La OTAN y el legado de Dayton: ¿puede una alianza militar seguir garantizando la paz en el siglo XXI?

A 30 años de los Acuerdos de Dayton, líderes mundiales se reúnen en Ohio para reflexionar sobre el rol crucial de la OTAN en un mundo marcado por conflictos persistentes

El simbolismo de Dayton y la reunión de 2025

La ciudad de Dayton, Ohio, se transformó nuevamente en epicentro del debate global sobre la paz y la seguridad internacional al recibir en 2025 a representantes de 32 naciones de la OTAN en el marco de la Asamblea Parlamentaria de la organización. El evento, que conmemora los 30 años de los Acuerdos de Paz de Dayton, firmados en 1995 para poner fin a la guerra en Bosnia, reunió a políticos, ex mandatarios, diplomáticos y líderes militares con el objetivo de reafirmar el papel de la OTAN como garante de estabilidad global.

“La OTAN es una bendición para la paz”, afirmó el representante estadounidense Neal Dunn, destacando la necesidad constante de alianzas fuertes para enfrentar amenazas contemporáneas. Por su parte, el embajador de EE. UU. ante la OTAN, Matthew Whitaker, señaló: “No hay duda de que como superpotencia mundial, EE. UU. será desafiado en el futuro. Necesitaremos amigos. La OTAN es esa red.”

La OTAN: una alianza con 75 años de historia

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) fue creada en 1949 como respuesta colectiva a la amenaza entonces representada por la Unión Soviética. Lo que comenzó como una alianza defensiva entre 12 países ha llegado a abarcar hoy a 32 naciones.

La función original de la OTAN era clara: defender a sus miembros ante un ataque externo. Sin embargo, con el tiempo, su rol ha evolucionado, pasando de operaciones estrictamente defensivas a misiones en zonas de conflicto como Kosovo, Afganistán, Libia y actualmente el apoyo a Ucrania contra la invasión rusa.

El valor del legado de Dayton

El evento en Dayton no solo sirvió como acto conmemorativo, sino también como espacio de reflexión sobre la fragilidad de la paz. El ministro de Exteriores de Bosnia y Herzegovina, Elmedin Konakovic, compartió su experiencia como exsoldado durante la guerra de Bosnia en los años 90, destacando el valor tangible del acuerdo: “La paz es posible. Hoy estoy negociando el futuro de mi país con personas contra las que literalmente combatí hace 30 años”.

La presencia de figuras clave como el exgeneral Wesley Clark, antiguo Comandante Supremo Aliado de la OTAN en Europa, y la exembajadora Kay Bailey Hutchison, trajo recuerdos vívidos de los estragos del conflicto y la transformación de Sarajevo, cuya ciudad olímpica se convirtió en cementerio tras la guerra. Para muchos, Dayton representa un punto de inflexión histórico: el paso de la balcanización y el nacionalismo extremo hacia una Europa más alineada con valores democráticos y de cooperación internacional.

¿Por qué importa la OTAN en la vida de los ciudadanos comunes?

El foro titulado “¿Por qué la OTAN importa para los estadounidenses comunes?” abordó precisamente la desconexión entre las grandes alianzas geoestratégicas y la vida cotidiana. En palabras del congresista Rick Larsen: “La seguridad global garantiza estabilidad económica, evita conflictos internacionales más costosos y protege nuestras fronteras físicas y digitales”.

Muchos estadounidenses, y ciudadanos del resto del mundo, cuestionan si debe costearse una alianza militar ante problemas internos como pobreza, salud y desastres naturales —una crítica pertinente sobre todo en los Estados Unidos posterior a desastres en Mississippi donde la ayuda federal tardó meses en llegar. Sin embargo, los defensores argumentan que sin paz y seguridad, el progreso económico y social es imposible.

Ucrania y el fantasma de nuevas guerras

Desde el estallido de la guerra en Ucrania en 2022, la OTAN ha reforzado su papel estratégico. La invasión rusa ha servido de recordatorio abrupto de que la guerra convencional no está extinta en Europa. Como bien apuntó el congresista Dunn: “Apoyar a Ucrania es frenar las ambiciones expansionistas de Rusia y, potencialmente, de China.”

Ucrania busca ingresar a la OTAN, al igual que Bosnia y Herzegovina, una señal del atractivo de la estructura multilateral para países que han vivido la experiencia de guerra. Sin embargo, su ampliación sigue siendo motivo de tensiones tanto internas como externas, especialmente con Moscú.

Una OTAN en transformación: mayor gasto y nuevas responsabilidades

Uno de los focos de mayor tensión entre EE. UU. y sus aliados europeos ha sido el gasto militar. La administración Trump exigió reiteradamente que Europa “pague su parte justa” dentro de la alianza. Ese mensaje sigue marcando la política exterior republicana, y ha sido retomado por varios políticos durante el encuentro en Dayton. Actualmente, solo 11 de los 32 miembros superan el umbral del 2% del PIB en gasto militar fijado por la OTAN, una cifra que preocupa a Washington.

El debate ahora gira en torno a si la OTAN debe continuar enfocándose en lo militar o ampliar su marco para abordar ciberseguridad, pandemias y respuestas ante desastres naturales—temas que recientemente han puesto a prueba a entidades como FEMA en EE. UU.

El desafío de mantener la unidad en tiempos divisivos

La OTAN también enfrenta divisiones internas. A pesar de los logros diplomáticos, aún persisten enfrentamientos entre miembros por la política exterior (particularmente con Turquía), los compromisos financieros y la autonomía estratégica europea. Mientras algunos países buscan una Europa más independiente de EE. UU., otros, especialmente del este, insisten en mantener el paraguas militar estadounidense.

Durante la sesión bajo el título “Objetivos de Mañana”, se discutió sobre los pasos futuros: desde ampliar la membresía de los Balcanes, hasta reformar estructuras de mando y crear unidades conjuntas especializadas en inteligencia artificial y defensa espacial.

Conclusión no declarada: el futuro de la multidiplomacia armada

Lo discutido en Dayton apunta a una conclusión clara aunque no oficializada: la OTAN seguirá vigente en tanto el mundo sea incierto. Su capacidad de adaptarse y mantener cohesión entre sus miembros será lo que determine su longevidad. El recuerdo de Dayton y lo que la alianza logró hace 30 años sigue siendo una prueba viva de que el multilateralismo —aunque imperfecto— es preferible a la guerra.

Resulta irónico y profundamente simbólico que en una época marcada por guerras en Gaza, Sudán, Ucrania e incertidumbre global, líderes que una vez se enfrentaron con armas ahora se sienten a hablar. Y lo hacen en Dayton, nuevamente.

La historia nos recuerda que negociar —aunque sea complicado, lento e incompleto— siempre es mejor que disparar. Y mientras eso sea así, la OTAN, con todas sus contradicciones, sigue siendo el espacio diplomático y militar más importante del planeta.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press