo fuerte influencia de Washington. La intención es clara: proveer financiamiento sin las condiciones políticas y estructurales que suelen imponer los organismos occidentales.

¿Por qué Colombia ahora?

Gustavo Petro ha iniciado un giro geopolítico que ya se anunciaba desde su campaña presidencial. En su visita a China, declaró la intención de adquirir 512 millones de dólares en acciones del banco, con el objetivo de ser miembro pleno.

“Tomamos esta decisión de forma libre. Con EE. UU. podemos hablar cara a cara. Con China también” —Gustavo Petro desde Shanghái

Petro se mostró especialmente entusiasmado por el posible financiamiento de un canal ferroviario de 120 kilómetros, que uniría las costas atlántica y pacífica del país, permitiendo a Colombia posicionarse como un puente estratégico para el comercio entre Sudamérica y Asia.

Reacción de Estados Unidos: oposición y advertencias

La respuesta de Washington no se hizo esperar. El Departamento de Estado estadounidense expresó que “se opondrá enérgicamente” a todo financiamiento que pueda estar vinculado con la Iniciativa de la Franja y la Ruta liderada por China —un megaproyecto que ha generado sospechas en Occidente por su potencial para expandir la influencia global del gigante asiático.

Este movimiento colombiano, además, llega en un contexto donde Estados Unidos ha aplicado fortes recortes en ayuda externa, mayores barreras comerciales y una dura política migratoria, empujando a muchos países latinoamericanos a buscar nuevas alianzas.

La neutralidad estratégica de Petro

Petro, antiguo guerrillero del M19 y crítico del modelo extractivista neoliberal, busca proyectar a Colombia como un actor neutral en el nuevo orden multipolar. El presidente ha dicho que no permitirá que presiones externas definan la política exterior del país.

Al asumir un papel más autónomo, Colombia parece adoptar la postura de “no alineamiento activo”, similar al que mantienen países como India o Brasil. Se trata de una estrategia que le permite negociar con múltiples potencias sin comprometerse por completo con ninguna.

América Latina mira hacia Asia

Colombia no está sola. En 2021, Uruguay inició también los trámites para integrarse al banco de los BRICS. De hecho, China se ha convertido en el principal socio comercial de varios países latinoamericanos, entre ellos Brasil, Perú, Chile y Argentina.

  • Brasil exporta más de 80.000 millones de dólares al año a China.
  • Chile y Perú tienen tratados de libre comercio con Beijing.
  • Argentina recibió inversiones por más de 24.000 millones de dólares en infraestructura de parte de empresas chinas entre 2005 y 2022 (Fuente: China Global Investment Tracker).

El objetivo chino en la región no es solo económico: también busca conquistar respaldo diplomático para enfrentar su aislamiento de parte de Occidente en organismos internacionales.

¿Qué significa para Colombia a largo plazo?

La membresía en el NDB puede representar para Colombia:

  1. Acceso a financiamiento más flexible y menos condicionado que el de las instituciones tradicionales.
  2. Transferencia tecnológica y colaboración en megaproyectos de infraestructura.
  3. Inserción en cadenas de suministros más diversificadas con Asia.

Sin embargo, también implica riesgos:

  • La potencia de China en muchas ocasiones ha implicado endeudamientos elevados con cláusulas opacas.
  • Podría poner en tensión las relaciones con Estados Unidos, aún el principal aliado estratégico y militar de Colombia.
  • Impacto en contratos vigentes o iniciativas compartidas con el BID y USAID.

Un posible nuevo canal interoceánico: ¿realidad o utopía?

El ambicioso proyecto del canal ferroviario interoceánico entre costas colombianas promete transformar la logística regional. Si se materializa con el financiamiento del NDB, podría convertirse en una alternativa estratégica al Canal de Panamá —particularmente en contexto de tensiones geopolíticas.

Pero hay retos: desde la viabilidad técnica por la compleja topografía, hasta las implicaciones sociales y ambientales en regiones sensibles como el Chocó y la costa pacífica.

Aun así, Petro apuesta por un proyecto de futuro. En sus palabras: “Queremos poner a Colombia en el corazón del comercio entre América del Sur y Asia”.

Un mundo multipolar en marcha

El acercamiento de Colombia a China y su proyección hacia los BRICS son indicios de un cambio profundo en las relaciones hemisféricas. La creciente presencia de China, sumada a la desconfianza regional hacia la política exterior de EE. UU., sobre todo durante los años de Donald Trump, ha empujado a la región a reconfigurar sus alianzas.

Más que una ruptura, este podría ser el inicio de una reconfiguración. Colombia no busca romper con EE. UU., sino ampliar sus horizontes en un mundo donde la hegemonía unipolar parece desvanecerse frente al resurgimiento de bloqueos emergentes.

Guste o no en Washington, el tablero geopolítico ya se está moviendo.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press