Asia y el nuevo tablero geopolítico: del Pacífico al dopaje olímpico

Tensiones militares, diplomacia nuclear y cuestionamientos al deporte limpio redefinen el panorama estratégico en Asia

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China, Japón y la pesca que une y divide

En un giro inesperado y diplomáticamente significativo, China ha decidido reanudar las importaciones de productos del mar japoneses, una decisión que marca un cambio drástico respecto a su postura de 2023, cuando impuso un veto tras la liberación de aguas tratadas de la planta nuclear de Fukushima Daiichi. El levantamiento del embargo, anunciado por el Ministro de Agricultura japonés, Shinjiro Koizumi, representa mucho más que relaciones comerciales: se trata de un gesto político que busca bajar la temperatura en un contexto asiático volátil.

Fukushima fue el epicentro del desastre nuclear de 2011, cuando un terremoto seguido por un tsunami devastador provocó la fusión de tres reactores. Desde entonces, Japón ha enfrentado difíciles decisiones respecto al tratamiento y liberación del agua contaminada acumulada. En 2023, Tokio comenzó a verter esta agua —tras ser tratada y diluida— al océano, basándose en la aprobación de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA). Sin embargo, la desconfianza china fue inmediata, temiendo que esto afectara su pesca en el este del país.

La rehabilitación diplomática parece haber encontrado un punto de partida con la cooperación científica. Beijing ha manifestado que permitirá el ingreso de sus expertos a misiones de muestreo como parte del programa supervisado por la IAEA. Un avance, sin duda, pero que se enmarca en aguas geopolíticas aún turbulentas.

Shangri-La: El escenario asiático entre la paz tensa y la guerra posible

Simultáneamente, la región se ve sacudida por intensas discusiones de seguridad durante el foro anual de defensa en Singapur —el Shangri-La Dialogue—, en el que líderes como Emmanuel Macron y el Secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, delinean la estrategia frente a una China cada vez más proactiva militarmente y los efectos colaterales de la guerra en Ucrania.

En la cumbre del año, Macron apeló a la defensa del orden internacional basado en reglas frente al auge de potencias revisionistas. Francia, con sus territorios en el Pacífico —desde Nueva Caledonia hasta la Polinesia—, no es ajena a los movimientos militaristas de Beijing. Ha desplegado incluso un grupo de ataque naval para reafirmar su presencia.

Por su parte, Estados Unidos mantiene una línea de disuasión clara: asegura que no busca conflicto, pero no dudará en proteger a Taiwán, isla democrática que China reclama como parte de su soberanía. El hecho de que China haya optado por una delegación de bajo perfil durante esta edición del foro genera inquietud en Washington, interpretado como un enfriamiento deliberado del diálogo militar bilateral.

El mensaje estadounidense fue claro. Como dijo Hegseth antes de abordar su avión rumbo a Singapur: “No buscamos conflicto con nadie, incluyendo a los comunistas chinos. Pero defenderemos nuestros intereses”.

Conflictos latentes: del Mar del Sur de China a las fronteras internas

La tensión entre Estados Unidos y China también se manifiesta en el Mar del Sur de China, región estratégica que Beijing reclama casi en su totalidad pese a los reclamos de Filipinas, Vietnam y otras naciones. En marzo, la visita del secretario Hegseth a Manila coincidió con crecientes enfrentamientos en estas aguas. Washington intenta tranquilizar a sus aliados regionales sobre su compromiso para mantener un Indo-Pacífico libre y abierto.

Más allá del Taipei-Beijing-Washington, Asia exhibe otras fracturas: la guerra civil en Myanmar, los escarceos fronterizos entre Tailandia y Camboya y, más alarmante, uno de los choques más serios recientemente entre India y Pakistán, potencias nucleares que intercambiaron fuego en la frontera matando a decenas, antes de alcanzar una tregua.

El clima general, como lo describió el Ministerio de Defensa francés, es un camino minado entre el diálogo y la disuasión.

WADA y las sombras del dopaje: ¿justicia o simulacro?

Mientras el mundo geopolítico arde al este, otra institución crucial atraviesa una crisis de legitimidad: la Agencia Mundial Antidopaje (WADA, por sus siglas en inglés). Esta semana, su presidente, Witold Banka, y la vicepresidenta, la ex patinadora china Yang Yang, fueron reelegidos para un tercer periodo que se extiende hasta 2028.

Esto no debería llamar la atención... si no fuera por la fuerte oposición de múltiples voces que acusan que la reforma prometida tras el escándalo de dopaje ruso fue "una estafa total", en palabras de la Agencia Antidopaje de EE.UU. (USADA). Esta reelección ha sido tachada de antidemocrática, pues el proceso exige apoyos prácticamente imposibles de conseguir para cualquier outsider.

“El hecho de que necesites cartas de respaldo de otros miembros de la junta para aspirar a un cargo ‘independiente’ es ridículo”, dijo el triatleta olímpico Chiel Warners al medio alemán ARD. “El sistema excluye de raíz a cualquier disidente.”

China, dopaje y diplomacia deportiva

China vuelve a aparecer en escena. En los últimos meses, se ha visto envuelta en una controversia por el caso de 23 nadadores chinos que dieron positivo por posibles contaminantes. WADA, en vez de intervenir de inmediato, permitió que el caso fuese manejado por la agencia nacional china, que excusó los resultados como producto de alimentos contaminados. Esto ha ampliado las dudas sobre la imparcialidad de WADA.

El gobierno estadounidense ha decidido retener una contribución anual de 3.6 millones de dólares a WADA hasta que haya reformas reales. Rahul Gupta, exzar antidrogas de EE.UU., declaró: “WADA debe tomar acciones concretas para restaurar la confianza y garantizar a los atletas un sistema limpio y justo.”

El deporte, lejos de ser un terreno neutral, revela aquí su conexión directa con las mismas tensiones geopolíticas que dominan el Pacífico.

Asia: la pieza clave del nuevo orden global

Todo esto, desde las aguas de Fukushima hasta el horizonte nuclear entre India y Pakistán, pasando por el Mar del Sur de China y el centro antidopaje mundial, nos muestra la creciente interdependencia de los factores estratégicos. Asia ya no es —si es que alguna vez lo fue— simplemente un continente lejano o exótico. Es el epicentro de desafíos globales donde confluyen ecología, seguridad, tecnología militar y deporte.

Como dijo el sociólogo Ulrich Beck: “Vivimos una era de riesgos globales, donde los problemas no entienden de fronteras nacionales”. Y en Asia, esos riesgos —y también sus respuestas— se están tejiendo en tiempo real.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press