Golf y comunidad: La revolución silenciosa que transforma a la juventud negra en Detroit

Iniciativas locales buscan cambiar el juego para estudiantes afroamericanos al poner el golf al alcance de todos, rompiendo barreras económicas y culturales

Golf en Detroit: mucho más que un deporte

Shaun Horne, un adolescente de 16 años, camina decididamente hacia un simulador de golf ubicado en un gimnasio del oeste de Detroit. A diferencia de muchos de sus compañeros, él no sueña con marcar touchdowns ni encestar triples. Su pasión es clara: el golf.

Sólo juego golf”, dice sin titubear. Y con eso, Shaun se convierte en una excepción dentro del ambiente deportivo escolar de Detroit, especialmente entre los jóvenes afroamericanos. En una ciudad donde los deportes como el fútbol americano y el baloncesto dominan las expectativas, el golf sigue siendo una rareza. Sin embargo, eso está empezando a cambiar.

Un panorama desafiante

En una ciudad con más de 14,000 estudiantes de secundaria, poco más de 50 participan en equipos escolares de golf, de acuerdo con entrenadores y líderes comunitarios. Detroit es una ciudad de mayoría negra, con una población afroamericana que representa casi el 80% del total. Sin embargo, el acceso al golf ha sido notablemente limitado para esta comunidad.

Jesse Hawkins, entrenador del equipo de golf en Renaissance High School y también afroamericano, lo explica claramente: “Cuando entras a las escuelas, oyes narrativas de jugadores de baloncesto, partidos de fútbol... pero el golf no está realmente presente en nuestras comunidades”.

Una cuestión de acceso y exposición

¿Por qué tan pocos jóvenes negros juegan golf en Detroit? Las razones son múltiples: falta de representación, barreras culturales y, sobre todo, obstáculos económicos.

  • Un set básico de palos de golf puede costar cientos de dólares.
  • El precio para jugar 18 hoyos en uno de los campos públicos de Detroit es de $28 para jóvenes, con carrito incluido.
  • Además, muchos no tienen acceso sencillo a campos de golf, transporte o ropa adecuada.

Todo esto en un contexto en el que el ingreso medio en Detroit fue de $39,500 en 2023, comparado con $69,100 a nivel estatal, y donde la tasa de pobreza alcanza el 32% (más del doble del promedio del estado).

El auge de las iniciativas comunitarias

Frente a este panorama, organizaciones sin fines de lucro, empresas locales y líderes comunitarios se han unido para cambiar la historia. Dos organizaciones fundamentales han liderado la carga:

1. First Tee of Greater Detroit

Esta organización ha creado programas que integran habilidades para la vida con el aprendizaje del golf. Alrededor de 700 niños y adolescentes participan cada año en sus programas.

Carl Bentley, CEO de First Tee, lo resume bien: “El golf es la razón por la que los atraemos, pero mientras los tenemos, les enseñamos habilidades para la vida: cómo dar un apretón de manos, cómo iniciar una conversación…”.

2. The Rocket Classic

Este torneo anual del PGA Tour, que se celebra en Detroit desde 2019, ha generado casi $10 millones para organizaciones benéficas locales. De ese fondo, unos $800,000 fueron destinados a programas juveniles de golf.

Trina Scott, vicepresidenta de asuntos comunitarios en Rock (familia de empresas de Dan Gilbert, patrocinador del evento), destaca: “Parte de la estrategia es eliminar barreras: proveer ropa adecuada, equipos, entrenadores y autoconfianza”.

Estudiantes que abren caminos

Mike Schuchard dirige el equipo de golf en Cass Technical High School. Comenzó su primer año como entrenador con una docena de estudiantes, el doble del año anterior. Aun así, sólo dos tienen nivel de “varsity”.

Schuchard considera que muchos de sus estudiantes ya tienen la habilidad física, sólo necesitan conocer el deporte: “Estas escuelas están llenas de grandes atletas, pero aún no han sido introducidos adecuadamente al golf”.

Uno de esos atletas es Ahmari Flowers, capitán del equipo de golf. Este joven de 17 años descubrió el golf después de su primer año de secundaria: “Soy un tipo atlético y el golf me salió naturalmente”.

Estadísticas alentadoras, aunque lentas

Según cifras de la National Golf Foundation, de los 28.1 millones de estadounidenses que jugaron en campos de golf en 2024, un 25% fueron negros, asiáticos o hispanos. Aunque esta cifra incluye adultos, representa una apertura hacia una demografía diversa que antes era escasa en este deporte.

No obstante, Hawkins describe una desconexión generacional: “No escuchas a los chicos hablar sobre nuevos zapatos de golf o ropa chévere para golf; todavía hay una barrera cultural”.

Golf y representación: una cuestión de identidad

Durante mucho tiempo, el golf fue percibido como un deporte de élites, reservado para círculos exclusivos. Esta imagen dificultó su penetración en comunidades afroamericanas. Sin embargo, con figuras como Tiger Woods, la percepción comenzó a cambiar. Woods no solo revolucionó el deporte con su talento, sino que también se convirtió en un modelo para jóvenes negros que veían en él la posibilidad de pertenecer en un espacio históricamente ajeno.

Pero un nombre célebre no basta. Se necesita una estructura de acceso y permanencia, y es ahí donde Detroit está marcando la diferencia.

¿Qué más se puede hacer?

Los expertos y líderes entrevistados plantean algunas estrategias clave para mantener e incrementar el interés juvenil:

  • Incluir el golf en el currículo escolar, con prácticas regulares y acceso a simuladores.
  • Mentorías entre jugadores experimentados y novatos.
  • Becas universitarias específicas y visibles para deportes como el golf.
  • Difundir contenidos multimedia atractivos sobre el golf dirigidos a jóvenes.
  • Impulsar un enfoque de vida-salud-golf como una narrativa positiva.

Una revolución desde el tee de salida

El camino para diversificar y democratizar el golf en Detroit no será fácil, pero ya muestra resultados tangibles. Programas educativos, inversión privada, entrenadores comprometidos y jóvenes como Shaun y Ahmari están plantando la semilla de un nuevo legado deportivo.

El impacto va más allá del green: estamos ante una oportunidad de redefinir el éxito, romper estigmas y poner en manos de los jóvenes herramientas que pueden abrirles puertas sociales, educativas y profesionales. Porque como dice Bentley: “El swing puede cambiar, pero los valores que aprenden se quedan para siempre”.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press