El santuario de Sayyida Zeinab y las tensiones sectarias en la Siria post-Asad

Entre la fe, la política y el miedo: cómo el santuario chiita enfrenta un nuevo orden tras la caída de Bashar al-Asad

Un símbolo religioso en medio del conflicto

Ubicado en las afueras de Damasco, el santuario de Sayyida Zeinab ha sido durante mucho tiempo un punto de peregrinación sagrado para los fieles chiitas. Se cree que allí está enterrada Zeinab, nieta del profeta Mahoma, venerada como símbolo de valentía, resistencia y devoción. Durante la guerra civil siria, este lugar sagrado se convirtió en un foco de protección para grupos chiitas locales y extranjeros ante las amenazas de extremistas suníes.

Tras la caída del régimen de Bashar al-Asad en diciembre de 2024 a manos de insurgentes liderados por el grupo suní Hayat Tahrir al-Sham (HTS), el entorno político y religioso que rodea al santuario ha dado un giro radical. En medio del nuevo orden político en Siria, la comunidad chiita se encuentra en una situación de incertidumbre y temor, temiendo represalias y pérdida de control sobre este símbolo espiritual.

Un símbolo de resistencia chiita durante la guerra

Durante la larga guerra civil, el régimen de Asad promocionó su papel como protector de las minorías religiosas, incluyendo la comunidad chiita. El santuario de Zeinab fue resguardado por milicias respaldadas por Irán, como Hezbolá, que justificaban su presencia en Siria con la defensa de este lugar sagrado. La imagen del santuario dorado resistiendo a los ataques extremistas se convirtió en un elemento de propaganda poderosa tanto para el régimen como para sus aliados.

El periodista y experto en Oriente Medio Hussein al-Khatib resume así su significado: “Para los chiitas de todo el mundo, el santuario de Sayyida Zeinab tiene un valor simbólico enorme”. Como muchos otros, al-Khatib se trasladó al área del santuario durante el conflicto, participando en la defensa directa del lugar desde adentro, mientras nuevas fuerzas de seguridad dominaban el perímetro exterior.

Una zona bajo asedio y blanco de ataques

Desde el inicio del conflicto sirio en 2011, el área de Sayyida Zeinab ha sido blanco de numerosos ataques, principalmente de grupos extremistas suníes como el Estado Islámico. En enero de 2025, tras la caída del régimen, las nuevas autoridades afirmaron haber impedido un atentado con bomba en el recinto, como una muestra de compromiso hacia la protección de las minorías religiosas que aún permanecen en el país.

La importancia del santuario también tiene un componente regional. Irán, principal patrocinador del régimen de Asad, veía en la protección del santuario una forma de reforzar su influencia geoestratégica a través de una conexión ideológica, militar y religiosa con Siria y Líbano. De hecho, Sayyida Zeinab formaba parte de la red de resistencia que Irán impulsa contra Israel en la región.

El dilema sectario tras la caída de Asad

La caída del régimen alauita, perteneciente a una rama del chiismo, ha dejado a la comunidad chiita siria políticamente aislada. Muchos en la zona de Sayyida Zeinab temen que el resentimiento acumulado durante años de represión y guerra recaiga sobre ellos. Como explicó el líder religioso Sheikh Adham al-Khatib en una reciente reunión con el nuevo presidente sirio Ahmad al-Sharaa: “Muchos culpan a los chiitas por haber sostenido al régimen de Asad durante tantos años, lo cual es injusto, ya que el conflicto es político y no religioso”.

Algunos símbolos, como la bandera roja con la inscripción ‘¡Oh, Zeinab!’ que ondeaba desde la cúpula del santuario, fueron retirados como gesto de conciliación tras denuncias de incitación sectaria. Según Sheikh al-Khatib, la decisión se tomó en aras de la paz: “No queremos enfrentamientos. Hay un incendio latente de incitación sectaria por todas partes”.

El impacto económico y religioso

Además del impacto simbólico, la situación actual ha tenido consecuencias económicas. El santuario de Sayyida Zeinab solía atraer a miles de peregrinos chiitas del extranjero, especialmente de Irán, Irak y Líbano. Con la guerra y la inestabilidad persistente, el turismo religioso ha disminuido drásticamente, afectando a comerciantes, guías y trabajadores locales.

Según el director del santuario, Jaaffar Kassem, un video viral falso que mostraba al templo en llamas provocó una oleada de llamadas telefónicas de fieles preocupados. “Estas noticias falsas nos perjudican mucho. La comunidad ya vive con miedo, y cualquier rumor puede desatar el pánico”, afirmó.

La vida de los fieles entre la fe y el miedo

Muchos fieles siguen visitando el santuario diariamente, aferrándose a la espiritualidad como una forma de mantener la esperanza. Zaher Hamza, un devoto local, afirmó con convicción: “No somos nosotros quienes protegemos a Sayyida Zeinab. Es ella quien nos protege a nosotros”.

No todos comparten el mismo grado de seguridad. Kamla Mohamed, residente en el área, teme por su familia. Su hijo fue secuestrado hace más de una década por rebeldes antigubernamentales y jamás volvió a verlo. Recordando la violencia reciente en la zona costera, donde Alauitas fueron asesinados, confiesa con lágrimas que “nuestras vidas están llenas de miedo”.

Otra visitante, conocida como Umm Ahmed, dijo que considera huir, pero no tiene recursos y teme por su casa. “Mi vida es lo más preciado, pero también temo dejar todo atrás”. Aun así, como muchos otros, no renuncia a la fe. “Nuestra esperanza está en Dios. Él es quien protege este lugar”.

El santuario entre la geopolítica y la devoción

La situación actual de Sayyida Zeinab ejemplifica perfectamente cómo la religión, la política y la identidad se entrelazan en los conflictos de Oriente Medio. El santuario sigue siendo foco de tensiones, pero también de esperanza para una comunidad que aún busca seguridad, reconocimiento y respeto en un nuevo orden sirio incierto.

Mientras tanto, la pregunta sigue siendo si será posible desligar la fe del conflicto, y si lugares sagrados como Sayyida Zeinab volverán a centrarse únicamente en la oración, sin portar también el peso del enfrentamiento sectario y la división regional.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press