El colapso de la diplomacia en Ucrania: drones, misiles y una guerra cada vez más salvaje

Mientras Rusia lanza el mayor ataque aéreo del conflicto, Trump lanza acusaciones y Ucrania intercambia prisioneros en medio de los escombros de la diplomacia

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Una nueva escala en la guerra: más de 350 drones sobre Ucrania

La madrugada del pasado domingo marcó un punto crítico en la guerra entre Rusia y Ucrania, cuando el gobierno de Kyiv reportó el mayor ataque con drones desde que comenzó la invasión rusa hace más de tres años. Según el comandante de comunicaciones de la fuerza aérea ucraniana, Yuriy Ihnat, Rusia lanzó 355 drones kamikazes sobre Ucrania, acompañados de nueve misiles de crucero.

Aunque las cifras no han sido verificadas de forma independiente, las consecuencias del ataque fueron palpables: múltiples heridas en civiles, cortes masivos de energía, caos en infraestructuras críticas y un ambiente psicológico cada vez más tenso. Las sirenas de ataque aéreo no cesaron durante horas. En la noche del sábado, Kyiv sufrió otro asalto, descrito como la mayor agresión aérea del conflicto hasta ese momento —una ofensiva que incluyó 69 misiles de distintos tipos y 298 drones.

La respuesta internacional: de la condena a la impotencia

Mientras el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy sigue pidiendo apoyo militar y ayuda humanitaria, los esfuerzos por parte de Estados Unidos y sus aliados europeos por calmar las aguas diplomáticamente parecen cada vez más inútiles. Las negociaciones para instalar un alto al fuego mostraron nulos avances y, en palabras del propio gobierno estadounidense, "poco espacio para conseguir una solución duradera".

En este contexto, sobresalen las declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump, quien, visiblemente frustrado, acusó al líder ruso Vladimir Putin de haber perdido el juicio.

“Siempre he tenido una buena relación con Putin, pero algo le pasó. ¡Se ha vuelto absolutamente loco!”, escribió Trump en redes sociales.

Trump también advirtió que si el Kremlin sigue insistiendo en su plan de conquistar Ucrania en su totalidad, eso “conducirá al colapso de Rusia”. Además, apuntó críticas a Zelenskyy, argumentando que su actitud no favorece a la causa ucraniana en el plano internacional.

¿Por qué ahora? El simbolismo detrás del ataque masivo

Los analistas aseguran que estos ataques a gran escala no son simples demostraciones de fuerza: son mensajes calculados. Rusia ha intensificado sus operaciones aéreas al mismo tiempo que se lleva a cabo una serie de intercambios masivos de prisioneros, lo que representa una dualidad brutal entre guerra y diplomacia.

Entre el viernes y el domingo, Rusia y Ucrania intercambiaron más de 1,000 personas —prisioneros de guerra y civiles detenidos—. El último canje fue de 303 soldados de cada lado, en lo que expertos internacionales identifican como el gesto diplomático más tangible de los últimos meses.

Este intercambio fue producto de las difíciles negociaciones en Estambul, la primera ronda de conversaciones cara a cara en mucho tiempo entre ambas partes. Sin embargo, más allá del humanismo de los canjes, la escalada bélica los opaca rápidamente.

Putin “loco” y Zelenskyy “provocador”: la narrativa de Trump

Trump, en una serie de publicaciones llamativas en redes sociales, no solo calificó a Putin de “loco” sino que también criticó la postura de Zelenskyy, tildándola de poco estratégica y poco diplomática.

“Está matando a gente inocente sin razón alguna. Dispara misiles y drones a ciudades enteras”, escribió el exmandatario estadounidense al referirse a Putin. Pero luego añadió: “Zelenskyy tampoco está ayudando a su país con la manera en que habla”.

La relación entre Trump y Putin había sido, en términos generales, una de respeto y entendimiento mutuo. Pero estos recientes comentarios marcan un punto de quiebre, o al menos una estrategia política del expresidente para presentarse como crítico de ambos bandos, posiblemente buscando reposicionarse como mediador clave en futuros procesos de paz.

¿Qué tan peligroso es este nuevo modelo de guerra aérea?

El uso masivo de drones de ataque, también conocidos como “drones suicidas”, refleja un cambio importante en las tácticas militares rusas. Estos dispositivos no tripulados del tipo Shahed, de tecnología iraní adaptada por Moscú, tienen la capacidad de sobrevolar grandes distancias y descargar explosivos directamente en objetivos civiles o militares.

Según el CSIS (Center for Strategic and International Studies), Rusia ha desplegado más de 3,000 drones durante la invasión, y su eficiencia en términos de costo-beneficio ha sido una preocupación clave para los expertos occidentales. No se trata solo del daño físico, sino del efecto psicológico en la población ucraniana, que vive bajo una amenaza constante.

Por tanto, esta evolución del conflicto evidencia la guerra tecnológicamente asimétrica, donde Rusia apuesta por cantidad y saturación aérea para desgastar la resistencia ucraniana.

El dilema de la ayuda internacional

Aunque países como Estados Unidos, Alemania y Reino Unido han destinado más de $100,000 millones en ayuda militar y económica a Ucrania desde que comenzó la guerra, la constante escalada rusa hace que cada mes parezca más inútil tal asistencia.

Además, algunos sectores políticos dentro de EE. UU., incluyendo figuras republicanas cercanas a Trump, comienzan a denunciar un "cheque en blanco" para Ucrania sin resultados concretos ni planes de salida del conflicto.

Ese desgaste diplomático, tanto público como tras bambalinas, refuerza la idea de que sin un cambio de estrategia, la guerra se prolongará por años.

¿Se agotó el camino hacia la paz?

Las cifras de muertos y heridos en ambos bandos superan ya los 500,000 entre militares y civiles. El desplazamiento forzoso de más de 8 millones de ucranianos hacia Europa y otras regiones representa la mayor crisis migratoria desde la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, ni Moscú ni Kyiv parecen interesados en aceptar concesiones que puedan propiciar un alto el fuego.

Putin ha dejado claro que ve a Ucrania como parte estratégica de la esfera de influencia rusa, mientras que Zelenskyy reafirma su derecho soberano a derribar los intentos imperialistas. Ambos discursos son irreconciliables en lo inmediato, y si bien hay intercambios de prisioneros y foros diplomáticos intermitentes, todos los indicios apuntan a una guerra que entrará en una nueva fase más cruel y tecnológicamente avanzada.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press