Donald Trump, Vladimir Putin y la paz en Ucrania: ¿diplomacia o teatro político?
Mientras el conflicto ruso-ucraniano entra en una nueva fase, Trump apuesta por su habilidad personal para lograr un alto el fuego. ¿Realidad o espejismo geopolítico?
El telón de fondo: una guerra que no cesa
Más de dos años han pasado desde que Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022. Desde entonces, el conflicto ha cobrado miles de vidas y desplazado a millones de personas. Según la ACNUR, más de 6 millones de ucranianos han huido del país y otros millones han sido desplazados internamente. La infraestructura crítica ha sido devastada, especialmente en regiones como Donetsk, Dnipropetrovsk y Kyiv, las cuales han sido blanco constante de ataques con drones y misiles.
En este contexto emerge nuevamente una figura conocida en el panorama geopolítico mundial: Donald J. Trump. El expresidente republicano, ahora nuevamente investido con el poder presidencial, ha girado su mirada hacia el conflicto con la promesa de lograr lo que su predecesor no pudo: una paz inmediata.
Las llamadas del lunes: ¿el arte del trato internacional?
Trump anunció a través de su red Truth Social que tendría llamadas clave el lunes con el presidente ruso Vladimir Putin y su homólogo ucraniano Volodymyr Zelenskyy. También planea realizar llamadas con diversos líderes de la OTAN, en un intento mediador por lograr un cese al fuego temporal o incluso un acuerdo de paz.
“Será un día productivo”, escribió Trump. “Es una guerra que nunca debió haber ocurrido. Mi meta es que termine cuanto antes”.
El primer contacto será con Putin a las 10 a.m. del lunes, seguido por un diálogo con Zelenskyy y reuniones con figuras relevantes como su vicepresidente JD Vance y su secretario de Estado Marco Rubio.
¿Una relación personal clave para la paz?
Gran parte de la estrategia de Trump parece basarse en su historial personal con Putin. Su emisario Steve Witkoff afirmó: “Trump siente que su sólo hablar con Putin desbloqueará gran parte del estancamiento actual. Creo que será una llamada exitosa”.
Esta afirmación ha generado preocupación entre diversos analistas e incluso exfuncionarios estadounidenses. La ex embajadora de EE. UU. en Ucrania, Bridget Brink, renunció recientemente citando desacuerdos fundamentales: “Poner presión sobre Ucrania, la víctima, en lugar del agresor, Rusia, es inaceptable. La paz a cualquier precio no es paz, es apaciguamiento”.
La historia parece ofrecer un espejo, con claras referencias a los efectos nefastos del apaciguamiento en la Europa de los años treinta, especialmente respecto a Hitler y los Acuerdos de Múnich.
Incentivos económicos: ¿un nuevo enfoque?
A diferencia de las rondas de sanciones anteriores —iniciadas por el presidente Joe Biden y continuadas por Europa—, Trump estaría dispuesto a negociar desde una perspectiva económica. Según su secretario del Tesoro, Scott Bessent, si Putin no negocia de “buena fe”, podría haber nuevas sanciones, pero también se especula con la posibilidad de levantar algunas a cambio de concesiones bélicas.
Una estrategia que recuerda a las dinámicas de la Guerra Fría, cuando la diplomacia se mezclaba frecuentemente con el comercio de cereales o gasoductos.
Zelenskyy bajo presión y con pocas opciones
Mientras tanto, el presidente ucraniano ha intensificado sus contactos con líderes estadounidenses y europeos. Se reunió en Roma con JD Vance y Marco Rubio, además de mantener encuentros con líderes de la Unión Europea. Según sus declaraciones en la red social X, “hicimos énfasis en la necesidad de más sanciones contra Rusia, así como de fortalecer la cooperación bilateral y la situación en el campo de batalla”.
Ucrania continúa insistiendo en una política de firmeza. El acercamiento en Turquía, promovido por Kiev, tuvo una pobre acogida por parte de Moscú, quien envió una delegación de bajo nivel. Un detalle que no pasó desapercibido por Zelenskyy, quien lo calificó como falta de disposición a negociar seriamente.
¿Trump como mediador neutral u operador con inclinaciones?
Una de las grandes dudas que persisten es si Trump puede percibirse como un actor imparcial. Su historial de simpatía personal con Putin ha sembrado dudas: desde declaraciones públicas poniendo en duda la inteligencia estadounidense hasta reuniones privadas sin traductores oficiales.
Y es que la política exterior de Trump —marcada por un aparente desdén hacia la OTAN y escepticismo hacia alianzas tradicionales— no siempre ha favorecido a Ucrania.
¿Cómo conciliará ahora su discurso de fuerza con una estrategia diplomática sin ambigüedades?
La guerra que no cede: cifras de una catástrofe
- La invasión rusa ha sido el conflicto armado más grande en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
- Más de 500.000 personas han muerto o resultado heridas, incluyendo civiles.
- La infraestructura energética ucraniana ha sido atacada sistemáticamente, dejando al país en crisis eléctrica durante los inviernos.
- En el último ataque documentado, Rusia lanzó 273 drones hacia regiones clave como Donetsk y Dnipropetrovsk.
¿Puede Trump realmente detener la guerra?
El presidente republicano ha afirmado en varias ocasiones que podría “detener la guerra en 24 horas” de ser reelegido. Sin embargo, en la práctica, su estrategia no ha dado frutos inmediatos y ha sido cuestionada tanto por aliados como por detractores.
En su reciente gira por Oriente Medio, Trump dijo con ironía que Putin no había asistido a las conversaciones en Turquía “porque él no estaba allí”. Y agregó: “Nos reuniremos. Quizá resolvamos esto. O quizá no. Pero al menos sabremos dónde estamos”.
Esas palabras resumen la lógica transaccional y ad hoc que caracteriza a Trump. Para bien o para mal, su estilo de liderazgo no se basa en tratados ni doctrinas, sino en impresiones personales y movimientos individuales.
¿Qué sigue en la agenda para Ucrania y Rusia?
En medio de la incertidumbre, las dos naciones acordaron un importante intercambio de 1,000 prisioneros de guerra, que podría concretarse esta misma semana según la inteligencia ucraniana.
Este gesto, aunque limitado, ofrece uno de los pocos destellos de humanidad en un conflicto caracterizado por la brutalidad y el estancamiento diplomático.
El factor Trump: ¿esperanza o distracción?
Todos los ojos estarán puestos en las conversaciones del lunes. ¿Será el regreso de Trump a la primera línea internacional una nueva vía de esperanza para Ucrania y Europa, o un simple espectáculo político sin frutos reales?
Lo cierto es que, como decía Churchill, “la diplomacia es el arte de decir ‘buen perro’ mientras se busca una piedra”. La diferencia, en este caso, es que ambos bandos ya están armados.
Europa, EE. UU., Rusia y Ucrania vigilan de cerca. El mundo también.