El insólito robo del inodoro de oro y el arte de la codicia
Un atraco surrealista, una obra de arte satírica y las consecuencias judiciales que aún resuenan en Reino Unido
Una pieza de arte provocadora: “America”
Cuando el artista conceptual italiano Maurizio Cattelan creó “America”, difícilmente habría imaginado que su obra se convertiría en el eje central de uno de los robos más insólitos de la historia del arte moderno. Se trataba de un retrete completamente funcional hecho de oro macizo de 18 quilates, que pesaba unos 98 kilos y cuyo valor ascendía a 4.74 millones de libras esterlinas (alrededor de 6.4 millones de dólares al tipo de cambio de la época).
Esta peculiar pieza fue concebida como una sátira del exceso de riqueza, del lujo absurdo y del consumo desmedido, temas tan actuales como universales. Estuvo previamente expuesta en el Museo Guggenheim de Nueva York, donde incluso fue ofrecida al expresidente Donald Trump para su uso personal. Según el propio museo, fue una respuesta irónica a su petición inicial de un Van Gogh, que no fue concedida.
El audaz robo en Blenheim Palace
El 14 de septiembre de 2019, el retrete dorado fue robado de Blenheim Palace, la histórica mansión donde nació Winston Churchill. El robo no solo fue un acto de vandalismo extraordinario, sino también enormemente destructivo: los ladrones derribaron una ventana para acceder, causando severos daños a la estructura del palacio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
El hecho captó la atención internacional por su carácter casi surrealista. ¿Quién se roba un inodoro de oro? ¿Y con qué finalidad? Pero más allá del humor negro del caso, las autoridades lo trataron con la seriedad que merece un crimen que afectó a una de las joyas arquitectónicas más preciadas del Reino Unido.
Investigación y juicio: la red criminal detrás del atraco
Las cámaras de seguridad identificaron a cinco individuos involucrados en el asalto, aunque solo dos han sido juzgados y condenados hasta el momento. James Sheen, de 40 años, se declaró culpable de robo, conspiración y transferencia de bienes provenientes del crimen. Michael Jones, de 39 años, fue encontrado culpable tras un juicio.
Uno de los involucrados indirectos fue Frederick Doe, de 37 años, también conocido como Frederick Sines. Aunque no participó físicamente en el robo, fue declarado culpable de conspiración para transferir propiedad criminal, al prestar su ayuda para intentar vender el oro robado. El juez describió su acto como “absurdo y cándido”, remarcando que Doe fue aprovechado por los verdaderos delincuentes debido a sus contactos en el distrito joyero de Londres.
En un mensaje de WhatsApp, Doe habría asegurado que podía “vender el oro en un segundo”. No obstante, alegó desconocer que se trataba de oro robado. Fue condenado a una pena de dos años en suspensión y a realizar 240 horas de trabajos comunitarios.
¿Dónde está el inodoro ahora?
Hasta la fecha, el inodoro de oro jamás se ha recuperado. Las autoridades creen que fue cortado y fundido rápidamente para facilitar su venta en partes, perdiéndose así para siempre una de las obras de arte satíricas más emblemáticas de la última década.
Este tipo de delito refleja cómo el arte y la delincuencia pueden cruzarse de maneras inesperadas, especialmente cuando está de por medio un objeto tan valioso, no solo en términos materiales, sino conceptuales. En un mundo donde el oro sigue siendo el símbolo definitivo de riqueza, un inodoro hecho del preciado metal inevitablemente provoca tanto ambición como crítica social.
El mensaje detrás del oro
Cattelan, conocido por sus obras excéntricas y provocadoras, logró con “America” lo que muchos artistas desean: que su obra trascienda el museo y se convierta en un símbolo. El inodoro dorado es un espejo que nos obliga a ver nuestra relación con el lujo, la desigualdad y la paradoja de la funcionalidad envuelta en oro.
“Lo que tú tocas es lo que los ricos tocan”, solía decir el folleto informativo que acompañaba a la obra mientras estaba en exposición. Su propósito era permitir que cualquier visitante del museo pudiera usarla, redirigiendo el enfoque desde la riqueza como privilegio hacia la accesibilidad sin importar clase social.
Repercusiones legales y culturales
El caso del inodoro robado ha dejado una huella tanto en el sistema judicial británico como en el imaginario cultural. La facilidad con la que una obra de arte valorada en millones pudo ser robada evidencia brechas de seguridad incluso en sitios supuestamente impenetrables como Blenheim Palace.
También ha levantado preguntas sobre la seguridad del arte contemporáneo, especialmente de obras valiosas que, a diferencia de los lienzos o esculturas tradicionales, pueden ser destruidas o transformadas irreversiblemente con relativa facilidad. El caso se ha convertido en objeto de debates en universidades, foros especializados de arte y hasta en redes sociales.
Una historia con moraleja
Frederick Doe, al salir del tribunal, alzó el puño al aire y afirmó ser una buena persona que cometió un error. Sus palabras reflejan una verdad incómoda: muchas veces, los delitos que rodean el arte no son cometidos por mafias organizadas de alta inteligencia, sino por individuos que, por ingenuidad, ambición o presión, se ven envueltos en tramas que superan su comprensión.
La historia del inodoro dorado no solo es un robo espectacular, sino una crítica, una comedia trágica en la que el arte y el crimen se confunden en un retrete de oro que, junto con su valor material, ha desaparecido dejando solo preguntas, reflexiones y un legado irónico difícil de superar.
Datos curiosos y referencias
- El inodoro fue ofrecido al expresidente Donald Trump por el Guggenheim como respuesta cuando solicitó un cuadro de Vincent van Gogh para la Casa Blanca.
- La obra “America” fue creada en 2016 y estuvo en exposición pública tanto en EEUU como en Reino Unido.
- El Palacio de Blenheim recibe más de 950,000 visitantes al año y forma parte del catálogo de Patrimonio de la UNESCO desde 1987.
- El artista Maurizio Cattelan también es conocido por su obra "Comedian", un plátano pegado con cinta a una pared, vendida por más de $120,000.
- El valor estimado del oro en el retrete al momento del robo era de £2.8 millones, aunque la obra completa estaba asegurada por casi £5 millones.
En una época donde el arte contemporáneo no solo provoca emociones sino también tentaciones criminales, el caso del inodoro dorado evidencia que la línea entre crítica, locura y codicia puede ser tan frágil como grotescamente dorada.