¿Compras ahora, sufres después? El auge del 'Buy Now, Pay Later' y sus efectos escondidos
Un análisis crítico del modelo financiero que seduce con pagos sin intereses pero podría estar empujando a toda una generación a la trampa del sobreendeudamiento.
Un modelo en expansión: ¿Qué es el 'Buy Now, Pay Later'?
Los servicios Buy Now, Pay Later (BNPL), o 'Compra ahora, paga después', han ganado enorme popularidad en los últimos años. Propuestas como Klarna, Afterpay, Affirm, PayPal o Zip permiten realizar compras desde ropa hasta comida rápida y dividir los pagos en cuotas sin intereses, generalmente cuatro pagos cada dos semanas. A simple vista, suena a una alternativa sin riesgos a las tradicionales tarjetas de crédito. ¿Pero es realmente así?
Un fenómeno masivo: cifras que impresionan
En 2022, los seis mayores proveedores de servicios BNPL originaron 277,3 millones de préstamos por un valor total de $33.8 mil millones en mercancías, lo cual equivale aproximadamente al 1% del gasto total con tarjetas de crédito en Estados Unidos, según la Oficina para la Protección Financiera del Consumidor (CFPB). Un crecimiento exponencial que muestra cómo esta modalidad ha pasado de ser una curiosidad a una fuerza dominante en el consumo moderno.
¿Más accesible o más peligrosa?
Una de las mayores virtudes promovidas por proveedores BNPL es precisamente lo que causa alarma entre analistas financieros: la falta de requisitos estrictos. Muchos de estos servicios no exigen verificación de crédito o sólo realizan una revisión "suave", situación que ha abierto las puertas a millones de consumidores excluidos del sistema financiero tradicional.
No obstante, esta flexibilidad es también su talón de Aquiles. Según un informe reciente de LendingTree, el 40% de los usuarios de BNPL admitió haber realizado pagos tardíos en el último año, una subida respecto al 33% en 2023. Por su parte, Bankrate establece que uno de cada cuatro consumidores eligieron BNPL porque resultaba más fácil de obtener que una tarjeta de crédito.
Demografía e impacto social
Un estudio de la Reserva Federal de EE. UU. reveló que este modelo está especialmente presente entre consumidores jóvenes y mujeres afroamericanas o hispanas, muchas veces por necesidad antes que por conveniencia. La accesibilidad y la promesa de pagos sin intereses hacen que los consumidores vulnerables lo perciban como una tabla de salvación. Pero bajo la superficie, las implicaciones son más graves: incremento en las tarifas por sobregiros y pago de intereses en tarjetas de crédito por no saldar otras deudas asociadas.
"Mientras que BNPL proporciona crédito a consumidores financieramente vulnerables, estos mismos consumidores podrían estar sobreextendiéndose," decía el estudio.
De festival en festival... financiado
El alcance del BNPL ha llegado a límites inesperados. Klarna, por ejemplo, se alió recientemente con DoorDash, plataforma de entrega de comida. Las críticas no se hicieron esperar: usuarios cuestionaban que alguien usara un préstamo para comprar una hamburguesa. Otro caso controvertido fue el del festival Coachella, en el que más de la mitad de los asistentes financiaron sus entradas en cuotas, según Billboard. ¿Estamos entrando en una era donde el ocio también se financia a plazos? Todo apunta a que sí.
Klarna y otros en la mira: más morosos, menos regulación
El crecimiento masivo de Klarna trajo consigo un aumento del 17% en pérdidas por créditos incobrables en el primer trimestre de 2025, alcanzando los $136 millones. Aunque la empresa afirma que este aumento refleja simplemente el mayor volumen de préstamos otorgados, el porcentaje de pagos no cumplidos subió globalmente de 0.51% en 2024 a 0.54% este año.
A pesar de todo esto, los reguladores parecen estar relajando su postura. La administración Trump anunció en mayo que no hará cumplir ciertas regulaciones sobre BNPL impuestas anteriormente bajo la Ley de Veracidad en los Préstamos. Esta ley requería que servicios BNPL ofrecieran mayor transparencia, mecanismos de reembolso y estructuras claras de tarifas. La excusa oficial fue redireccionar recursos a amenazas "más urgentes".
¿Una burbuja de consumo?
Para Justine Farrell, profesora de marketing en la Universidad de San Diego, el principal problema es que cada vez más consumidores están usando BNPL como sustituto financiero básico: "Los consumidores sienten que sus posiciones financieras están más ajustadas que nunca."
- Los precios de alimentos siguen subiendo
- El alquiler crece sin pausa
- Los salarios no acompañan la inflación real
Así, para muchos, BNPL es solo una manera de mantener la ilusión de estabilidad mientras su deuda total se acumula. De hecho, la deuda de consumo en Estados Unidos alcanzó la cifra récord de $18.2 billones en 2024, lo que plantea serias preguntas sobre la sostenibilidad de este modelo económico.
¿Hacia un nuevo tipo de crisis crediticia?
Las historias se repiten. Antes fue la crisis de las hipotecas subprime; ahora podrían ser los microcréditos a través del celular. Los analistas advierten que sin bases regulatorias sólidas, sin protección ante disputas de cobros y sin supervisión en los límites de deuda por consumidor, el modelo BNPL podría generar un efecto dominó en la economía familiar de millones de estadounidenses.
Adam Rust, de la Consumer Federation of America, fue claro: “Con su enfoque de avestruz ante los nuevos préstamos fintech, el CFPB está favoreciendo a las Big Tech a costa de la gente común.”
¿Estamos permitiendo que se forme una nueva bomba financiera con rostros jóvenes, promesas suaves e interfaces amigables? El tiempo lo dirá. Pero como sociedad, urge preguntarnos si la facilidad de comprar en cuotas vale el precio de una ciudadanía financieramente secuestrada por deudas invisibles.